El pueblo que resucitó la peseta sin dejar el euro
SALVATERRA DE MIÑO, España.- ¿Un café? 166 pesetas. ¿Un perfume? 5000 pesetas. ¿Un secador de pelo? 9800 pesetas. En el pueblo español de Salvaterra de Miño, las calculadoras trabajan desde hace varias semanas para resucitar la moneda anterior al euro.
"Vuelve la peseta": este escenario tan temido por gobiernos como economistas en una eurozona en plena ebullición se anuncia en folletos y avisos publicitarios distribuidos en este pueblo gallego de 9000 habitantes, fronterizo con Portugal.
"Nos pareció una buena idea, una idea fresca", comenta en su bar Montse Ledo, que como otros 57 de los 70 comerciantes de la localidad participa en esta operación.
Iniciada a principios de octubre, la campaña debía durar un mes, pero se prolongó dos veces ante el éxito conseguido. Finalmente, concluirá el 31 de diciembre, con una recaudación que superará el millón de pesetas, que los comerciantes podrán canjear por unos 6000 euros, dado que el Banco de España sigue cambiando la antigua moneda sin limitaciones de tiempo.
Para Carmen San Juan, de 59 años, la oportunidad era espléndida. "Nos quedaban 10.000 pesetas, estaban en una cartera", explica, recordando que nunca encontraban el momento de cambiarlas por euros, para lo que tenían que viajar a Madrid o a La Coruña.
Según un reciente sondeo, el 70% de los españoles piensan que en sus diez años de existencia el euro no les aportó nada. Este efímero regreso de la peseta despierta también una batería de recuerdos.
"Cada vez que llegaba algún billete que era demasiado antiguo, lo tocaba porque me hacía mucha ilusión volver a verlo", confiesa Fina Rodríguez, dueña de la tienda de electrodomésticos Ebasa.
La "rubia", como llamaban cariñosamente los españoles a la peseta de color dorado, no desapareció de los hogares: el equivalente de 1700 millones de euros deben aún salir de los cajones, según el Banco de España.
El pueblo, como el resto del país, sufre duramente la crisis, después de haber puesto sus esperanzas en la burbuja inmobiliaria, que estalló en 2008, y sus calles están llenas de viviendas sin terminar.
Ahora este regreso a la vieja moneda "dará a conocer" y "dinamizar" al pueblo, explica Pablo Pino, presidente de la asociación de comerciantes.
Pero, "si tenemos que volver a la peseta, salimos del mercado común, salimos del euro y lo vamos a pasar muy mal", puntualiza.
En esta operación hay "sólo nostalgia para que la peseta circule otra vez, no para hacerlo permanentemente", concluye.
Katell Abiven
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