El Pontífice pidió a los hispanos que superaran el "pesimismo"
Reconoció el peso de los inmigrantes latinos en la Iglesia
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).- Benedicto XVI se acomodó los anteojos y, tras cerrar su homilía en inglés, miró a la multitud y sonrió. "¡Queridos hermanos y hermanas!", exclamó en español, y una ovación bajó de las tribunas.
"Deseo saludarlos con las mismas palabras que Cristo resucitado dirigió a los apóstoles: «Paz a ustedes»", dijo, antes de pedirles que no se dejaran vencer por "el pesimismo" o "los problemas".
El Papa reconoció así el peso creciente que los latinos adquieren en Estados Unidos y, en particular, dentro de la Iglesia Católica de este país, donde representan el 45% de los 64 millones de feligreses.
El Pontífice destacó esa realidad, al advertir que la comunidad católica estadounidense "ha ido creciendo gracias a la vitalidad del testimonio de fe de los fieles de lengua española", a quienes les pidió que no se dejaran vencer por "el pesimismo, la inercia o los problemas". Entre ellos, la prédica por una política migratoria más estricta que va en ascenso dentro de este país.
Antes y después, el Papa buscó cerrar las heridas abiertas por los escándalos sexuales protagonizados por sacerdotes y llamó a los norteamericanos a alcanzar la "verdadera libertad". También, lamentó las "injusticias" sufridas por negros y los indios de esta nación.
Su encuentro con más de 45.000 católicos se dio en el nuevo estadio de béisbol de la ciudad, donde una cruz sirvió de eje para un altar en blanco.
A las 9.33 apareció Benedicto XVI a bordo del papamóvil, que dio una vuelta completa al predio con sus ventanas bajas, mientras incluso los cardenales sacaban fotos.
Pronto comenzaron los gestos hacia los hispanos. Con la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, realizada en español. La segunda lectura, el Evangelio y la homilía fueron en inglés.
Fue entonces cuando Benedicto XVI abordó, por tercera vez durante su gira, los casos de pedofilia. "Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por dicho abuso", dijo. Habló de una "trágica situación", en la que obispos y feligreses por igual deben "promover la recuperación y la reconciliación, y ayudar a los que han sido dañados".
Luego volvió sobre dos de los valores que ha convertido en los ejes de su papado -esperanza y amor-, en una homilía de unos 15 minutos en la que también abordó los desafíos de la fe y la razón en una nación desarrollada.
Después, sí, habló en español unos pocos minutos. Los gestos a la comunidad hispana de este país también incluyeron la lectura de una de las plegarias en español y la deferencia al tenor Plácido Domingo, a quien se levantó a saludar y felicitar cuando éste cantó "Panis Angelicus", mientras se mezclaban los aplausos con gritos, en español, como "¡Que viva el Papa!" y "¡Te queremos, Papa!".
lanacionar