El Oeste, el sueño de los que emigran
VARSOVIA (De una enviada especial).- Durante años, muchos llamaron a la ciudad de Lodz, al sudoeste de Varsovia, el "Hollywood de Europa del Este", porque en su escuela de cine empezaron directores de la talla de Roman Polanski o Andrezj Wajda.
Pero, sin quererlo, la ampliación de la Unión Europea acaba de darle un nuevo motivo: fue allí donde -literalmente- miles de polacos desencantados con el fruto inmediato de ese histórico paso hicieron cola para obtener un empleo de segunda ofrecido por una firma británica de reclutadores.
"Más que una película, esto es la realidad", dijo Marcin, uno de los jóvenes que aceptaron "felices" la propuesta para trabajar como mozo en una pizzería de Londres, donde ganará tres veces más que como constructor en Polonia, donde, por cierto, su paga no era mala: 600 euros al mes.
"Si te las ingeniás, en Londres podés hacer buena diferencia en pocos años", dijo. Al igual que su compañero, Lukas, parte en pocos días. La oferta les permite trabajar en Gran Bretaña, pero no acceder a beneficios sociales si se quedan sin trabajo, explicaron.
Las colas de la "feria de trabajo" que se montó en la meca del cine -y del sueño- polaco fue comentario en la prensa local. Y reflejó el movimiento incesante de inmigrantes en esta parte del planeta: los vecinos del Este quieren llegar a Polonia. Los de Polonia quieren moverse más al Oeste. Los que ya están en el Oeste temen la llegada de "avalanchas de trabajadores" (sic) del Este. Y la cadena sigue.
Justamente para evitar esa entrada masiva de mano de obra, trece de los quince socios actuales de la Unión Europea pusieron trabas que impiden la inmigración de buscadores de empleo desde el Este cuando menos por dos años, que pueden extenderse a siete.
Los futuros socios denunciaron esa "falta de solidaridad" de sus pares. Pero, mientras tanto, fronteras adentro, miles y miles de ciudadanos esperan de ellos el reconocimiento de derechos que reclaman desde hace años. Según informes de Bruselas, tal es la situación de miles y miles de gitanos en Eslovenia, Eslovaquia y Hungría. O de ciudadanos de ex repúblicas yugoslavas que fueron literalmente "borrados" de los registros de Eslovenia. O los rusos a los que Letonia niega derechos con una legislación avalada por su Parlamento.
De todo eso se habló en las colas de inmigrantes de Lodz. Su esperanza era que esta vez la película terminara bien. Aunque ellos no estuvieran ya en el cine.
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