Fernando Lugo: "Los paraguayos tienen que hacer su propio proceso"
En una entrevista con LA NACION, el ex obispo católico se diferenció de Chávez
ASUNCION (De una enviada especial).- Los colorados, paradójicamente, lo acusan de "rojo". Lo llaman el "Chávez paraguayo" y lo vinculan con las corrientes más izquierdistas de la región. Su figura, sin duda, inquieta a muchos acá. El ex obispo Fernando Lugo, no obstante, insiste en que su ideología se ubica "en el centro, como la boca del poncho", y rehúsa identificarse con otros gobiernos de América latina. "Paraguay tiene que hacer su propio proceso", opina.
Al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio, que aglutina a nueve partidos y 20 movimientos sociales, Lugo encabeza las encuestas para las elecciones del domingo, en las que el histórico Partido Colorado podría ser desbancado del poder tras 61 años de gobierno.
Ayer, a pocas horas del cierre de su campaña, el ex obispo -suspendido por el Vaticano para ejercer sus funciones ministeriales- recibió a LA NACION en su chalet de Lambaré, un barrio con calles de adoquines fuera de Asunción.
La casa, convertida en una suerte de sede de campaña, está repleta de gente que entra y sale. En algunos casos, con celulares, y en otros, con armas, ya que, en un país donde las balas se han cobrado la vida de más de un político, velar por la seguridad de un candidato no es un tema menor.
El cuarto que hace de sala de espera está decorado con una bandera de Paraguay y carteles con la cara de Lugo. Pero en su "oficina" no hay rastros de campaña. Un almanaque de San Cayetano cuelga en una de las paredes, y en la biblioteca se distingue una foto del Che Guevara.
Vestido con una campera azul y un pantalón negro, Lugo saluda con un fuerte apretón de manos. Parece tranquilo, y, ante el comentario, advierte: "Siempre aparento muy tranquilo y hiervo por dentro".
-¿Qué opina de la dura campaña negativa que lanzó el oficialismo para deslegitimarlo?
-Sinceramente, no esperaba acusaciones tan grandes, pero puedo entender a qué se deben. Lo que estamos haciendo es una gran osadía. Al Frente Amplio, en Uruguay, le tomó 30 años llegar al poder. Nosotros firmamos el acuerdo político de la Alianza en agosto de 2007, no tenemos ni ocho meses, y queremos cometer la osadía de romper la hegemonía de un partido que tiene más de 60 años. No es poca cosa.
-¿Cree que pueden lograrlo?
-Nosotros siempre decimos que no va a ser fácil, pero tampoco va a ser imposible. Si hubo otras experiencias en otros países, ¿por qué no en Paraguay?
-¿Con qué línea se identifica más, con la de los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, o con la de Brasil, la Argentina y Uruguay?
-Me identifico con una línea intermedia. Con la línea de Fernando Lugo. Una línea diferenciada. Paraguay tiene que hacer su propio proceso. Creo que en América latina no hay paradigmas políticos unificados, cada país tiene su sello. Si bien tenemos problemas comunes, también tenemos cosas muy diferentes. Creo que los paraguayos tenemos el gran desafío de hacer nuestro propio proceso de fortalecimiento democrático para poder integrarnos a la región y no permanecer al margen de estos gobiernos progresistas.
-Entre otras cosas, lo acusan de ser el "Chávez paraguayo". ¿De qué lado del espectro político se ubica?
-Muchos han trasladado mi opción pastoral a la opción política e ideológica y por eso la gente me identifica con la izquierda. Pero yo estoy en el centro, como la boca del poncho, como el eje del carro. Eso ha facilitado que yo pueda reunir a nueve partidos tan diferenciados que antes ni se saludaban.
-¿Siente que al sancionarlo el Vaticano lo defraudó?
-Al contrario, creo que el Vaticano reaccionó como debía, fue fiel a su doctrina, al derecho canónico y a sus dogmas. El mío es un caso inédito a nivel mundial. Hubo sacerdotes que pidieron permiso para dedicarse a la política, pero no a nivel episcopal.
-Si llega a la presidencia, ¿cómo piensa obrar en temas como el aborto, la eutanasia ?
-Creo que la libertad debe permear en todos los programas del país. Nadie puede negar la libertad de conciencia, de opción. En la Alianza respetamos todas las ideologías y no vamos a esconder la cabeza ante los grandes temas polémicos de tinte moral o moderno. En temas como la eutanasia y el aborto yo me identifico profundamente con mis creencias personales, que son las de la Iglesia. Pero creo que la ciudadanía va a participar activamente del debate, sin depender exclusivamente de lo que piense el presidente.
-Uno de los ejes de su campaña es la renegociación de los tratados de Yacyretá e Itaipú, ¿cree que la Argentina y Brasil están en deuda con Paraguay?
-Históricamente, sí. Pero nosotros no reclamamos la deuda de la Triple Alianza. Reclamamos un precio justo de los tratados de Itaipú y Yacyretá, que son leoninos e injustos para Paraguay. La energía va a Brasil a precio de costo, y lo que nosotros reclamamos es el precio de mercado, que podría cambiar sustancialmente la economía paraguaya.
-Paraguay es un país sojero que tiene, a la vez, una población campesina muy grande. ¿Cómo piensa lidiar con los intereses opuestos?
-Uno de los primeros puntos de nuestro programa es la reforma agraria. La distribución de tierras es escandalosa. Nunca se ha hecho una reforma agraria. Es más: ni siquiera tenemos un catastro nacional de propiedades. La patria sojera ha expulsado del campo a sectores campesinos muy humildes. Pero yo no creo que sean incompatibles los dos modelos de agricultura, el tradicional y el moderno mecanizado.
-Una vez hecho el catastro, ¿piensa expropiar tierras improductivas?
-Sí, [la expropiación] es una figura constitucional. La Constitución garantiza la propiedad privada, pero también garantiza la expropiación, vía parlamentaria, de lo que no está explotado.
-¿La Alianza va a respetar el resultado del domingo?
-Hemos dicho que vamos a aceptar el resultado en tanto y en cuanto esté garantizada la legalidad de las elecciones. No tenemos problema en perder por un voto si las elecciones son transparentes. Pero no existe ese ambiente de confiabilidad en la justicia electoral.
-¿Qué afinidad tiene con el obispo emérito argentino Joaquín Piña?
-Piña es más paraguayo que argentino (se ríe). Estuvo aquí 30 años. Su incursión política me parece que fue más coyuntural. Nosotros estamos en un proyecto político a largo plazo.
-Pese a la sanción del Vaticano, ¿es correcto seguir llamándolo monseñor?
-Hasta el domingo. Después, díganme presidente.
EL PERFIL
- Pasado religioso: nacido hace 58 años en el seno de una familia humilde, Lugo fue obispo del departamento de San Pedro, el más pobre del país. Conocido como "el obispo de los pobres", no ocultó su adhesión a la Teología de la Liberación.
- Incursión política: se lanzó a la política en 2005, al liderar un grupo de organizaciones sociales y sindicales muy crítico del gobierno. El año pasado anunció su candidatura presidencial.
- Suspensión: sigue siendo monseñor, pero fue suspendido por el Vaticano ad divinis (sanción que lo inhabilita a ejercer su ministerio).