El médico argentino que lo operó no pierde las esperanzas
"Con Sharon trabajamos entre la espada y la pared", dijo Cohen
"Todavía creemos que existen posibilidades de que Ariel Sharon supere la difícil situación en la que se encuentra. No tenemos ningún indicio concreto que nos haga pensar que no podrá hacerlo."
Las palabras expresadas a LA NACION, que conservan un tinte optimista pese a los malos pronósticos generalizados, adquieren doble significación, ya que pertenecen al neurocirujano argentino José Cohen, integrante del equipo que operó de urgencia a Sharon anteanoche en el hospital Hadassah Elin Karem, al igual que otro especialista argentino, el doctor Félix Umansky.
El ataque cerebral que sufrió Sharon fue imprevisto, aunque, según reconoce el especialista, "no del todo inesperado, ya que todo paciente con antecedentes de ataque cerebrovascular está en riesgo de padecer otro en el corto a mediano plazo".
Hace 20 días, el pasado 17 de diciembre, el premier israelí tuvo lo que se conoce como una isquemia cerebral pequeña. ¿Qué sucedió?
Se cree que una vieja lesión en el corazón le provocó un coágulo, que comenzó un viaje silencioso rumbo al cerebro. Al llegar allí, el coágulo tapó una arteria, impidiendo que el cerebro recibiera en forma fluida el vital oxígeno -transportado por la sangre- para seguir funcionando.
Este cuadro, que en general tiene buen pronóstico, Sharon lo superó rápidamente. Los médicos se dedicaron a disolver el coágulo cerebral y resolvieron que en los días siguientes se le realizaría una intervención cardíaca al premier para solucionar la malformación en su corazón (un pequeño orificio de uno a dos milímetros de diámetro).
No iba a ser lo que se llama una operación a corazón abierto, sino una intervención menos cruenta: se inserta un catéter desde un brazo o una pierna para llegar hasta el corazón por una vena o arteria, en donde se cierra el orificio mediante técnicas especiales.
Sus médicos decidieron una terapia habitual en estos casos. Le suministraron un anticoagulante llamado enoxoparina para evitar otro episodio similar -es decir, la formación de otro coágulo- hasta el día de la operación, que estaba prevista para ayer.
Y aquí se llega a un punto polémico, ya que médicos consultados por las agencias noticiosas alrededor del mundo sostuvieron que la gravedad del cuadro que sufrió Sharon anteayer fue mucho mayor por culpa de los anticoagulantes. ¿Por qué?
Porque durante la noche del miércoles estalló una arteria en el cerebro de Sharon, que le provocó una hemorragia. La sangre, disminuida en su posibilidad de coagular debido al medicamento, comenzó a manar sin freno hasta llevarlo al borde de la muerte.
Sin embargo, Cohen defiende la decisión del equipo al que pertenece: "Siempre que uno receta medicación, y en especial aquella asociada a los ataques cerebrovasculares, sabe que hay un delicado equilibrio entre el beneficio y el perjuicio para el paciente. Trabajamos entre la espada y la pared. Pero el tratamiento indicado era con anticoagulantes. Así que no es criticable", explicó el médico rosarino, de 39 años, que vive en Israel desde hace cinco.
El especialista subrayó que el premier israelí no es un paciente típico. "Por empezar, no hay dos pacientes iguales -dijo-. En el caso de Sharon hay que considerar su obesidad, el problema cardíaco y la hipertensión, además de su trabajo, que conlleva mucho estrés."
Y sostuvo que el desenlace del cuadro -para bien o para mal- se producirá muy pronto.
"En general, en estos casos se trata de cuestión de horas para saber si avanzará en una u otra dirección."
¿Fue Ariel Sharon el paciente más importante que atendió el médico argentino hasta el momento? "Nosotros recibimos pacientes importantes, del calibre de Sharon, provenientes de todo el mundo. Pero no le puedo dar nombres por cuestiones éticas", concluyó.