Finlandia pasó de "modelo" a pesadilla
El avance de la ultraderecha, contraria al euro, puede frenar los salvatajes financieros de la UE
HELSINKI.- Finlandia, considerado un país modelo en la Unión Europea, se ha convertido inesperadamente en foco de preocupación para Bruselas después de que en las elecciones parlamentarias de anteayer la ultraderecha ascendiera a tercera fuerza política del país, con un 19 por ciento de los votos.
El fuerte respaldo a los Auténticos Finlandeses, liderados por Timo Soini, pone de manifiesto la mayor oposición de la opinión pública a la moneda común: el euro.
De hecho, el partido de Soini no centró su campaña en las consignas xenófobas, sino que supo canalizar principalmente el creciente descontento de parte de los 4,4 millones de finlandeses hacia Europa.
El jefe del partido reside en Espoo, en la periferia de Helsinki, donde tiene su central Nokia, el fabricante de teléfonos móviles número uno del mundo.
La situación de la compañía, que fue durante mucho tiempo uno de los ganadores de la globalización, se deteriora cada vez más ante el avance de la competencia en Asia y Estados Unidos.
Previsiblemente, la empresa anunciará esta semana el despido de 6000 de sus trabajadores. Se trata de una cifra descomunal para un país pequeño como Finlandia.
Esta situación ha facilitado que el discurso político de Soini tuviera buena acogida entre aquellos votantes que no se han visto beneficiados por la globalización.
Soini supo captar la atención de estos sectores cuando señalaba que no tenía ganas de hacer frente a "las facturas de los clubes nocturnos de Grecia" con un euro duramente conquistado por los finlandeses.
De cara a las próximas negociaciones para la formación de un gobierno de coalición con el jefe del Partido Conservador, Jyrki Katainen, Soini tendrá que hacer que sus proclamas se conviertan en acciones.
Katainen, en cambio, sí es partidario del Pacto de Estabilidad de la UE. El hasta ahora ministro de Finanzas y líder del mayor partido en el Parlamento, que previsiblemente será el próximo primer ministro, quiere disuadir al jefe de Auténticos Finlandeses de alejarse de las líneas europeístas.
Para ello apostará por la cultura de consenso que caracteriza a la política del país escandinavo, con la esperanza de lograr un compromiso.
Bruselas comparte esa confianza. Pero la fortaleza de los euroescépticos en Finlandia está generando gran nerviosismo en el seno de la Unión Europea.
El ascenso de los Auténticos Finlandeses, los disturbios callejeros desatados por el paquete de austeridad que la UE ha obligado a Grecia a adoptar, las protestas en Irlanda, la caída del gobierno en Portugal ante los recortes sociales y las turbulencias en los mercados financieros, todos estos factores están complicando las cosas para la UE.
Al ser interrogada acerca de si la receta de los programas de recortes a cambio de ayudas financieras funciona, una vocera de la Comisión Europea en Bruselas dijo que se trata de "una pregunta planteada de forma muy, muy amplia". Pero, agregó, cada caso es diferente y Bruselas se esfuerza por compensar el ajuste en el gasto público con ayuda social.
Reacción cautelosa
Igual de cautelosa fue la reacción de la UE respecto de la irrupción de Auténticos Finlandeses en el escenario político de Bruselas.
"Demasiado pronto" y "nada de especulaciones" son las declaraciones más recurrentes de los voceros de la UE cuando se los consulta sobre cuál creen que será el impacto en el bloque del avance de los ultraderechistas en Finlandia.
"Partimos del hecho de que Finlandia cumplirá con sus obligaciones con el fondo de rescate", añaden, sin dar mayores precisiones.
Aunque la contribución de Finlandia al Fondo de Estabilidad Financiera (EFSF) es limitada, tiene una gran significación política. Actualmente, Helsinki aporta un 1,8 por ciento del monto total de garantías, que asciende a 440.000 millones de euros.
El fondo, que a partir de 2013 pasará a ser el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), depende de la participación de todos sus miembros.
Los diplomáticos esperan que no se repita algo similar a lo ocurrido en agosto de 2010, cuando Eslovaquia decidió salir de la iniciativa europea de apoyo financiero a Grecia.