En África, una Iglesia que recela de la apertura
Los titulares de los diarios de Kenya lo llaman "el papa de la esperanza" y los keniatas dicen que gracias a él van a la iglesia con más ganas, rezan con asiduidad y tratan mejor a su prójimo. Esperan que Francisco predique sobre la corrupción, la convivencia pacífica y la justicia social.
Pero durante su viaje, Francisco también tendrá que lidiar con la poderosa y autoritaria Iglesia Católica de África, que mira con desconfianza sus llamados a construir una institución más inclusiva con los divorciados, los homosexuales y los convivientes no casados. "Sí, somos más conservadores", dice el obispo Renatus Leonard Nkwande, de la diócesis tanzana de Bunda.
Tanto África como Francisco, el primer papa latinoamericano, son símbolos de la importancia del hemisferio sur para el futuro de la Iglesia Católica en su conjunto.
La Iglesia africana vive un momento de auge, tanto por el número de fieles como por su poder e influencia, y la Iglesia Católica del resto del mundo observa y toma nota. Los africanos representan actualmente un 14% de los 1200 millones de católicos de todo el mundo, pero según el experto en estudios sobre la cristiandad Philip Jenkins, de la Universidad Baylor, para 2050 esa cifra rondaría el 30%.
En el continente africano, Francisco enfrenta fuertes resistencias a sus pedidos de una Iglesia más tolerante. El mes pasado, cuando los obispos se reunieron en el Vaticano para el sínodo de la familia, los obispos africanos se destacaron por su drástica oposición a cualquier aceptación del divorcio y de la homosexualidad.
Los prelados africanos están en un todo de acuerdo con Francisco en varios de sus tópicos preferidos, como la pobreza, el medio ambiente y la injusticia social. Pero los obispos africanos también son vistos como un creciente contrapeso de los obispos de Europa occidental y del continente americano, que apoyan el llamado de Francisco a construir una Iglesia más abierta a las familias no convencionales.
El padre Boniface Mwangi, director de Cáritas para Kenya central, dice tener la esperanza de que el Papa evite los temas candentes que debaten los católicos de Occidente, como la comunión de los divorciados vueltos a casar o la actitud a tomar frente a los fieles homosexuales. Al menos 36 países africanos tienen leyes que condenan la homosexualidad, incluidos los tres que visitará el Papa.
A pesar de las condiciones sociales, o tal vez justamente por ellas, la Iglesia africana no para de crecer.
Jenkins dice que "están moviendo a la Iglesia en una dirección conservadora en cuestiones morales y en una dirección progresista en cuestiones económicas y de justicia social".
Para Jenkins, la homosexualidad ha demostrado ser "un tema explosivo" para las iglesias africanas, en parte debido a que en África "el cristianismo enfrenta una fuerte competencia de parte del islam".
"Los dirigentes de la Iglesia africana dicen que si la cristiandad se abriese a ciertos temas, como la homosexualidad, sentirían que están traicionado los valores africanos, que se estarían vendiendo a Occidente y que sería lo mismo que dejarle el campo libre al islam", agrega Jenkins.
Durante el sínodo del mes pasado, el cardenal Robert Sarah, de Guinea, equiparó los derechos de los homosexuales con el terrorismo: dijo que ambos eran "bestias del Apocalipsis de origen diabólico".
Traducción de Jaime Arrambide
J. Gettleman y L. Goodsteinx