En Zimbabwe comenzó una virtual caza de granjeros blancos
HARARE.- El gobierno de Zimbabwe instó ayer a los granjeros blancos a abandonar sus tierras antes de dos semanas o de lo contrario serán desalojados por la fuerza, en lo que supone una nueva escalada de la crisis que sufre el país y el inicio de una verdadera "caza de blancos".
El ministro de Agricultura de Zimbabwe, Joseph Made, llamó a los productores comerciales a "salir inmediatamente" de sus tierras, elegidas por el gobierno para distribuirlas entre los nativos negros desposeídos.
A principio de mes, Made informó a la Unión de Granjeros Comerciales (UGC, que agrupa a los productores blancos), que el gobierno aumentó a 8,3 millones de hectáreas (de los casi 12 millones que los blancos poseen) la cantidad de tierra que expropiará sin compensación económica para distribuir, y no 4,8 como había anunciado antes.
"Los terratenientes blancos se niegan a coexistir con los ocupantes negros de las haciendas, algunos los han atacados, y en consecuencia pedimos ahora la entrega de sus tierras", dijo.
Zimbabwe está sumergido en la violencia política desde que los veteranos de la guerra de la independencia invadieron, el año último, unas 1700 haciendas de blancos, con el beneplácito del presidente Robert Mugabe, para intimidar a la oposición en vísperas de las elecciones legislativas.
La invasión y la violencia costaron la vida a unas 35 personas -incluidos seis blancos- todas miembros o simpatizantes del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), que logró, no obstante, la mitad de los escaños parlamentarios en disputa.
Granjeros detenidos
Anteayer, 21 granjeros de origen europeo fueron liberados por la policía, que los había detenido dos semanas atrás por "actos de violencia pública" contra nativos negros que ocuparon ilegalmente sus propiedades.
Los disturbios comenzaron cuando los ocupantes de una hacienda de Chinhoyi, la principal región productora de trigo (100 km al noroeste de Harare), amenazaron al propietario, que pidió auxilio por radio a dos de sus vecinos. A estos tres se unió otra veintena de granjeros, convocada también por radio, y en los enfrentamientos hubo heridos de ambos bandos.
Tras los incidentes, militantes de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU) iniciaron una ola de ataques y saqueos que se prolongó por una semana, en la cual decenas de familias blancas debieron abandonar sus haciendas.
La UGC acusó a la policía de hacer "la vista gorda" y denunció que varios agentes participaron en los saqueos. "Los policías nos ordenaron sacar de la finca los muebles, que luego repartieron entre ellos", dijo un trabajador. Otros aseguraron que la policía custodiaba a los veteranos y los instaban a "apurarse, que hay otras granjas que debemos visitar".
Los ataques agravaron la crisis económica. "¿Para qué trabajar si nos van a sacar todo?", preguntó uno de los granjeros que decidieron no plantar.
El presidente Mugabe ha dicho que no pondrá fin en el corto plazo a la violencia, por lo que Estados Unidos podría congelar la ayuda a ese país; Dinamarca y Alemania ya lo han hecho.
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