En Filipinas, el Papa denunció la corrupción y la desigualdad
Cuestionó, por igual, esos dos grandes flagelos con el telón de fondo de la pobreza del país; pidió reformas
MANILA.- En su primer día completo en Filipinas, Francisco fue directo a la raíz de los problemas de este país de 100 millones de habitantes -la gran mayoría, devotos católicos-, y llamó a los políticos a ser honestos e íntegros y a decirle basta a la corrupción, causa de "escandalosas desigualdades sociales".
Lo hizo en una jornada marcada por la euforia de cientos de miles de personas que lo aclamaron como una estrella de rock e impresionantes medidas de seguridad, que incluyeron el cierre del espacio aéreo e interrupciones temporarias de las líneas de celulares.
Al hablar ante el presidente de este archipiélago de 7000 islas, Benigno Aquino, en el lujosísimo palacio presidencial de Manila, el Papa pidió rechazar "cualquier forma de corrupción que sustrae recursos de los pobres y que se realice un esfuerzo concertado para garantizar la inclusión de todo hombre, mujer y niño en la vida de la comunidad".
Al margen de llamar a preservar los abundantes recursos naturales y humanos del país, Francisco habló de la necesidad de gestionar los "recursos morales necesarios para hacer frente a las exigencias del presente, y transmitir a las generaciones venideras una sociedad de auténtica justicia, solidaridad y paz". Recordó, además, "el deber de escuchar la voz de los pobres" y "de romper las cadenas de la injusticia y la opresión que dan lugar a flagrantes e incluso escandalosas desigualdades sociales". "La reforma de las estructuras sociales que perpetúan la pobreza y la exclusión de los pobres requiere ante todo una conversión de la mente y del corazón", dijo también, al recordar que los obispos del país pidieron que 2015 sea proclamado "año de los pobres".
Palabras similares pronunció en misa ante el clero filipino en la catedral de Manila. Recordó que "la Iglesia está llamada a reconocer y combatir las causas de la desigualdad y la injusticia profundamente arraigada, que deforman el rostro de la sociedad filipina". "Los pobres son el corazón del Evangelio. Si removemos los pobres del Evangelio no podremos nunca entender el mensaje de Jesucristo", agregó, sumando un concepto crucial al texto que tenía preparado.
Dirigiéndose especialmente a los sacerdotes jóvenes, por otro lado, llamó a estar cerca de quienes "viviendo en una sociedad abrumada por la pobreza y la corrupción, están abatidos, tentados por darse por vencidos, de abandonar los estudios y vivir en las calles".
La imagen de la precariedad
Según la organización Transparencia Internacional, Filipinas se encuentra en el puesto 85 del índice de corrupción. Y con un PBI per cápita de 4100 dólares y un salario mínimo de unos 10 dólares diarios, más del 50% de la gente vive en la pobreza.
Aunque en vísperas de esta visita el gobierno le limpió la cara a esta colorida metrópolis y sacó a los indigentes de sus calles, no hace falta irse a uno de los centenares de villas miseria del Gran Manila para darse cuenta de la precariedad del país. Al recorrer las zonas por las que no pasará el papamóvil, se palpa la miseria. Ya no todo es limpio, hay vendedores ambulantes con productos pirata, prostíbulos de todo tipo, basura, familias que viven en la vereda con chicos descalzos y gallos atados a un poste, ancianos que piden ayuda, personas con puestitos que venden desde comida hasta pañuelos y pilas.
A pesar de que la tasa de desempleo oficial es sólo del 6,7%, la realidad es que la pobreza y la falta de oportunidades en las últimas décadas empujaron a 10 millones de filipinos, es decir, el 10% de la población, a irse del país, separando a millones de familias.
Más allá de esto, Manila vivió otro día de fiesta. Cientos de miles de personas con remeras con la figura de Bergoglio en todos los formatos y colores coparon la Plaza Roma -adyacente a la catedral- para seguir por pantallas gigantes la misa que celebró ante el clero. La plaza estalló al grito de "¡Lolo Kiko! ¡Lolo Kiko!" ("abuelo Francisco" en la lengua local), cuando llegó el ex arzobispo de Buenos Aires en el papamóvil. A la entrada de la iglesia más antigua de la isla, reconstruida varias veces, lo esperaban decenas de chiquitos vestidos de guardias suizos.
Otra firme defensa de la familia
- En una multitudinario encuentro con familias en el Mall of Asia Arena, un gigantesco estadio cubierto, en el que ostentó una excelente forma y todo su carisma, el Papa hizo ayer una encendida defensa de la familia.
- Apartándose de a ratos del texto en inglés que tenía preparado, en español y con un traductor, dijo que la familia es hoy sometida a una "colonización ideológica que busca destruirla". "Como nuestros pueblos le dijeron que no a la colonización política, como familia tenemos que ser fuertes en la misión que Dios nos da y decirles no a colonizaciones ideológicas", pidió, provocando aplausos.
- Por otra parte, exaltó la figura de Pablo VI y su controvertida encíclica Humanae Vitae, que les dijo no a los métodos anticonceptivos y a programas gubernamentales para controlar la natalidad.