En El Cairo, un esfuerzo por no hablar de "golpe"
EL CAIRO.- No mencionen el golpe militar. Ciertamente no en la Plaza Tahrir o en ninguna conversación al interior de la educada y liberal sociedad de Egipto.
En momentos en que aviones militares sobrevuelan el cielo de El Cairo, muchos egipcios se esfuerzan en destacar que el derrocamiento de su presidente electo, anunciado por un general, no fue un golpe de Estado.
"¿Un golpe militar? ¡No!", dijo Ahmed Eid, de 19 años, un estudiante de negocios de la Universidad de El Cairo, mientras él y sus amigos se tomaban fotos ondeando la bandera nacional. "Esta es nuestra nueva revolución. Nuestro presidente era muy malo. Las Fuerzas Armadas son nuestros hermanos", dijo.
Para los liberales educados en la capital, recurrir a la fuerza militar para terminar con la presidencia de Mohammed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, fue una medida válida, incluso pese a que se puso en riesgo la nueva democracia surgida tras la "primavera árabe", en 2011.
Y ahora, con la venia de potencias extranjeras, resulta obligatorio demostrar que Morsi estaba equivocado cuando calificó la maniobra militar en su contra como un "golpe militar". Muchas personas fuera de Egipto encontraban difícil justificar las acciones de Morsi, pero los egipcios probaron ser creativos a la hora de contradecirse.
No se trata de un "golpe", sino de una "impugnación popular", fue una expresión original lanzada por Amr Moussa. Canciller en el gobierno de Hosni Mubarak, ahora Moussa lidera uno de los partidos liberales que apoyó la "hoja de ruta" para retornar a la democracia presentada por el jefe de las Fuerzas Armadas.
"Ciertos medios occidentales insisten en que lo que pasó en Egipto fue un golpe de Estado. Eso es injusto", dijo Moussa, que encabezaba la Liga Árabe hasta hace dos años, mientras helicópteros militares sobrevolaban la ribera del río Nilo.
"Esto fue un levantamiento popular, una revolución popular (...) De hecho, se trató de una impugnación popular del presidente", aseveró.
La euforia desatada en la Plaza Tahrir, que recordaba a las celebraciones tras la caída de Mubarak, ofrecieron apoyo a esa postura.
"Espero que la respuesta proveniente de Washington (...) y de varias capitales de Occidente sea de comprensión", dijo Moussa, consciente de que la ayuda que reciben los militares de parte de Estados Unidos podría depender de ese factor.
"Es cierto que Morsi fue democráticamente electo, pero después de eso su desempeño fue en contra de la voluntad del pueblo", afirmó.
Sin embargo, muchos analistas no tienen dudas al respecto de lo que pasó esta semana. "Entiendo que los egipcios estén sensibles sobre la palabra «golpe» debido a su connotación negativa", dijo Shadi Hamid, del Centro Brookings Doha. "Pero eso no cambia la realidad, es un golpe (...) No se trata sólo de semántica."
Alastair Macdonald
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