Alerta en el sur de EE.UU.: la región enfrenta las consecuencias de otro ciclón. El Wilma dejó graves destrozos y seis muertos en Florida
Bush declaró el estado de emergencia
MIAMI.- El huracán Wilma golpeó ayer el estado norteamericano de Florida con una fuerza devastadora, que provocó por lo menos seis muertes, graves inundaciones y daños millonarios comparables a los sufridos hace 14 años por el huracán Andrew.
Con una intensidad de categoría tres sobre una escala de cinco, el huracán tocó tierra firme a las 6.30 (hora local) en Cabo Romano, en el sudoeste de la península. El ojo del huracán se desplazó a una velocidad excepcional de 40 kilómetros por hora hasta que salió al mediodía al océano Atlántico, a través del condado de Palm Beach, ya debilitado a categoría dos.
Sus vientos superaron los 200 kilómetros por hora y su ojo fue uno de los más grandes vistos en la región: tenía un diámetro de 130 kilómetros.
A su paso provocó graves inundaciones, arrancó techos y ventanas y derribó grúas, árboles y palmeras. Más de 22.600 personas buscaron refugio en lugares públicos en todo el estado y 2,5 millones de hogares se quedaron sin energía eléctrica. Según las primeras estimaciones, los daños podrían ascender a entre 2000 y 6000 millones de dólares.
Ninguno de los cinco huracanes que pasaron por la península el año pasado, ni los dos previos de este año, se sintieron con tanta fuerza las ciudades densamente pobladas de Miami y Fort Lauderdale. Un residente de Coral Springs, un suburbio de esta última ciudad, murió aplastado por un árbol. Las autoridades estatales no dieron datos sobre las otras cinco víctimas.
Las regiones más afectadas fueron el condado de Broward -que incluye a las ciudades de Fort Lauderdale, Hollywood, Pembroke Pines y Davie- y los vecindarios del suroeste de Miami-Dade.
En Miami Beach, las calles de la glamorosa South Beach amanecieron llenas de árboles y ramas de palmas, semáforos y señales de tránsito. Algunos negocios habían perdido sus fachadas, y maniquíes en bikini estaban esparcidos por las calles. Un restaurante argentino se incendió y quedó completamente destruido. Otros barrios de Miami Beach, donde celebridades, estrellas de la música y del cine tienen sus paradisíacos refugios, parecían junglas impenetrables.
En tanto, un 35 por ciento de Cayo Hueso, en el extremo sur de Florida, quedó bajo el agua. También se inundó la única autopista que conecta a la ciudad con el resto del estado.
La ciudad de Naples, uno de los balnearios más exclusivos de la Florida, perdió también el suministro de agua debido a ruptura en las cañerías por las inundaciones. "Miré por la ventana y vi cosas que volaban", contó Paul Tucchinio, que recibió la tormenta en un condominio a tres cuadras de la playa de Naples. "Sonó como si alguien hubiese arrojado un montón de piedras contra un tablero", agregó.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró el estado de emergencia en Florida, lo que supondrá una gran ayuda económica federal.
Golpe al Malecón
El Wilma, uno de los huracanes más fuertes de los últimos diez años en el Caribe, también provocó ayer graves inundaciones en el oeste de Cuba. Olas de varios metros se estrellaron desde la madrugada contra el Malecón de La Habana, y el agua avanzó unos 500 metros desde la costa.
En el centro de la capital los bomberos usaron lanchas para evacuar a personas atrapadas por la marea, ya que en algunas viviendas de la ciudad el agua acumulada alcanzó el nivel del techo.
En El Vedado, el barrio céntrico donde se encuentra gran parte de los ministerios, hoteles y oficinas, muchos amanecieron con el mar en la puerta de sus casas. Según los habaneros, la violencia de la marea superó ayer a la Tormenta del Siglo, un frente del norte que inundó La Habana en 1993.
A su paso por el Caribe la semana pasada, el Wilma mató por lo menos a tres personas en México y a otras 13 en Jamaica y Haití. Según los pronósticos, ahora bordeará la costa del Atlántico y llegará a Canadá pasado mañana. Los meteorólogos siguen además el curso de la depresión tropical Alpha, que provocó fuertes lluvias en Haití y República Dominicana, aunque no es considerada una amenaza para Estados Unidos.
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