En Tacloban, escenas del Apocalipsis
En el lugar más afectado por el tifón, los autos quedaron destrozados y los árboles fueron arrancados de cuajo; los que sobrevivieron "son como zombies buscando comida", relató una testigo
TACLOBAN, Filipinas.– La torre de una iglesia, con su cruz colgando suelta, asoma entre las casas arrasadas, los autos destrozados, los postes de luz caídos y los árboles arrancados de cuajo, mientras los sobrevivientes intentan cuantificar las pérdidas .
Un hombre de shorts blancos con el torso desnudo llora en cuclillas, escondiendo la cara entre los brazos. Otro intenta realizar la tarea usualmente normal de lavar los platos en una palangana dentro de una camioneta abollada, rodeado de cadáveres abandonados.
Dos días después de que uno de los tifones más potentes del planeta desatara su furia sobre Filipinas, se cree que el número de muertos ascendería a 10.000 … sólo en la ciudad de Tacloban.
Fue cerca de aquí que el general norteamericano Douglas MacArthur desembarcó con 174.000 hombres el 20 de octubre de 1944, dándoles a los aliados una de sus mayores victorias de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, hombres, mujeres y chicos pisan con cuidado sobre los restos astillados de casas de madera, en busca de sus seres queridos desaparecidos y sus pertenencias. Desde el aire, las imágenes de televisión muestran árboles arrancados de cuajo y barcos arrastrados a tierra firme.
Ni un solo edificio parece haber escapado a la devastación en esta ciudad de 220.000 habitantes, capital costera de la provincia de Leyte, unos 580 kilómetros al sudeste de Manila.
Los sobrevivientes esperan en fila el reparto de arroz y agua. Algunos se quedan sentados mirando, con el rostro cubierto con trapos para alejar el hedor de los muertos.
Una mujer embarazada de ocho meses describe entre lágrimas cómo la tormenta barrió literalmente a los 11 miembros de su familia, incluidas sus dos hijas. "En este momento no puedo pensar", dice. "Estoy sobrepasada."
En el aeropuerto, la gente espera en medio del barro y el agua, después de horas de marchar a pie desde el centro de Tacloban, con la esperanza de ser evacuados por aeronaves militares. Las rutas de acceso y salida de la ciudad quedaron intransitables, cubiertas de escombros y árboles caídos. "Queremos llegar a Cebu o a Manila", dice un turista, y agrega, consternado: "Tengo que salir de acá".
En cada vuelo apenas pueden apiñarse unas 110 personas. Los ancianos, enfermos y chicos tienen prioridad. Dos soldados cargan a un hombre que no puede caminar.
Jenny Chu, estudiante de medicina y residente de la localidad, ya no reconoce su ciudad. "Desapareció todo. Nuestra casa es como un esqueleto, y ya nos estamos quedando sin comida y agua. Buscamos comida donde sea."
"Asaltan hasta los camiones de entregas", agrega Chu. "Son como zombies que caminan buscando comida."
El teniente coronel Fermín Carangan, de la fuerza aérea filipina, recuerda cómo sobrevivió junto a otros 41 oficiales en una oficina de su aeropuerto mientras los vientos superaban los 300 kilómetros por hora, con ráfagas de 350 kilómetros o más.
"De repente, el mar y las olas tiraron abajo las paredes y vi cómo el agua ser tragaba a mis hombres, uno tras otro." Dos se ellos se ahogaron, y cinco están desaparecidos.
Carangan fue arrastrado por el agua hasta que se aferró a una palmera que flotaba a la deriva, junto con un chico de siete años.
"Durante las cinco horas siguientes estuvimos en medio del mar embravecido, azotados por el viento y una fuerte lluvia. Todo era negro, no se veía nada. Y yo le seguía dando charla al chico, porque no paraba de decirme que estaba cansado y que quería dormir."
Finalmente, Carangan divisó tierra y nadó con el chico hasta una playa cubierta de cadáveres. "Pienso que él me salvó, porque me obligó a encontrar fuerza para ayudarlo a sobrevivir."
Algunos han expresado su enojo por la lentitud del operativo de rescate, pero el jefe de Defensa del país, Voltaire Gazmin, negó que estén mal preparados. "¿Qué pretenden? ¿Ganarle a un tifón?", dijo. "Fue el tifón más fuerte del planeta. Hicimos todo lo que se pudo hacer."
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El Papa pidió "ayuda concreta"
El papa Francisco pidió ayer a los católicos que recen, pero también que hagan llegar una "ayuda concreta" a los cientos de miles de víctimas del tifón que sacudió las últimas horas a Filipinas.
"Deseo asegurarles mi proximidad a las poblaciones de Filipinas y de la región. Tratemos de hacerles llegar nuestra ayuda concreta", dijo Francisco ante más de 70.000 fieles que lo escucharon en la Plaza San Pedro.
Traducción de Jaime Arrambide
Manuel Mogato y Roli Ng
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