El trágico final de un destino marcado
BOGOTA.- El gobernador Luis Francisco Cuéllar ya sabía lo que era ser rehén de las FARC: la de anteayer había sido la quinta vez que lo secuestraban en los últimos 20 años. Sin embargo, en el pasado su vida se salvó a cambio del pago de grandes sumas de dinero. Pero esta había sido la primera vez que al próspero ganadero del departamento de Caquetá lo secuestraban por su cargo político y no por su fortuna.
Cuéllar, que ayer debía cumplir 69 años, fue sorprendido anteanoche, mientras dormía, en su casa de la Florencia por un grupo comando de guerrilleros, que burlaron la custodia y se lo llevaron en pijama.
Antes de ocupar cargos públicos, Cuéllar había ganado reconocimiento como ganadero en Caquetá, un extenso y selvático departamento del sur colombiano, donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen una influencia significativa.
Su destacada actividad como hacendado lo llevó a ocupar un lugar en la junta directiva del Fondo Ganadero de Caquetá y a ser instructor pecuario en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) colombiano.
Pero el éxito vino acompañado de la inseguridad: fue secuestrado en 1987, 1995, 1999 y 2001 por las FARC, que exigieron grandes sumas de dinero a cambio de su libertad. También su esposa y su hermano fueron víctimas en el pasado de los secuestros extorsivos de la guerrilla. Uno de sus cuatro hijos, en tanto, fue asesinado en 2003 en el departamento de Magdalena, en el norte de Colombia.
Cuéllar se lanzó a la política en 1995, cuando fue elegido alcalde de Morelia, la ciudad desde donde dirigía sus negocios. Luego se desempeñó como diputado regional en la Asamblea Departamental de Caquetá, cargo que ejerció hasta 2003. En octubre de 2007, fue elegido gobernador del departamento con más de 35.000 votos por la Alianza Social Indígena (ASI), un partido independiente de centroizquierda surgido en 1991
El secretario de Gobierno de Caquetá, Edilberto Ramón Hendo, reveló ayer que, debido al riesgo de secuestro que corría el gobernador, días atrás se había decidido adelantar la reunión de un consejo de seguridad.
Su esposa, Imelda Galindo, rogó ayer por la vida de su marido, y recordó que no se encuentra muy bien de salud, al señalar que está enfermo de la pierna izquierda y de la columna vertebral.
Los guerrilleros, que en el asalto a la casa mataron a un policía, tuvieron que cargar a Cuéllar por sus dificultades para caminar.
Según la fiscalía colombiana, ex paramilitares han denunciado una alianza de Cuéllar con estos grupos armados ilegales colombianos.
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