En la FAO, Caparrós habló del hambre y denunció “el asistencialismo que toma de rehén a la gente”
El escritor habló en un evento del organismo internacional sobre esa problemática, que fue eje de uno de sus libros
ROMA.- Martín Caparrós fue hace unos días la estrella de un evento sobre el hambre que tuvo lugar en la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. El periodista y escritor argentino, que vive en España, fue invitado al organismo internacional que lucha para erradicar la desnutrición en el mundo a un evento titulado “Agenda 2030 - Fighting Hunger, Overcoming Poverty, Protecting our Climate - open up new prospects”, a partir de su libro,El Hambre.
En su libro, Caparrós realiza un análisis sobre este flagelo desde una perspectiva inusual. Recogiendo testimonios a los largo de distintos países como Estados Unidos, India, Níger, Madagascar, Argentina, Sudán del Sur y Bangladesh, Caparrós llega a provocativas conclusiones sobre el actual orden económico global, la distribución de los recursos y el rol de la política, la religión y las compañías multinacionales.
“Este libro, que fue traducido ya a 16 idiomas, nos inspiró a convocar esta conferencia”, explicó la embajadora de Alemania ante la Santa Sede, Annette Schavan, al abrir el evento, que fue organizado por la Representación Permanente de Alemania ante la FAO y la Embajada de Alemania ante la Santa Sede, en cooperación con la Representación Permanente Argentina ante la FAO y la Embajada Argentina ante la Santa Sede.
En su aplaudida intervención Caparrós -que fue presentado por el embajador argentino ante la FAO, Claudio Rozencwaig-, explicó por qué decidió escribir un libro sobre un tema tan incómodo y sobre el que hay tantos “clichés” como el hambre, tema constante en los reportajes sociales realizados en su país y en el mundo. De hecho, contó que al principio tuvo sus dudas: “¿Qué podía decir?”.
Pero dos ideas clave lo convencieron a seguir adelante: la primera, que no hay algo como el hambre, un sentimiento abstracto, sino muchísimas personas que no comen lo suficiente . “Entonces había que contar sus historias”, dijo, hablando en perfecto inglés. En segundo lugar, se dio cuenta de que al margen de contar esas historias dramáticas de esas personas de carne y hueso que padecen falta de alimentos, había que tratar de entender por qué existe el hambre.
“No hay hambre, sino mecanismos que producen ese resultado. El hambre tiene muchas causas. Desde hace al menos 40 años producimos comida suficiente para alimentar a todos, pero hay 9 millones de personas que mueren cada año por malnutrición. Producimos comida, pero se concentra en los mercados ricos. La principal razón del hambre no es la pobreza, sino la riqueza, que hace que haya una injusta concentración y distribución de comida”, dijo.
Al exponer las ideas centrales de su libro, Caparrós dio el ejemplo de Níger, un país africano donde se habla de un tipo de “hambre esturctural”, inevitable, que no se puede arreglar, que, sin embargo, es el segundo productor mundial de uranio. Su explotación es controlada por una corporación china y otra francesa.
Al hablar de su país, la Argentina, a la que también le dedica un capítulo de El Hambre, destacó que se trata del mejor ejemplo de la contradicción de un país de 40 millones de personas, que produce y exporta alimentos al mundo, donde, no obstante, 2 millones no comen los suficiente. Y denunció el asistencialismo de gobiernos y ONG que le dan a la gente comida, pero no los instrumentos para ser autónomos, es decir, “el asistencialismo que toma de rehén a la gente”.
Caparrós planteó, finalmente, que no hay solución al hambre sin voluntad política de solución; y la necesidad de que pueda construirse, como sucedió a partir de los años ’70 con la ecología, una conciencia sobre el tema, algo difícil. “A diferencia de la ecología, que parece amenazarnos a todos, el hambre es la amenaza menos igualitaria de todas porque es algo que le pasa a otros, es fácil no preocuparse”, lamentó.
Participaron luego de un interesante debate -moderado por el embajador de Alemania ante la FAO, Hinrich Thölken-, Flaminia Giovanelli, del dicasterio del Vaticano para la Promoción del Desarrollo Integral, creado recientemente por el Papa; la presidenta del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria y embajadora de Sudán ante la FAO, Amira Gornass; y el representante de Bayer, Hartmut van Lengerich. El embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, fue el encargado de realizar las palabras de cierre.
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