En Washington ponen la lupa sobre la desigualdad rampante en América Latina
WASHINGTON.- Los estallidos sociales en Chile y Ecuador , las crisis y las dificultades económicas que atraviesan varios países y la continuidad de las pujas ideológicas a la vista en las elecciones en Bolivia, la Argentina y Uruguay luego de las de México, Colombia y Brasil han dejado al descubierto los enormes desafíos que enfrenta América Latina.
Aunque cada país carga con sus propias idioscincracias y problemas, analistas que miran a la región desde Washington ven algunos hilos que recorren la región: una fuerte desigualdad, a la que muchos marcan como el principal y más serio talón de Aquiles; frustración con la clase política, alimentada, en parte, por la corrupción, y economías con déficits estructurales que parecen incapaces de responder a las demandas sociales.
"La raíz es muy similar en todas partes", apunta Monica de Bolle, directora del programa de América Latina y mercados emergentes en la Universidad Johns Hopkins, y analista del Instituto Peterson de Economía Internacional. "Hay lugares donde los problemas son más graves y lugares donde los problemas son menos graves, pero es la misma historia que vemos en todas partes y es la misma historia que hemos visto en América Latina una y otra vez. Es desigualdad, y mucha", indica.
De Bolle también remarcó que varias de las economías de la región además ahora crecen poco, y carecen del dinamismo suficiente para generar las mejoras en la calidad de vida que demanda la gente. El corolario es un "amplio sentimiento" de frustración con la dirigencia política. La región, remarca, está en "atolladero" porque al agotarse el boom de las commodities se acabó el viento de cola externo de principios de siglo. Y no hay respuestas políticas convincentes.
"Existe esta sensación general de insatisfacción porque la gente siente que las mejoras que habían visto en sus vidas hasta ese momento se han estancado", indica. "La historia en Chile es la misma, y la historia en Ecuador es la misma, y en la Argentina es la misma, y en Bolivia es la misma, y en Brasil es la misma. Y en México. En todas partes tenés un poco de esa historia. Puede que no sea exactamente por las mismas razones, pero es la misma historia subyacente", cierra.
La solución dista de ser sencilla. De Bolle habla de un "replanteamiento radical" de las estructuras de las economías. Erick Langer, profesor de la Universidad Georgetown, ofrece una mirada similar al afirmar que el problema es tanto de gobiernos de izquierda y de derecha, y que América Latina debió industrializarse mejor en "la época de vacas gordas".
"La gente antes ganaba más, y ahora está ganando menos, y las desigualdades no se terminaron, entonces ve que el auge no fue tan bueno como parecería y más bien están descontentos porque el auge no sigue. Hay muchas expectativas de mejorar su vida, y ven que no es el caso. Eso es un nivel muy general ocurre tanto en países donde hay gobiernos de izquierda como de derecha", describe Langer.
"El gran problema es que América Latina en vez de industrializar más, ahorrar más, gasta más, y se vuelca más y más a las materias primas", apunta. "América Latina no hizo lo que tenía que hacer en la época de vacas gordas, que era blindarse de las tendencias mundiales. No desarrolló más sus mercados internos, no apostó a la industrialización. Era mucho más fácil plantar más soja, comprar heladeras chinas en vez de brasileñas", ahonda.
Peter Hakim, presidente emérito del Diálogo Interamericano, es más renuente a ver hilos conductores entre los países de la región, pero si ve una similitud entre las protestas en Chile, ahora, y las de Brasil en 2013. A eso le sumó también los problemas que ha habido con la corrupción en la región.
"Si hay un hilo conductor tiene que ser la frustración y la ira con la situación económica", afirmó.
Benjamin Gedan, director del Argentina Project en el Centro Woodrow Wilson, también puso el acento en los "bajos niveles de crecimiento económico", un tema recurrente en la mirada de Washington hacia la región. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que mantiene programas en Ecuador y la Argentina que han sido foco de críticas, ha abogado por llevar adelante reformas estructurales para apuntalar la productividad, estancada desde hace años.
"Hartos de bajos niveles de crecimiento económico y altos niveles de corrupción pública, los latinoamericanos se están movilizando contra sus líderes", dijo Gedan, que también llevó la mirada a la erosión de la democracia: "El apoyo a la democracia se ha reducido drásticamente en Ecuador y la Argentina. Ahora, los ecuatorianos están llevando sus frustraciones a las calles, mientras que los argentinos parecen ansiosos por castigar a su líder en las urnas".
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