El terror pone en guardia a Colombia: diez muertos en una academia de policías
El ataque con una camioneta cargada de explosivos fue el más letal contra una institución armada en más de una década; hubo 65 heridos; Duque lo calificó de "acto miserable"
BOGOTÁ.- Más de dos años después de la firma de los acuerdos con la exguerrilla de las FARC, la paz aún es un objetivo lejano en Colombia: ayer, un ataque con coche bomba-cargado con 80 kilos de explosivos- contra una academia de policías en Bogotá dejó por lo menos diez muertos y 65 heridos. El gobierno lo calificó de "acto terrorista".
Justo después del ataque a media mañana, el más grande contra una instalación policial o militar en la capital en más de una década, reinaba el caos fuera de la Escuela de Policía General Santander en Bogotá, con ambulancias y helicópteros, en un lugar cuyo acceso suele ser muy controlado.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, confirmó que la fuerte explosión fue producto de una "acción terrorista", la más grave desde el pacto de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a finales de 2016. El atacante fue identificado como José Aldemar Rojas Rodríguez, pero las autoridades no establecieron un vínculo con ningún grupo. Tampoco hubo reivindicación del ataque.
La Secretaría de Salud de Bogotá informó que hubo diez muertos y 65 heridos. No se reportó un balance sobre el número de policías afectados por el ataque.
A las 9.30 (hora local), la camioneta gris Nissan Patrol modelo 1993 ingresó al predio tras una ceremonia de ascenso de oficiales y cadetes. Agentes que hablaron bajo condición de anonimato indicaron que un perro del cuerpo antiexplosivos detectó la carga en el vehículo, pero al verse descubierto el conductor aceleró y atropelló a un policía.
Tres uniformados siguieron al vehículo, que segundos después explotó. El fiscal general, Néstor Humberto Martínez, señaló que el "último acto" de la camioneta ante las autoridades de tránsito fue la revisión técnico-mecánica el 27 de julio de 2018 en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela.
Arauca es una zona con presencia histórica del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla del país tras el desarme y la transformación en partido de las FARC, en 2017.
El presidente Iván Duque dijo que él y sus principales comandantes del Ejército apuraron el regreso a la capital -cancelaron un consejo de seguridad en la ciudad de Quibdó, capital del departamento del Chocó- para supervisar las investigaciones de lo que calificaron de "acto miserable".
"Todos los colombianos rechazamos el terrorismo y estamos unidos para enfrentarlo", tuiteó Duque. "Nunca nos hemos sometido al terrorismo, siempre lo hemos derrotado. Esta no será la excepción, no nos doblegarán", agregó.
El ataque en Bogotá fue condenado por varios líderes de la región, entre ellos, Mauricio Macri, que expresó su solidaridad con las familias de las víctimas.
Duque, que asumió el poder en agosto pasado, endureció la política antidrogas luego de que se reportara una cifra récord de cultivos ilegales y de producción de cocaína en 2017. Al mismo tiempo, fijó condiciones para reactivar los diálogos de paz con el ELN.
Rosalba Jiménez, de 62 años y vecina del lugar, estaba abriendo su local de venta de ropa cuando de repente estallaron los vidrios. "Estábamos abriendo cuando sentimos una explosión, pero pensamos que era la estación de servicio que queda aquí cerca", dijo. "Pero cuando nos dimos vuelta a mirar la escuela estaba el cielo gris de humo. La gente corría, las sirenas... horrible. Parecía el fin del mundo", agregó.
Durante décadas, los residentes de Bogotá vivieron con el temor de ser víctimas de ataques con bombas de los rebeldes izquierdistas o el cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar. Sin embargo, al apaciguarse el conflicto en Colombia, la seguridad mejoró y los ataques son menos frecuentes.
Además del ELN -que en el pasado reconoció sus ataques con explosivos contra la policía-, operan bandas narco de origen paramilitar y grupos disidentes de las FARC.
Hace casi un año, el 29 de enero, la policía también fue blanco de un ataque con bomba dentro de una comisaría en la ciudad de Barranquilla. Seis uniformados murieron y 40 sufrieron heridas. El ELN, cuya delegación para las conversaciones de paz está en La Habana, se adjudicó días después la acción.
Bogotá había sido sacudido por esporádicas acciones de terror en 2017. En febrero, el ELN se atribuyó un atentado contra una patrulla policial que dejó un muerto. Ese mismo año, un atentado en un centro comercial dejó tres muertos y varios heridos. Las autoridades culparon del hecho al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), un grupo de izquierda radical.
Agencias AFP, Reuters y AP
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