El G-20 impulsó más regulaciones
Acordó mejorar los controles sobre los mercados internacionales y coordinar los esfuerzos para evitar una nueva debacle mundial
WASHINGTON.- Urgidos por una crisis cuyo final aún se desconoce, los líderes del G-20, que agrupa a las siete mayores potencias y a países emergentes, se comprometieron ayer a ampliar sus esfuerzos para contener la debacle financiera, mejorar los controles sobre los mercados internacionales y coordinar sus esfuerzos para revitalizar la economía global. Pero aclararon que será a través de medidas adoptadas desde sus países respectivos, mientras se busca un consenso para un marco más amplio.
"Debemos poner las bases para la reforma que ayude a asegurar que una crisis global como ésta no vuelva a ocurrir", expusieron los gobernantes en el comunicado final, en el que esbozaron la idea de posibles "colegios supervisores" -es decir, reguladores financieros- que vigilen los mercados.
La incógnita que quedó abierta tras el cierre de la cumbre es, sin embargo, cómo se afrontará la actual crisis, para lo cual los líderes sólo se comprometieron a tomar medidas similares, pero que "se consideren apropiadas" en sus respectivos países.
Esa ventana abierta a la discrecionalidad de cada gobierno postergó una vez más un consenso sobre el desequilibrio que el tipo controlado de cambio chino genera en otras economías, como la norteamericana, o cómo resolver los subsidios y otras políticas comerciales que perjudican a la Argentina, Brasil y otros países exportadores.
Aun así, la cumbre implicó un avance notable, en la cual países muy diferentes subscribieron su "creencia compartida en los principios de mercado, el libre comercio y los sistemas de inversión, y en mercados financieros regulados eficazmente para promover el dinamismo, la innovación y la iniciativa empresarial, que son esenciales para el crecimiento económico, el empleo y la reducción de la pobreza", según su texto final.
Los asistentes a la cumbre rechazaron el proteccionismo y coincidieron en renunciar a establecer en los próximos 12 meses "nuevas barreras a la inversión y al comercio de bienes y servicios". También se comprometieron a adoptar varias reformas antes del 31 de marzo y a colaborar para vigorizar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial. La premisa es que ambos organismos cuenten con las herramientas -y fondos- necesarias para ayudar a los países en problemas.
La cumbre dejó en claro que no será el presidente George W. Bush, sino su sucesor, Barack Obama, quien deberá empujar y consensuar la agenda trazada ayer por el G-20, ya que el próximo encuentro se agendó para el 30 de abril, cuando cumplirá 101 días de mandato. Para entonces, los ministros de Economía del G-20 deberán haber plasmado en normas concretas las recomendaciones sobre mejores estándares de contabilidad, controles más eficientes de los mercados de derivados o cotas a los salarios de los grandes ejecutivos.
Primer paso
"Una reunión no va a resolver los problemas del mundo", reconoció Bush, que, sin embargo, la definió como el primer paso para afrontar la crisis -la peor de las últimas décadas- y "hacer que resulte que sea menos probable que ocurra en el futuro".
"Nuestro sistema de regulación proviene del siglo XX", apuntó.
En las próximas horas se sabrá, no obstante, cómo reaccionarán los mercados bursátiles. En particular, después de que muchos analistas y funcionarios elevaron las expectativas sobre la cumbre hasta definirla la "Bretton Woods II", en alusión a la arquitectura financiera internacional que tomó forma sobre el final de la Segunda Guerra Mundial y que rige hasta hoy. Pero las expectativas menguaron cuando Obama anunció que no asistiría.
Para el director del Grupo de Investigaciones del G-20 en la Universidad de Toronto, John Kirton, los mercados reaccionarán de buen grado. "Se trata de un compromiso firmado por los líderes de geografías, culturas y religiones muy distintas", dijo a LA NACION. El único punto flojo para Kirton es que los países no comprometieron fondos propios. "No vimos dólares sobre la mesa", explicó, "pero a cambio, vimos compromisos antiproteccionistas que pueden beneficiar a la Argentina o a Canadá", afirmó. Hasta anoche, sólo el primer ministro japonés, Taro Aso, se responsabilizó a girar US$ 100.000 millones para las arcas del FMI.
En contraste, para el mandatario francés, Nicolas Sarkozy, la cumbre representó un pequeño triunfo. Fue él quien bregó por convocarla y quien más abogó por imponer nuevos y mayores controles regulatorios, acompañado por el primer ministro inglés, Gordon Brown, y Angela Merkel.
La canciller alemana celebró que a partir de ahora no podrá haber "más puntos ciegos" en los mercados internacionales, aun cuando The New York Times la definió una de las figuras con más problemas económicos, junto con el ruso Dmitri Medvedev y la argentina Cristina Fernández de Kirchner, cuyo anuncio de nacionalización de los fondos de pensión la enfrentó "con los inversores extranjeros que están sacando su dinero del país", señaló el diario.
Puntos principales
- La reforma Se reforzará la cooperación para restaurar el crecimiento global y reformar los sistemas financieros mundiales.
- Regulación Se fortalecerá la regulación, supervisión y manejo de riesgos, y garantizará que todos los mercados y actores financieros sean regulados o estén sometidos a supervisión.
- Estímulo Se utilizarán medidas presupuestarias para estimular la demanda interna.
- Vigilancia Se vigilarán las agencias calificadoras de riesgos y reglamentarán más estrictamente los "hedge-funds".
- Barreras Se rechaza el proteccionismo. No se levantarán nuevas barreras a la inversión y al comercio en los próximos 12 meses.
- Pobreza El mercado, correctamente reglamentado, favorece el espíritu de empresa, indispensable para reducir la pobreza.
- FMI El organismo debe ser reformado para dar mayor cabida a los países emergentes.
La Presidenta forzó una segunda foto
Cristina Kirchner llegó tarde a la fotografía oficial de la cumbre, por lo que tuvo que repetirse la toma. Una vez que todos los mandatarios habían posado y se disponían a continuar con sus actividades, apareció la presidenta argentina, que pidió disculpas por la tardanza. Algunos de los gobernantes reaccionaron con risas; otros, con fastidio. Pero todos volvieron a sus posiciones para que se pueda tomar otra foto. Esta vez, con Cristina Kirchner.
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