El escenario. El verdadero ganador: Obama
WASHINGTON.- Con un "supermartes" que en las internas republicanas ha sido de todo menos "súper" para elegir a un candidato a la Casa Blanca, el conteo final de los votos para esa frustrante jornada señaló, como impensado ganador, a la principal figura de los demócratas: el presidente Barack Obama.
Nadie como él parece beneficiarse tanto del momento político norteamericano, en que la división imperante en el principal partido de oposición y la virulencia -tan inusual como desgastante- con que transcurre su proceso interno para elegir al mejor candidato lo dejan casi en la posición de único jugador.
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Según las últimas encuestas, Obama ganaría hoy claramente a cualquiera de los cuatro aspirantes que, al menos en lo formal, figuran en carrera para representar al Partido Republicano en las elecciones de noviembre próximo.
Esa posición triunfadora no deja de ser una significativa vuelta de fortuna para un presidente al que hace pocos meses, cuando arreciaba la crisis de la deuda, se consideraba poco menos que agotado.
Desesperanzados, en voz baja, los republicanos con memoria política admiten asistir a la peor campaña del "Grand Old Party" (GOP) en mucho tiempo. De la boca para afuera, intentan minimizar los daños al comparar su actualidad con la feroz interna demócrata que en 2008 protagonizaron Obama y la hoy secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Pero, en rigor, pocos terminan de creer en la forzada similitud. "Aquella fue una elección que electrizó a la gente, que la llenó de energía, que acompañó un termómetro social. Esta nos está matando de aburrimiento", sostuvo ayer Eloy Closter, de la Universidad de Miami, en diálogo con la cadena Mnsbc.
La vigencia de Clinton confirma la diferencia de los procesos. La secretaria de Estado no sólo se sumó al gobierno de su ex adversario, sino que es una figura con sobrado juego propio como para mantener expectativas de que se presente como opción a la presidencia en las elecciones de 2016. Cuesta imaginar semejante trabajo conjunto entre los republicanos, con las propuestas tan en las antípodas que exhiben el favorito Mitt Romney y sus tres contendientes formales.
La peor pesadilla
Pero la prolongación de la campaña y las agresiones entre los aspirantes no es la peor pesadilla republicana. La mayor angustia proviene de la sospecha de que Romney podría ser el primer candidato desde 1976 en llegar a la Convención sin el respaldo de la mayoría de los delegados.
Esa posibilidad no sólo refleja sus puntos débiles, sino que da lugar a todo tipo de conjeturas, incluida la que fabula con la aparición de una figura superadora del panorama actual, con nombres de peso como el ex gobernador de Florida Jeff Bush o de Indiana Mitch Daniels.
Los más optimistas se resisten a la debacle y afirman que el mal sabor terminará el día que haya un candidato claro. "Es posible que Romney salga magullado del proceso, pero sanará apenas comience la verdadera batalla, que es la que dará para desalojar a Obama de la Casa Blanca", sostuvo el analista republicano Richard Reed.
"Puedo asegurar que la idea de impedir cuatro años más de Obama es suficientemente convocante para generar la más sólida unidad alrededor del candidato", añadió.
Es lógico que los partidos unifiquen fuerzas para ganar. Pero mientras esa etapa parece aún lejana para el fracturado GOP, es Obama el que, liberado del proceso interno por el que tienen que pasar los republicanos, sonríe y se comporta como si el segundo mandato -que hasta hace poco le parecía esquivo- estuviese ahora al alcance de la mano.
"Estamos usando este tiempo para construir, mientras ellos se destruyen entre sí", dijo el principal estratega de campaña de Obama, David Axelrod.
Obama tiene en su favor no sólo la cacofonía republicana sino también cierto repunte económico y la sensación de que algunas de sus propuestas en la materia podrían empezar a cuajar. Pero tiene en contra que sus principales banderas -la reforma de salud y el costoso paquete de estímulo- son difíciles de identificar con las necesidades inmediatas de una población con índices récord de pobreza.
Por lo pronto, el sitio de Internet Real Politics -que elabora una síntesis de las principales encuestas- le da un índice de aprobación del 48,6 por ciento, con una tendencia a la suba.
La misma página reconoce que si bien hoy les ganaría a cualquiera de los aspirantes republicanos Romney sería su rival más duro. En eso, por lo menos, la sombra del favorito proyecta un poco más de dimensión sobre el campo de batalla.
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