El escenario. El poder de los jóvenes
PARIS (De nuestra corresponsal).- La masiva participación de los estudiantes en las movilizaciones contra la reforma de la jubilación está ratificando una vez más el refrán heredado de Mayo del 68, según el cual "las universidades y los liceos públicos son pura nitroglicerina para cualquier gobierno".
Después de la movilización de ayer, marcada por violentos enfrentamientos de las fuerzas del orden con jóvenes marginales ajenos a los estudiantes, las organizaciones juveniles convocaron para mañana a una "jornada de protesta", con el objetivo de "continuar el combate contra la reforma de la jubilación".
Ese llamado se produce después de la participación inédita de los jóvenes ayer, con un récord de colegios secundarios y universidades medio paralizadas. Según la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF), 29 universidades estuvieron bloqueadas, hubo 190.000 jóvenes en las calles y 379 colegios secundarios sufrieron perturbaciones, una cifra que no tiene precedente.
Pero ¿por qué los jóvenes franceses se entrometen en una "reforma de viejos"? ¿Esa juventud que tiene tantas dificultades para proyectarse hacia el futuro inmediato habría decidido luchar para preservar el merecido descanso de la vejez? ¿Dar batalla para oponerse a dos años suplementarios de vida activa? ¿Cómo es posible que no haya comprendido los argumentos del presidente Nicolas Sarkozy cuando afirma que la reforma es para ellos, para que a los 70 años puedan cobrar la jubilación?
En realidad, los estudiantes comprenden sobre todo que su entrada en la vida activa está hoy más amenazada que nunca: "Los jóvenes reman en las galeras; los viejos están en la miseria. No queremos esa sociedad", corean una y otra vez en las manifestaciones.
Estudiantes secundarios y universitarios estiman que conservar a los adultos aún más en el mercado de trabajo los privará de los mejores empleos. Los estudios sobre esa cuestión demuestran que, de hecho, existe un "efecto de sustitución" entre adultos y jóvenes. Ese efecto se ve sin embargo ponderado por el hecho de que no se instala a un joven en un puesto de trabajo liberado por un senior y por el papel del crecimiento o de la recesión sobre la destrucción o la creación de empleos.
Pero los eslóganes lanzados en estos días por los estudiantes son evidentes: la juventud teme por su empleo del futuro. Los jóvenes europeos de hoy tienen internalizada la angustia de no encontrar trabajo. Esos adolescentes, en definitiva, son hijos de crisis sucesivas y alimentados con malas noticias.
En Francia, el número de menores de 25 años que busca trabajo desde hace por lo menos un año aumentó 72% desde 2008, según cifras de los servicios del empleo publicadas en julio. Hoy existen 109.000 jóvenes en esa situación.
Aunque mejor equipados, los diplomados tampoco están más protegidos. Las encuestas demuestran que, habiendo terminado sus estudios en junio de 2009, 25% de los egresados seguían sin trabajo en marzo pasado.
¿Qué podría haber impedido esta explosión? Probablemente nada. Cada generación necesita experimentar su rito iniciático. Bloquear su escuela secundiaria y desfilar oponiéndose al poder se ha trasformado en una ceremonia cargada de simbolismo en una sociedad que las ha perdido casi todas. Sobre todo para una juventud en la que el antisarkozismo ha echado raíces.
Desde 1986, con la llamada "reforma Devaquet" (el ministro de Educación de entonces), cada generación protagoniza un combate. En 1994 fue la lucha contra el Contrato de Inserción Profesional (CIP), propuesto por el primer ministro liberal Edouard Balladur. Cuatro años más tarde se sublevaron contra el "liceo light" del ministro Claude Allegre. En 2005 salieron a la calle contra la ley de orientación escolar de François Fillon. Doce meses después contra el Contrato Primer Empleo (CPE), del primer ministro Dominique de Villepin. Por último, en diciembre de 2008 se manifestaron contra la reforma del liceo propuesta por Xavier Darcos.
Este año más que nunca, después de que el país padeció los efectos de la crisis, los estudiantes franceses son conscientes de su poder.
"Cuando los jóvenes salen a la calle, el gobierno tiembla", dice otro refrán de Mayo del 68. La gran diferencia entre ambos momentos históricos reside en que aquellos estudiantes se rebelaron en una sociedad que iba hacia la abundancia y hoy sucede más bien lo contrario. Y es justamente eso lo que convirtió a esta juventud en pura nitroglicerina. Es por esa razón que el gobierno tiembla.
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