El fin de la tregua. El miedo vuelve a apoderarse de España
Se teme un nuevo atentado de ETA
MADRID.- Vestido de negro y con expresión sombría apareció el presidente José Luis Rodríguez Zapatero para asegurar, justamente, que la sociedad española "es fuerte y no cederá a la amenaza" que implica la decisión del grupo terrorista ETA de romper su tregua de quince meses.
Pero el país está en alerta desde hace horas, preparado para un atentado en cualquier momento. La línea se cruzó a la medianoche española, cuando expiró el último segundo de lo que apenas quedaba del llamado "alto el fuego permanente", esa dudosa tregua en la que Zapatero alimentó la ambición rota de una paz definitiva con los separatistas. Desde las oficinas del Ministerio de Interior se relanzaron las viejas consignas para vivir con el miedo. Entre ellas, la práctica de voltear de golpe para mirar quién viene atrás, revisar si hay bomba en el auto antes de encender el motor y no hacer siempre la misma ruta. Y pedir escolta, que -por cierto- no hay para todos.
En tono discreto, pero firme, la recomendación fue más encarecida a los nuevos dirigentes que, sin experiencia de amenaza terrorista, acaban de ser consagrados en las recientes elecciones municipales del pasado 27. Y que asumirán en 10 días.
El gobierno no ahorró gestos de preocupación. A las 21, Rodríguez Zapatero convocó a una reunión con fuerzas de seguridad y de la lucha antiterrorista en su despacho. Y para eso canceló abruptamente una entrevista televisiva anunciada por la cadena oficial para informar sobre el nuevo escenario.
Según pudo saber LA NACION, la lectura policial es que "en cualquier momento" puede producirse una nueva ola de atentados. La nueva alerta viene agudizada por el agravante incierto incluido por ETA de abrir acciones "en todos los frentes", dato que por primera vez incluye en sus comunicados. Y que en medio de la lucha antiterrorista se atribuyó a un perfil aún más virulento de la organización.
"Yo he hecho todo lo posible por lograr la paz. Pero ETA vuelve a equivocarse", había dicho Rodríguez Zapatero a media mañana, cuando, tras horas de reflexión, leyó en tono solemne un comunicado en el que certificó la ruptura de la tregua.
Aunque no lo había puesto por escrito, en rigor, el grupo terrorista la había roto en diciembre pasado, cuando mató a dos inmigrantes ecuatorianos al volar de un bombazo parte del nuevo aeropuerto de Barajas.
"La fuerza de la democracia siempre vencerá al delirio totalitario", añadió el líder socialista, mientras su gobierno se veía forzado a recomendar a potenciales blancos preferenciales de la banda el retorno a las viejas normas de supervivencia. El presidente no aceptó ninguna pregunta de la prensa.
En lo operativo, entre las primeras medidas figuraron el refuerzo de la seguridad en lugares públicos y un entrenamiento antiterrorista para policías. La policía regional vasca, en tanto, expresó inquietud por la condición de amenaza perpetua en que volvió a trabajar.
Ayer, se daba como muy probable un retorno al escenario de verano con atentados, al que ETA se mostró muy afecta, como medio para golpear el pilar económico que para la economía del país representa la industria del turismo. Según sus informes, la banda tendría a disposición "entre 30 y 100 militantes" en condiciones de cometer atentados. Y, sobre todo, los medios logísticos como para llevarlos a cabo: dinero, armas y explosivos. A eso habría que sumar unas 300 personas en distintas ramas de su estructura.
La tregua no la ha debilitado. "Está en excelentes condiciones para montar una amenaza constante en todo el país y cuenta con varios comandos", según dijo una fuente a LA NACION. De hecho, se precisó que en estos quince meses su "aparato logístico" -el que procura los medios técnicos para atentar- "se ha movido mucho".
En lo político, el país seguía anoche sin un frente común de los grandes partidos ante la amenaza. "Pido respaldo y tengo la esperanza de que sea unánime", dijo Zapatero, en clara señal a la oposición mayoritaria de derecha que representa el Partido Popular (PP).
Pero Mariano Rajoy, el líder del PP, contestó que así, no. Y puso condiciones. "El presidente tendrá mi apoyo si rectifica. Le exijo al gobierno claridad, certidumbre, seguridad y ningún tipo de ambigüedad en el sentido de que no habrá ningún tipo de negociación con los terroristas", enumeró el jefe opositor. Sin embargo, hay expectativa a la vista. Los dos líderes acordaron reunirse a puertas cerradas para analizar el nuevo escenario, aunque, eso sí, no parecieron poner urgencia al asunto: el difícil encuentro entre Zapatero y Rajoy está pautado para el próximo lunes.
Mientras tanto, el gobierno de Zapatero produjo ya su primera señal de dureza frente al nacionalismo radical. Ayer se encargó de hacer saber que no habrá concesiones para el preso etarra Juan Ignacio de Juana Chaos, condenado por una veintena de muertes en atentado y que consiguió beneficios carcelarios mediante una huelga de hambre.
La reestructuración
Algo más pareció cambiar en la mañana. En las primeras reacciones populares se detectó, además del enojo contra la banda, cierta desconfianza hacia el manejo que el gobierno socialista hizo de su fallida negociación con ETA y a la evidencia creciente de que estaba al tanto de informes policiales que prevenían sobre su reestructuración.
Con excepción de las fuerzas cercanas a la banda terrorista, el resto de los partidos pusieron énfasis en la necesidad de un frente común. "Seamos capaces de unirnos", llamó el líder parlamentario del nacionalismo catalán, José Antonio Durán y Lleida.
De quien anoche no había señales era del presidente del gobierno regional vasco, el lehendakari Juan José Ibarretxe. Su oficina de prensa se inclinó por afirmar que "ETA está más sola que nunca". Tampoco se oyó condena alguna en las filas de Acción Nacionalista Vasca (ANV), partido político cercano a ETA y cuyo acceso a la vida política -y a los fondos consecuentes- acaba de ser facilitado por el gobierno.
Desde Batasuna, la otra fuerza cercana al separatismo, volvieron a decir que la culpa la tiene el gobierno. Sin sombra de autocrítica, Arnaldo Otegi, su vocero y el hombre en el que las autoridades confiaron para apaciguar a ETA, se abstuvo de toda condena.
Y ni una palabra contra la violencia y la muerte que ETA vuelve a prometer. A lo largo de sus 40 años, ETA ha producido cinco treguas de distinta duración. Ha matado a más de 900 personas y dejado heridas a varios miles.
Otras negociaciones frustradas
- MADRID (AFP).- El fin del "alto el fuego permanente" anunciado por ETA representa la tercera ocasión frustrada para acabar por la vía del diálogo con la violencia del grupo terrorista vasco, tras dos intentos, en 1989 y 1999. El primer diálogo entre el gobierno español -en ese entonces liderado por el socialista Felipe González- y la cúpula etarra se llevó a cabo en Argelia, en enero de 1989. En abril, las conversaciones se interrumpieron y los atentados continuaron. En mayo de 1999, el gobierno del conservador José María Aznar se reunió otra vez con ETA, en Zurich, Suiza, pero los contactos tampoco prosperaron.
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