España ya piensa en las próximas elecciones
MADRID (De nuestra corresponsal).- La incertidumbre se desvela de a poco en la España del inédito y virtual empate entre sus dos grandes partidos políticos que se registró en las elecciones regionales de anteayer.
Ambos demostraron que están en condiciones de competir el año próximo en los comicios nacionales de los que surgirá el sucesor del presidente José María Aznar, pero es difícil decir cuál de los dos quedó mejor parado para esa instancia.
Los dos tuvieron logros y fracasos significativos. El gobernante Partido Popular (PP) salvó honrosamente su gestión, muy criticada en los últimos meses. Pero el presidente José María Aznar no ganó el plebiscito que se había propuesto al resultar el socialismo la fuerza más votada.
Mientras, y aunque sea por escaso margen, el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) retornó a la posición de fuerza mayoritaria después de diez años en segunda fila. Pero se reveló inepto para capitalizar el 91% de rechazo a Aznar que, hace sólo dos meses, se respiraba en el país a causa de la guerra de Irak.
El empate se revela en las estructuras de poder. Los socialistas fueron los más votados en los comicios municipales, pero ganaron en seis comunidades autónomas (provincias), mientras que el PP lo hizo en siete y, además, arrasó en la ciudad de Madrid, con un triunfo histórico.
Los populares demostraron enorme capacidad de movilización y convocatoria para enfrentar el escenario más que adverso en que los sorprendió el comicio. En sentido inverso, a los socialistas les faltó ambición y acierto para ganar ese territorio. Quizás el empate les quede más corto a ellos que a los otros.
Algo cambiará de cara al futuro. Tal vez los populares moderen su apelación a su mayoría absoluta en el Congreso, pero es seguro que lo usarán como escenario para disparar contra el líder socialista Zapatero.
En lo interno, no son horas fáciles para ninguno de los dos. José Bono, un barón socialista, crítico de Zapatero, logró en Castilla La Mancha el mejor resultado del PSOE. A su vez, el férreo Aznar vio nacer en Madrid la estrella política del joven Alberto Ruiz Gallardón, el hombre que ya le hace sombra.
Cada una de las dos fuerzas espera que la otra reconozca su derrota. Difícilmente alguno acceda al gesto. Convertidos en algo muy parecido a un medición de audiencia, los comicios de anteayer demostraron que los dos partidos tienen público suficiente como para largarse a la gran competencia. Y de eso se tratará en los próximos meses.
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