En Cataluña llega la hora de la verdad
Los independentistas esperan una gran marcha el jueves, día nacional de la región
MADRID.- "Llenemos las calles para llenar las urnas." El eslogan, que aparece repetido hasta el infinito en afiches y volantes que inundan Barcelona, es un llamado a la rebelión.
Miles de voluntarios se movilizan estos días para promocionar y organizar una manifestación gigantesca que -este jueves- empuje el proyecto del gobierno de Cataluña de convocar una consulta popular independentista. Pero la presión no será únicamente para las autoridades españolas, empeñadas en impedir unas elecciones que podrían disparar la secesión de su región más rica. Apunta sobre todo hacia Artur Mas, el jefe del ejecutivo catalán, que este mes deberá decidir si pasa de la amenaza a la acción y se atreve a desafiar el orden constitucional de España.
"La del jueves será la manifestación más multitudinaria de los últimos años. Queremos la independencia y va a ser el pueblo el que garantice que se convocará la consulta", advirtió Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Esa entidad cívica organiza cada 11 de septiembre desde 2012 marchas separatistas que llegaron a superar el millón de asistentes.
Este año la celebración de la Diada (el Día Nacional de Cataluña) abrirá dos meses frenéticos en la política española; una etapa en la que por primera vez desde la Guerra Civil se pondrá a prueba la unidad del Estado.
El presidente Mas llega a la recta decisiva sometido a infinitos tironeos. A fines del año pasado, anunció junto con los líderes de tres partidos aliados que convocaría a una consulta popular el próximo 9 de noviembre para que los catalanes digan si quieren o no formar un Estado independiente.
Pero desde entonces, tanto Rajoy como el Congreso español rechazaron concederle la facultad de convocar a la elección. Sin resignarse, Mas prometió hacerlo de acuerdo con una ley ad hoc del parlamento regional, cuya aprobación se prevé para este mes. Sin embargo, la Moncloa ya anticipó que impugnará ante el Tribunal Constitucional (TC) tanto esa futura ley como el decreto de convocatoria al referéndum que se emitiría a continuación.
La gran incógnita de la política española pasa hoy por saber si Mas se atreverá a sacar las urnas en desafío a una casi segura decisión del TC en contra del plan independentista. "Haremos todo de acuerdo con la legalidad", repitió el líder regional esta semana, pero sin aclarar jamás qué entiende él por "legalidad".
Mas camina en la cuerda floja. Su gobierno se sostiene gracias a un pacto con Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), el partido de mayor tradición independentista y principal promotor de la ruptura con España.
El líder de ERC, Oriol Junqueras, alertó: "No vamos a tolerar ninguna marcha atrás; revisaremos nuestros acuerdos si alguien los viola". Respondió así a versiones que daban cuenta de que Mas acataría un fallo judicial que le impidiera llevar a cabo la consulta.
En paralelo, Mas enfrenta la peor crisis interna que recuerde la coalición que él preside, Convergència y Unió (CiU), desatada hace un mes cuando su líder histórico, Jordi Pujol, confesó haber ocultado al fisco cuentas en el exterior durante 34 años. El escándalo aumentó las tensiones entre los distintos bloques del eje independentista. La presión de ERC y de la manifestación del jueves inclina a Mas a la rebelión. La última semana recibió a Pedro Sánchez, líder del socialismo español, y le sugirió que hará sí o sí el referéndum. Espera que la multitud que desbordará Barcelona el jueves legitime su desafío ante la opinión pública internacional.
Si da un mal paso, ERC puede destronarlo. En el entorno independentista, se habla abiertamente de la opción de convocar a una "elección plebiscitaria" en caso de que fuera imposible votar el 9 de noviembre. Eso implicaría disolver el gobierno y llamar a unos comicios en los que todas las fuerzas que persiguen la secesión presenten un programa común con esa voluntad como único punto. Si ganan, podrían promover una declaración unilateral de independencia.
"De una manera u otra, esta votación se va a hacer. Si no se puede de la manera deseable del referéndum, será a través de unas plebiscitarias", señaló Muriel Casals, presidenta de Òmnium, otra de las entidades que organiza la marcha de la Diada.
En el calendario español figura en rojo otra fecha cercana: el jueves 18, día del referéndum secesionista de Escocia. Un triunfo del sí desataría una fiesta de los catalanistas, ya que obligaría a la Unión Europea a revisar sus políticas sobre los separatismos.
Rajoy se apoya justamente en Europa para frenar las ansias nacionalistas. Ya obtuvo en agosto el respaldo explícito de la canciller alemana, Angela Merkel. El presidente español insiste en que no va a negociar nada con Mas. Cree que el 9 de noviembre no pasará nada y que eso desinflará al independentismo.
Fechas clave del nacionalismo
Diada
11 de septiembre
Se celebra la tradicional "Diada", el día grande de Cataluña. Los nacionalistas formarán una gran "V" (de victoria) humana en Barcelona en defensa de la independencia.
Consulta prevista
9 de noviembre
El gobierno de Cataluña tiene previsto celebrar una consulta sobre la futura independencia de Cataluña. La medida, rechazada por Madrid, está pendiente de una resolución del Tribunal Constitucional.
Referéndum
18 de septiembre
Escocia celebra un histórico referéndum en el que se decidirá si sigue unida a Reino Unido o elige escindirse de Londres. Las últimas encuestas otorgan una ligera ventaja a los partidarios de la independencia.
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