Francia busca protegerse de ciberataques del Kremlin
PARÍS.- François Hollande está decidido a blindar a Francia contra los ciberataques rusos durante la elección presidencial. El jefe del Estado francés reclamó "medidas específicas de protección y de vigilancia" para evitar que el proceso se vea alterado, como ocurrió en Estados Unidos durante la última campaña.
Francia "no aceptará injerencias de ninguna naturaleza en su proceso electoral", declaró a su vez el canciller Jean-Marc Ayrault, evocando ante el Parlamento las "campañas de influencia" desarrolladas por el Kremlin, que rechazó esas acusaciones. A través de un comunicado, aseguró que "no tuvo ni tiene intenciones de perturbar los asuntos internos de un país y menos aun de su proceso electoral".
La amenaza, de todos modos, es considerada suficientemente grave por las autoridades francesas como para haber sido analizada ayer en la reunión de gabinete de los miércoles. Las medidas de protección serán examinadas el 23 de febrero en el marco de un consejo de defensa, que reúne al jefe de Estado, algunos ministros clave y a los principales responsables de la seguridad nacional.
La inquietud del gobierno se agravó después de las reiteradas acusaciones formuladas por el equipo de campaña del candidato centrista Emmanuel Macron, que denuncian una multiplicación de ataques cibernéticos contra el líder del movimiento En Marcha: 2000 sólo en enero.
Con el 20% de intenciones de voto, Macron ocupa el segundo lugar en los sondeos y aparece como uno de los favoritos para ganar las elecciones del 23 de abril y el 7 de mayo.
La amenaza de una desestabilización con ciberataques parece copiada de las acciones que perturbaron las elecciones presidenciales de Estados Unidos, destinadas a favorecer la candidatura de Donald Trump, y que en su momento el FBI atribuyó a Rusia. En este caso, todo parece indicar que el aparato de propaganda del Kremlin juega a favor de Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), de extrema derecha.
La posición del Kremlin y de su maquinaria propagandística a favor de Le Pen no carece de lógica, pues su programa anti-OTAN, antieuro y hostil a la Unión Europea (UE) coincide con los intereses estratégicos de Moscú.
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