Encarcelan a una periodista por no revelar su fuente
NUEVA YORK.– En un caso que es considerado una prueba de fuego para la libertad de prensa en Estados Unidos, un juez federal de Washington ordenó ayer el arresto inmediato de la periodista Judith Miller, del diario The New York Times, por negarse a revelar sus fuentes ante un jurado que investiga qué funcionario del gobierno filtró el nombre de una agente secreta de la CIA.
En cambio, el otro periodista involucrado en la investigación, Matthew Cooper, de la revista Time, fue dejado en libertad luego de anunciar que cooperará con el jurado, ya que, según señaló en su dramática presentación, su fuente lo había autorizado a revelar su identidad a la Justicia. A no ser que cambie de posición, Miller, una prestigiosa reportera investigadora de 57 años, deberá estar tras las rejas hasta octubre, cuando termine la investigación que lleva adelante el fiscal especial Patrick Fitzgerald.
“Existe una posibilidad real de que el encarcelamiento la lleve a testificar”, señaló el juez Thomas Hogan, al explicar su decisión de enviar a Miller a una prisión federal en Washington, desoyendo incluso los pedidos de clemencia de la defensa para que, por su desacato, se la condenara a un arresto domiciliario.
“Si la gente no puede confiar en que los periodistas garantizarán la confidencialidad, los periodistas no pueden funcionar y no puede haber libertad de prensa”, advirtió Miller al juez.
“Mi derecho a la desobediencia civil se basa en mi conciencia personal, es fundamental para nuestro sistema y ha sido honrado a lo largo de la historia”, agregó, antes de ser esposada y retirada de la sala.
El caso, que tanta polémica ha generado, comenzó el 6 de julio de 2003, cuando el ex embajador norteamericano Joseph Wilson escribió una columna en The New York Times alegando que el gobierno de George W. Bush estaba manipulando información falsa sobre Irak para justificar una invasión.
A los pocos días, el periodista conservador Robert Novak (cuya columna se publica en varios diarios, entre ellos The Washington Post), reveló en una nota que Wilson tenía información clasificada porque su esposa, Valerie Plame, era una agente encubierta de la CIA.
En Estados Unidos, revelar la identidad de un agente secreto de inteligencia constituye un crimen federal si se demuestra que quien lo divulgó lo hizo intencionalmente y sabiendo del status del agente. Wilson atribuyó la filtración a un esfuerzo por intimidar a quienes se oponían a la guerra contra el régimen de Saddam Hussein y apuntó como responsable a Lewis “Scooter” Lobby, jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney.
En un artículo posterior en la revista Time, Matthew Cooper también informó sobre la relación, pero, irónicamente, Miller, que recolectó material y confirmó los datos con sus fuentes, jamás escribió una nota al respecto.
Si bien Cooper y Miller fueron llamados a testificar para revelar sus fuentes y condenados por desacato a fines del año pasado por el juez Hogan, Novak nunca fue citado, lo que ha despertado muchas suspicacias entre los medios críticos de esta administración. Por otro lado, hasta el momento, el fiscal Fitzgerald no ha acusado a nadie de ningún crimen.
Los periodistas llevaron el caso a la Corte Suprema, que, para sorpresa de muchos, se negó a tratar la apelación el mes pasado.
Tras la medida, Time decidió que entregaría las anotaciones de Cooper en las que se identifica a sus fuentes para evitar que su periodista fuera a prisión.
Cooper, no obstante, aseguró que él no declararía ante la Justicia, pero cambió de opinión ayer a la mañana, cuando su fuente lo contactó directamente y lo autorizó a revelar su identidad. “Estoy preparado para testificar. Cumpliré con las órdenes”, dijo ayer, pero aclaró que no hará pública la controvertida información.
“Acto draconiano”
De todos modos, la revista Newsweek, en su número de esta semana, afirma que el principal asesor político del presidente Bush, Karl Rove, fue una de las fuentes de Cooper. Y en un comunicado a través de sus abogados Rove destacó que “nunca divulgó, a sabiendas, información secreta”.
Ayer, el director de The New York Times, Bill Keller, calificó la sentencia contra Miller como “un acto draconiano que castiga a una periodista honorable”, que había tomado “una decisión valiente siguiendo sus principios”. Y el abogado de la periodista, Floyd Abrams, destacó que su cliente había decidido “ir a la cárcel antes de traicionar a sus fuentes”.
Conmovido por la decisión judicial y sus posibles consecuencias para la libertad de prensa en Estados Unidos, el Club Nacional de Prensa, la institución periodística más importante del país, condenó la medida, y su presidente, Rick Dunham, indicó que supone un “abuso particularmente atroz” de la discreción del fiscal.
“El uso de fuentes confidenciales es un tema de debate permanente en los medios de comunicación. Usarlas o no es una decisión ética que corresponde a la prensa libre, no al gobierno”, subrayó a LA NACION Gene Policinski, del Freedom Forum, fundación que defiende el derecho a la libertad de prensa en Estados Unidos.
“Ahora, muchos funcionarios del gobierno lo pensarán dos veces antes de acudir a los periodistas para realizar denuncias anónimamente. Este es un día muy triste para la libertad de prensa”, concluyó Policinski.
Cronología
06/07/2003
El ex embajador Joseph Wilson escribe una columna en The New York Times en la que acusa al gobierno de Bush de manipular datos para justificar la invasión de Irak.
13/07/2003
El periodista conservador Robert Novak, de The Washington Post, escribe en una nota que "fuentes oficiales" le revelaron que Valerie Plame, esposa de Wilson, era una espía de la CIA.
17/07/2003
El reportero Matthew Cooper, de la revista Time, escribe un artículo en el que confirma que Plame era agente de la CIA. Judith Miller, de The New York Times, obtiene la confirmación del dato, pero no publica nada.
18/12/2003
El Departamento de Justicia inicia una investigación para descubrir quién reveló la identidad de Plame, lo que constituye un delito federal. Un fiscal especial cita a Cooper y a Miller, que se niegan a revelar sus fuentes.
15/04/2005
Una corte federal de Washington condena a Cooper y Miller a 18 meses en prisión por desacato. Los periodistas apelan a la Corte Suprema.
27/06/2005
La Corte rechaza tratar la apelación de Cooper y Miller. El tribunal federal da un ultimátum de una semana a los periodistas para que revelen sus fuentes.
30/06/2005
Time anuncia que entregará las anotaciones de Cooper en las que identifica a sus fuentes. The New York Times rechaza esa decisión y ambos periodistas sostienen que no revelarán sus fuentes.
06/07/2005
Cooper dice que su fuente lo autorizó a revelar su identidad a la Justicia. Miller mantiene su postura y es encarcelada.
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