El Papa llamó a la paz “urgente” en Siria, al llegar a Medio Oriente
Empezó su gira por Jordania, los territorios palestinos e Israel con una denuncia de los conflictos que sacuden a la región; reclamó más ayuda para los refugiados
AMMAN.– El papa Francisco empezó ayer su gira de tres días a Medio Oriente, seguramente el viaje más difícil de su pontificado , con un dramático llamado a la paz "urgente" en toda la región y, especialmente, en una Siria "lacerada por una lucha fratricida que dura ya tres años y que cosechó innumerables víctimas".
"Que prevalezcan la razón y la moderación y, con la ayuda de la comunidad internacional, que Siria reencuentre el camino de la paz. ¡Dios convierta a los violentos y a aquellos que tienen proyectos de guerra, y fortalezca los corazones y las mentes de los agentes de paz!", clamó, desde Jordania –primera etapa de su viaje a Tierra Santa –, donde fue recibido por el rey Abdullah y su familia.
El de ayer fue su llamado más enérgico a terminar con la guerra civil que ya causó más de 140.000 muertos y alimenta la inestabilidad de Medio Oriente. El Pontífice también condenó a los fabricantes y vendedores de armas, y cargó contra su responsabilidad en la persistencia de las guerras. "La paz no se puede comprar, no se vende", dijo.
El contundente llamado del Papa por Siria tuvo lugar en Betania, a orillas del río Jordán, el lugar donde Jesús fue bautizado. En este sitio venerado por los cristianos, en una iglesia aún en construcción, Francisco tuvo un conmovedor encuentro con 600 refugiados y discapacitados sirios, iraquíes, palestinos y jordanos.
Ante ellos, que lo vivaron como un héroe y le regalaron una tradicional kefia a cuadros rojos y blancos, llamó a la comunidad internacional a no dejar sola a Jordania "ante la emergencia humanitaria" por el enorme flujo de refugiados.
Francisco insistió sobre todo en que se trabaje para salir de la crisis bélica y humanitaria en Siria.
"Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y todos vuelvan a la senda de las negociaciones", clamó.
"La solución, de hecho, sólo puede venir del diálogo y de la moderación y de la compasión por quien sufre, de la búsqueda de una solución política y del sentido de responsabilidad hacia los hermanos", añadió.
Al improvisar y salirse del texto, volvió a denunciar con fuerza el comercio de armas. "La raíz del mal es el odio y la codicia del dinero, de las fábricas y de la venta de armas. ¿Quién da a los países en conflicto las armas para continuar el conflicto? ¡Tenemos que tener una palabra para esta pobre gente, estos criminales, para que se conviertan!", clamó.
Francisco, que en septiembre pasado convocó a un ayuno de oración mundial por la paz en Siria, lanzó su urgente llamado a la paz no bien aterrizó, pasado el mediodía local, en Amman, primera etapa de un complejo viaje de tres días en la región más conflictiva del planeta.
"Es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos", dijo en su primer discurso en Jordania.
Este país de 6,3 millones de habitantes, la mayoría musulmanes, hospeda a 1,3 millones de refugiados de la zona; 600.000 de ellos son sirios.
"Este país acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas de crisis, en especial, la vecina Siria, destruida por un conflicto que está durando demasiado tiempo", subrayó en el Palacio Presidencial de la capital jordana, donde fue recibido con todos los honores por el rey Abdullah y la reina Rania.
Con ellos, que ya conocían a Francisco por una visita al Vaticano, era evidente la sintonía.
"Desde que usted se convirtió en pontífice, nos hizo recordar que «pontífice» significa «constructor de puentes». Los jordanos también somos constructores de puentes", le dijo a su turno, en su discurso de bienvenida, Abdullah, que señaló las iniciativas de su reino para reafirmar "el llamado del islam a la armonía universal, a la misericordia y a la justicia" y en favor del diálogo interreligioso.
En su primer discurso, el Papa recordó su "profundo respeto y mi estima por la comunidad musulmana", el rol del rey en favor de una buena convivencia en su país y la importancia de la libertad religiosa, un "fundamental derecho humano".
Pese a que los cristianos en Jordania son minoría -el 2,2% de la población-, Francisco tuvo una cálida recepción. Amman lucía limpia y engalanada con banderitas amarillas y blancas del Vaticano y pósteres que le daban la bienvenida. Y 30.000 personas, la mayoría cristianos jordanos, pero también venidos desde países del área, lo aclamaron cuando celebró por la tarde su primera misa como papa en un país de mayoría musulmana.
"¡Viva el Baba!"
En medio de un dispositivo de seguridad que hizo que Amman pareciera una ciudad fantasma, Francisco hizo estallar una fiesta cuando llegó en papamóvil al lugar, en medio de cantos y gritos de "¡viva el Baba!". En el estadio internacional de Amman, donde tuvo lugar la ceremonia -en la que 1400 niños tomaron la comunión-, repicaron las campanas y hubo suelta de globos de todos los colores a su llegada.
"Es muy emocionante estar aquí; el Papa para nosotros es un líder espiritual muy importante", dijo a LA NACION Erwan Da'aseen, estudiante de periodismo de 25 años con el pelo cubierto por un pañuelo, de fe islámica. "En Jordania nos llevamos bien musulmanes y cristianos, y podemos compartir este evento. También había estado en la misa que hicieron Benedicto XVI y Juan Pablo II, pero Francisco me gusta más."
El Santo Padre presidió la ceremonia bajo un sol radiante, rodeado de dos fotografías gigantes de los nuevos santos, los papas Juan Pablo II y Juan XXIII. En su homilía, centrada en los efectos del Espíritu Santo, la paz volvió a ser el eje.
"La misión del Espíritu Santo es generar armonía y operar por la paz", destacó el ex arzobispo de Buenos Aires, que recordó que gracias al Espíritu Santo la humanidad es capaz de "gestos de humildad, hermandad, perdón y reconciliación".
Tras llamar a los fieles a ser "mensajeros y testigos de paz", el Papa destacó, en su homilía intercalada por cantos en italiano y en árabe, que "la paz no se puede comprar". "Es un don que hemos de buscar con paciencia y construir «artesanalmente», mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana." "El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano."
Después de pasar la noche en la Nunciatura, el Papa volará esta mañana en helicóptero de Amman a Belén, en los territorios palestinos, donde se espera que diga una palabra en favor de un Estado palestino.
Luego volará a Israel, y en Jerusalén se reunirá con el Patriarca Ecuménico Ortodoxo, Bartolomé, 50 años después de que lo hicieran Pablo VI y Atenágoras, que es, formalmente, el objetivo primario del viaje a esta zona caliente.