" Esta no es la crisis del euro. es una crisis de gestión política"

BERLIN.– Klaus Zimmermann, destacado economista alemán y director del renombrado Instituto para el Futuro del Trabajo (IZA, por sus siglas en alemán), es un extremo defensor del euro. "Para mí, no hay alternativas al euro. La moneda única es una historia de éxito; por esto, también Europa pudo soportar, en cierta medida, la reciente crisis financiera global", dice el economista, en una entrevista con LA NACION.

Sin embargo, Zimmermann, que también fue director del Instituto Alemán de Investigación Económica, argumenta que Grecia no puede salir de su extrema situación actual si se queda en la moneda única.

Acerca de Alemania y de la canciller Angela Merkel, opina que ambos se dejaron llevar durante demasiado tiempo por la "táctica política del aplazamiento [aunque fuera] en contra de su conciencia económica".

–¿Puede y debe Alemania encargarse de la gestión de la crisis europea de las deudas soberanas?

–El papel principal que se le atribuye a Alemania debido a su peso político y económico se basa, en primer lugar, en un buen ejemplo: Alemania llevó al cabo, durante años, dolorosas reformas del mercado del trabajo, modificó su economía y contuvo los salarios. Además, un programa de limitación de la deuda pública, como lo que escribió en su Constitución, produjo más confianza todavía. Con estas bases, se alimentó el crecimiento y se creó un ancla para Europa, que precisamente sirve en este momento. Pero el gobierno debería decir ahora, claramente, que Europa no puede seguir con las políticas económicas actuales.

–¿Hay, entonces, un futuro para el euro?

–Claro que sí. Para mí, no hay alternativas al euro. La moneda única es una historia de éxito; por eso, también Europa pudo soportar, en cierta medida, la reciente crisis financiera global. Pero ahora es el momento de cimentar la unión monetaria, también, a través de una política económica y financiera común. El Banco Central Europeo, por su parte, debería dejar de hacer política fiscal y fomentar la inflación.

–¿Cuál es el significado de la votación del pasado jueves en el Bundestag para Alemania y para Europa?

–Desde Alemania se lanzó una señal clara: Europa tiene la posibilidad de decir basta.

–Standard & Poor’s amenazó la semana pasada con rebajar la calificación de Alemania, en el contexto de la extensión del fondo de rescate. ¿Podría encontrarse Alemania en peligro, también?

–Estos juegos psicológicos son ejemplos de que las agencias de rating están desempeñando un papel muy dudoso en este proceso. No pueden convertirse en actores del debate político y económico. Necesitamos aquí, también, más competitividad y agencias de calificación independientes, que no sienten sus bases sólo en Estados Unidos.

–Volviendo a Grecia... Crece, en los ambientes políticos, la impresión de que una insolvencia ordenada de Grecia ya no es evitable. ¿Está usted de acuerdo?

–Yo digo, desde el principio de la crisis del euro, que también la política de reformas más atrevida puede tener éxito en Grecia, sólo si se llega a una reducción de la deuda. Para mí, se trata de algo más que cierto.

–¿Cuáles serían las consecuencias?

–La Argentina lo hizo antes. También lo vimos en la economía durante la gran recesión. Una insolvencia es el comienzo de una recuperación y, si está bien hecha, puede poner las bases para el crecimiento y el alcance del bienestar. Sólo así es posible librarse de la lastra de las deudas. Pero las políticas de reformas tienen que ser llevadas al cabo de manera consecuente; el país debe volver a ganar competitividad.

–Merkel desempeña un papel fundamental en la gestión de esta crisis, pero, por eso, es constantemente criticada. ¿Cuáles fueron sus errores más graves?

–Yo creo que desde el principio la canciller debería de haber comunicado más claramente que no hay alternativas al euro y que ésta no es una crisis de la moneda: es una crisis de gestión política. Alemania no debería haberse dejado involucrar, contra su conciencia económica, en la táctica política del aplazamiento. Es ahora más que urgente llevar al cabo las reformas necesarias.