Entre ricos y pobres, púas afiladas
Las empleadas en Melilla son del mismo tipo que las ubicadas sobre el muro de Israel
MELILLA (De una enviada especial).- Verlas de cerca produce escalofríos.
Las púas del alambre que corona la valla entre la pobreza y la riqueza no son de las habituales para demarcar el terreno en el campo, sino cortantes, de uso militar, imposibles de encontrar en otro sitio que no sea una barricada y del mismo tipo que las empleadas sobre el vilipendiado muro que Israel construyó para dividir el territorio con los palestinos, según se confirmó aquí a LA NACION.
El escabroso detalle sobre las púas -en realidad, pequeñas cuchillas dobles y cortantes por tres de sus cuatro lados- se conoció junto con un documento televisivo que muestra a un agente de la Guardia Civil en el momento de propinar cinco puntapiés con su borceguí a un inmigrante africano caído en tierra en el pasillo que discurre por la doble valla.
"¡Por favor, señor, por favor!", llegó a suplicar el inmigrante apenas empezó la paliza, pero fue en vano. Cuando el castigó terminó, fue levantado y llevado al interior de una camioneta blanca de la Guardia Civil.
"No lo he visto", dijo el ministro de Trabajo y responsable de Inmigración del gobierno socialista, Jesús Caldera, al ser interrogado sobre la cuestión.
"Perdone, tengo una audiencia", contestó, en tanto, y ante las mismas cámaras españolas, el canciller Miguel Angel Moratinos. Por su parte, el ministro de Interior, José Antonio Alonso, se abstuvo de hacer comentarios.
Un vocero de la Guardia Civil indicó que habría "una investigación interna". Fuentes locales que trabajan con inmigrantes consideraron que episodios como ése "sin ser habituales, tampoco son una excepción".
El documental fue elaborado por la televisión abierta Telecinco. En él se ve también el momento en que un grupo de inmigrantes llega a la valla. "¡Tira pa´ atrás, negro, que te doy en la cabeza!", es el grito de advertencia de los vigías antes de que empiecen a sonar los disparos.
Múltiples cortaduras
En cuanto a las cuchillas del alambre, se sabe que llevan meses colocadas. Buena parte de las heridas de los africanos se producen al quedar ensartados en ellas.
"Funcionan como un collar de castigo: una vez que se te ha clavado, cuanto más te mueves más te cortas", se explicó.
El socialista José Luis Rodríguez Zapatero dijo haberse enterado ayer de su existencia y pidió su inmediata remoción. "Quiero una barrera infranqueable pero que no haga daño", especificó.
La empresa Indra confirmó que prepara un diseño acorde con tal deseo. Las cuchillas, en tanto, permanecerán allí (posiblemente seis meses más) hasta que se instale una nueva y tercera valla con la directiva presidencial.
Lo más probable, dijeron voceros de la firma, es que sea una suerte de laberinto que active sensores y alarmas cuando alguien ponga uno de sus pies sobre él.
La valla -el gobierno socialista español no quiere hablar de muro- cuenta con 24 casetas de vigilancia para 12 kilómetros de perímetro. Y más de cien cámaras de circuito cerrado operadas mediante consolas de un centro de control específico.
Eso -y sus cuchillas- es lo primero que ven (y sienten) los inmigrantes de la "marcha negra" al llegar a Europa.
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