El sistema judicial funcionó como debía
NUEVA YORK.- En las próximas horas, Dominique Strauss-Kahn estará a bordo de un vuelo de Air France rumbo a casa, después de completar su odisea de tres meses a través del sistema penal norteamericano.
Ahora, como todo el mundo sabe, el caso penal contra Strauss-Kahn ha sido desestimado con enorme repercusión. Y no porque sea inocente. Existe abundante evidencia de que en el lapso de unos pocos minutos tuvo un encuentro sexual con una mujer que había entrado en su habitación, a quien no conocía y que no significaba nada para él. Sigue sin explicación cómo fue exactamente que se sucedieron los hechos.
No, Strauss-Kahn no es un inocente. Tal vez si fuéramos franceses se nos ocurriría la palabra " cochon ". Que cada cual la busque.
Pero para que salga libre no hace falta que sea inocente. Alcanza con que no sea culpable. Y los fiscales de Manhattan aseguraron el lunes que no están convencidos de poder probar que fuera culpable de haber forzado a la mujer, Nafissatou Diallo.
Se trata de un informe interesante, escrito con lenguaje claro y accesible, libre de la jerga que abunda en esos documentos. Fue redactado para la opinión pública y brinda detalles de cómo un caso penal que alguna vez consideraron sólido como una roca se había disuelto en un caos de vaguedades.
El problema, aseguró la fiscalía, no era tanto Strauss-Kahn como su acusadora. Dijo que Diallo había dicho tantas mentiras sobre aspectos cruciales -detalles de su encuentro con Strauss-Kahn, su supuesto intento de sacarle dinero, los abusos a los que dijo ser sometida en su Guinea natal y elementos de su solicitud de asilo en EE.UU.- que su credibilidad se había resquebrajado.
"Si no le creemos más allá de toda duda razonable -consignan los fiscales- no podemos pedirle al jurado que lo haga." Según la fiscalía, la mujer incurrió en tantas falsedades "que su efecto acumulativo sería devastador" en el estrado.
Es imposible pensar en este caso tan escabroso y no sentir un gusto amargo. Justa o injustamente, la carrera de Strauss-Kahn se deshilachó. Justa o injustamente, Diallo ha sido etiquetada como una mujer de dudosa integridad, y hasta podría ser deportada. Justa o injustamente, el fiscal Cyrus R. Vance Jr. ha visto cómo se cuestionaba su juicio y su competencia. El abogado de Diallo pidió incluso que Vance fuera reemplazado.
Justa o injustamente, el sistema de justicia ha sido blanco de las críticas de diversos grupos, incluidas las representantes de organizaciones de defensa de los derechos de la mujer.
De todas maneras, podría decirse que el sistema de justicia, aunque imperfecto, funcionó como se suponía. Una mujer de bajo estatus social acusó a un hombre poderoso de haberla atacado. En vez de desestimarla de antemano, como habría ocurrido en otras sociedades, las autoridades de Nueva York pasaron a la acción. Bajaron al hombre de un avión y lo metieron preso. Cuando más tarde, la credibilidad de la mujer resultó ser más insustancial que una pompa de jabón, las autoridades decidieron dejar al sospechoso en libertad.
¿Realmente queremos que nuestros fiscales de distrito sigan adelante con casos en los que no creen?
Clyde Haberman
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