En Belén, cinco familias palestinas esperan al Papa con varios pedidos
Almorzarán con Francisco después de la misa en la Iglesia de la Natividad; el muro, el tema más sensible
BEIT JALA, Cisjordania.- Elias Abumohor camina entre los olivos por una colina pedregosa desde la que se divisa el rompecabezas de la frontera entre Israel y los territorios palestinos. Alza la vista y señala la pared de concreto inacabada que asoma, amenazante, en lo más alto del terreno.
"Si Israel avanza con la construcción del muro, arrasará con las tierras que heredé de mis abuelos. Todo este valle quedará fuera de nuestro alcance. Ojalá el papa Francisco pueda ayudarnos", dice Abumohor, un palestino católico, ingeniero, nacido en Honduras hace 44 años.
Por lo menos podrá intentarlo. El viernes de la semana pasada el párroco de Beit Jala, Ibrahim Shomali, lo llamó para avisarle que había sido seleccionado para almorzar con el Papa después de la misa que dará hoy frente a la Iglesia de la Natividad en Belén, a donde llegará hoy por la mañana, en helicóptero desde Amman, en la segunda etapa de su gira por Tierra Santa.
"Estoy emocionado y siento la responsabilidad de transmitirle el sufrimiento de nuestra comunidad", cuenta Abumohor, que irá a la cita con su esposa, Juliet, y sus hijas Elisabeth e Isabel.
Aunque el Papa insistió en el carácter religioso de su viaje y quiso controlar al máximo el equilibrio de su mensaje de paz en Medio Oriente, el gobierno palestino le sentará a la mesa a cinco familias cristianas que se presentan como víctimas de la "opresión" israelí.
El gesto
El caso del valle de Cremisan -en una de las zonas con mayor concentración de cristianos en Cisjordania- tiene un valor especial porque el Papa ya se involucró en él, hace unos meses, cuando recibió en el Vaticano al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El avance proyectado del Muro de Separación que Israel levanta desde hace más de diez años como parte de su programa para prevenir ataques terroristas privará a Beit Jala del área verde de Cremisan, donde funcionan un jardín de infantes y viñedos gestionados por monjes.
Además permitirá la conexión de dos de los asentamientos judíos que rodean la ciudad palestina (en terrenos que la comunidad internacional no reconoce como parte del Estado de Israel).
Después de aquella gestión de Francisco, se frenó la obra. En el gobierno palestino creen que fue un gesto de Netanyahu para no enturbiar la relación con el Vaticano antes de la visita papal. Pero que el proyecto puede renacer pronto.
"Qué futuro van a tener nuestros hijos si siguen quitándonos las tierras metro a metro. Ojalá el Papa pueda abrirles los corazones a los israelíes", insiste Abumohor.
Resistir con rezos
Llega su mujer con las hijas, se abrazan. Detrás aparece una decena de vecinos de Beit Jala y el sacerdote Shomali acomoda entre las piedras una mesita plegable.
Es un ritual que repite todas las semanas: decir misa en Cremisan, de espaldas al asentamiento de Gilo, para resistir con el rezo el paso del muro.
"El Papa viene a que compartamos con él nuestra vida, a decirnos que no estamos solos. Bienvenido, Francisco, a Palestina", celebró el sacerdote ante los fieles.
Entre ellos estaba Mike Adedrabbo, un muchacho de 23 años que también verá al Papa.
"¡El hombre que no existe!", lo recibe el párroco. La broma es porque el joven es indocumentado por fuerza del conflicto: hijo de ciudadanos israelíes, nació en Beit Jala en plena Intifada; Israel no lo inscribió por haber nacido en Cisjordania y no consigue papeles palestinos porque es descendientes de israelíes, cuenta.
Una pila de escombros
Entre quienes comerán con Francisco hoy en un albergue católico frente a la Iglesia de la Natividad hay además una familia de la Franja de Gaza; una cuyos integrantes quedaron divididos por el muro entre Belén y Jerusalén Este; una relacionada con un prisionero que lleva años en cárceles israelíes y otra de Iqrit, una aldea galilea desalojada en 1948 por Israel después de la guerra árabe-judía.
Haithan Salin Sbeith viajará desde el Norte, en el límite con el Líbano, para buscar apoyo en el reclamo de su comunidad por conseguir el permiso de volver a instalarse en aquella tierra.
En 1953 Israel demolió el poblado por cuestiones de estrategia defensiva en una frontera caliente. Sólo dejó en pie la iglesia católica y el cementerio.
"Esta pila de escombros es la casa de mi abuelo", dice, sentado sobre las piedras en una terraza natural cercana al templo donde cada semana se juntan los descendientes de los expulsados de Iqrit. "Queremos vivir acá. No me resigno a que sólo pueda regresar cuando me muera."
Cuatro claves para observar
Son símbolos de contenido en un viaje sensible
Los regalos
El protocolo dispone que los dirigentes políticos y religiosos intercambien regalos durante sus visitas. Será importante ver lo que Francisco regala y lo que recibe, ya que los regalos son también una dura batalla entre palestinos e israelíes
La seguridad
La llegada del Papa a una de las zonas de mayor conflicto planteó enormes desafíos a las autoridades locales, especialmente dada la aversión de Francisco a la seguridad asfixiante
La Iglesia del Santo Sepulcro
Quizá no haya otro sitio en la Tierra que simbolice las divisiones en la cristiandad mejor que la Iglesia del Santo Sepulcro. El servicio de oraciones de las tres principales comunidades cristianas será un ejercicio delicado de diplomacia
La Última Cena
Un motivo de tensión entre Israel y el Vaticano es el acceso al salón de la Última Cena. Israel controla el lugar, y el Vaticano reclama acceso para orar
La agenda de hoy
Francisco visitará la ciudad de Belén
- 10 (hora local)
Rumbo a Belén
El Papa tomará un helicóptero de Amman a Belén, donde lo recibirá el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas
- 11
Misa
En auto descapotable, el Papa irá a la plaza Manger, donde celebrará una misa pública ante la basílica de la Natividad
- 13.30
Encuentro
Almorzará con familias palestinas y visitará la Gruta de la Natividad, antes de dirigirse a un campo de refugiados
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