El papa Francisco reveló qué le diría a su sucesor y cómo enfrenta las resistencias en la Iglesia
Dio una entrevista al director de la oficina de comunicación de la Provincia de China de la Compañía de Jesús; confirmó su deseo de viajar a China
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ROMA.- ¿Qué le diría a su sucesor, es decir al próximo ocupante del trono de Pedro? “Que rece… Porque ya el Señor habla en la oración”. Así, en forma simple y directa, respondió Francisco a una de las 16 preguntas que le planteó el padre jesuita Pedro Chia, director de la oficina de comunicación de la Provincia de China de la Compañía de Jesús, en una entrevista en la que trató muchos otros temas, entre ellos cómo maneja el estrés de ser papa, realizada el 24 de mayo pasado y difundida este viernes por el Vaticano.
Durante el ping-pong -que fue en español y fue filmado en la biblioteca del Palacio Apostólico- el Papa, de 87 años, se mostró en buena forma. Consultado sobre cómo afronta el estrés, los problemas dentro de la Iglesia, las críticas, las resistencias y la oposición, como en otras oportunidades, se mostró muy sereno. “Las críticas siempre ayudan. Aunque no sean constructivas, ayudan siempre, porque lo hacen a uno reflexionar sobre su modo… de actuar. Y después, me ayudan mucho las consultas. Consultar, escuchar”, dijo.
“¿Cómo afronto las resistencias? Bueno, a veces hay que esperar, aguantar… Y muchas veces corregirse uno mismo. Porque detrás de una resistencia puede haber una crítica buena, ¿no? Y también con dolor a veces, porque las resistencias, como suceden en estos momentos, no son sólo contra mi persona, son contra la Iglesia. Por ejemplo, hay un grupo -poca gente- que solamente reconocen hasta Pío XII, los papas después ya no”, precisó.
Francisco aseguró, por otro lado, que “no hay nada extraordinario” en cómo logra todos los días hacer muchísimas cosas, desde recibir invitados de todo el mundo, a pronunciar discursos ante diferentes grupos y participar en actividades pastorales. Y dio la receta de cómo hace: “Llevando una vida ordenada, se pueden hacer las cosas. A la mañana recibo gente acá [en la biblioteca del Palacio Apostólico], a la tarde, algunas veces allá [en la residencia de Santa Marta]”. También subrayó “una buena relación con los jefes de dicasterio” y la importancia de “saber delegar”.
“Si uno quiere hacerlo todo uno, la cosa no funciona”, sentenció.
Al ser consultado sobre su secreto de la gestión del tiempo, el Papa dijo: “No tengo secretos y hago lo que tengo que hacer ayudado de todos. Todo es colaborando, escuchando”.
Ante otra consulta, el exarzobispo de Buenos Aires admitió haber tenido crisis durante su vida religiosa como jesuita. “¡Por supuesto! ¡Sino no sería humano!”, respondió. “Y las crisis siempre hay que superarlas con dos cosas. Primero, de una crisis se sale para arriba, como de un laberinto. La crisis de alguna manera es como un laberinto, que vos caminás, caminás, pero no terminás de salir. Se sale para arriba. Y segundo, no se sale nunca solo. Se sale ayudado o acompañado. Dejarse ayudar es una cosa muy importante”, dijo.
Durante la entrevista, el exarzobispo de Buenos Aires ostentó su clásico humor porteño. Cuando al principio el padre Chia le preguntó cómo estaba, el Papa, que desde que tuvo problemas de salud suele contestar “vivo”, respondió “sentado”, riendo, para luego destacar que está “bien”. Cuando lo interrogó sobre qué le diría a un joven que está pensando en hacerse jesuita, en tanto, respondió: “¡Que se haga dominico!”, dijo entre risas, para luego contestar en serio.
Al responder una pregunta sobre cuál fue el mayor desafío del papado, como en otras oportunidades, destacó la importancia del sentido del humor. “Hubo desafíos fuertes. Por ejemplo, el de la pandemia, que fue un desafío tremendo. Y los actuales desafíos de la guerra. La guerra en Ucrania, la guerra en Myanmar, la guerra en Palestina. Yo siempre trato de resolverlos con el diálogo. Y cuando no resulta con la paciencia. Y siempre en el sentido de humor. Me ayuda mucho la oración de San Tomás Moro, pidiendo el sentido del humor. Esa oración la rezo desde hace más de 40 años todos los días: ‘Dáme Señor el sentido del humor’”, afirmó.
El Papa confirmó, además, su ya expresado fuerte deseo de viajar algún día a China, gigante comunista con el que el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas, pero con quien, en septiembre de 2018, selló un controvertido acuerdo sobre la delicada cuestión de la designación de obispos. “¡Tengo ganas, sí!”, exclamó. Si ese sueño se hiciera realidad, aseguró que viajaría al santuario de la Virgen de Sheshan, que se encuentra en las afueras de la ciudad de Shanghái y cuya imagen tiene en su residencia de Santa Marta. La fiesta de la Virgen de Sheshan se celebra el 24 de mayo, día en que concedió esta entrevista.
De ir a China, el Papa se reuniría “con los obispos ciertamente, y con el Pueblo de Dios que es un pueblo fiel, que ha pasado tantas cosas y mantuvo la fidelidad”, destacó, al enviar, finalmente, un mensaje de esperanza a los católicos de China: “Pero me parece hasta tautológico dar un mensaje de esperanza a un pueblo que es maestro en esperar”, comentó Francisco. “Los chinos son maestros en la paciencia, en esperar… Ustedes tienen ‘el virus de la Esperanza’. Es una cosa muy bella”, concluyó.
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