Francisco pidió perdón por los abusos y se reunió con víctimas en Chile
En el primer día oficial, abordó el tema más crítico en dos ocasiones y dijo sentir vergüenza; había generado polémica la presencia de un obispo acusado; hoy viaja a zona mapuche
SANTIAGO, Chile.– En una visita marcada por el escándalo de abusos sexuales y protestas en contra de la Iglesia por ese flagelo en Chile, el Papa pidió dos veces perdón por este “daño irreparable” y expresó “dolor y vergüenza”. La presencia de un obispo acusado de encubrir abusos en la misa celebrada ayer alimentó la polémica.
El Papa se reunió luego con un pequeño grupo de víctimas. “El encuentro fue estrictamente privado y no había nadie más presente. Pudieron contar sus sufrimientos a Francisco, que los escuchó, rezó y lloró con ellos”, dijo el vocero Greg Burke, que no detalló si se trataba de abusados por el sacerdote Fernando Karadima, el caso más emblemático de abusos sexuales en Chile, condenado en 2011.
Solo especificó que la reunión duró "media hora". No es la primera vez que Francisco se reúne con víctimas de abusos sexuales . Ya lo había hecho en el Vaticano, en su residencia de Santa Marta, en 2014, y en Filadelfia, durante su viaje a Estados Unidos en septiembre de 2015.
Determinado a mostrar su preocupación por este tema y a quitar esta gran piedra desde el inicio de su difícil visita de tres días, ya por la mañana el Papa había enfrentado la cuestión. "No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a chicos por parte de la Iglesia", dijo, en su primer discurso en el emblemático Palacio de La Moneda, en Santiago.
"Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir", agregó, ante la presidenta saliente, Michelle Bachelet; su sucesor, Sebastián Piñera, y demás autoridades del mundo político, de la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
Francisco se metió así, en forma directa, en la cuestión que más opacó esta visita. Si bien su declaración enseguida tuvo gran repercusión en los medios, también fue cuestionada por víctimas que lamentaron que el Papa se quedara en "meros titulares", sin "hacer nada". En este sentido, causó indignación que poco después del mea culpa apareciera en la multitudinaria misa que ofició en el Parque O'Higgins Juan Barros, el obispo de Osorno acusado de encubrir los abusos cometidos por Karadima.
Si bien se remonta a varios años atrás, el escándalo de abusos sexuales aquí aún es una herida abierta. Justamente debido a esto la Iglesia chilena es considerada la más desprestigiada de América Latina. Indignados con el caso Karadima, muchos católicos se alejaron de su fe. Aunque el de Karadima no fue el único caso, sino que el escándalo incluyó a unos 80 religiosos, incluso a maristas y jesuitas. Y se extendió a quienes son considerados encubridores, como Barros.
Este sacerdote del selecto grupo de Karadima que fue designado en 2015 obispo de Osorno, en una movida resistida por laicos y que repercutió también en la imagen del Papa, también estuvo en un encuentro con el clero que hubo por la tarde en la catedral metropolitana. Entonces, Francisco volvió a abordar la cuestión.
Al margen de afirmar que seguía con atención "cuanto hacen para superar ese grave y doloroso mal", también aludió a los sacerdotes inocentes. "Sé que a veces han sufrido insultos en el subte o caminando por la calle; que ir 'vestido de cura' en muchos lados se está 'pagando caro'. Por eso los invito a que pidamos a Dios nos dé la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que él nos está diciendo", dijo.
En el mismo discurso, urgió a los religiosos a renovarse, a ser realistas, no autorreferenciales y a servir a los últimos. "El pueblo no espera ni necesita de nosotros superhéroes. Espera pastores que sepan de la compasión, que sepan tender la mano, que sepan detenerse ante el caído", subrayó, en un virtual tirón de orejas a una jerarquía acusada de elitista.
Francisco -que fue recibido en La Moneda con todos los honores por Bachelet, que agradeció la visita de un papa "amigo"-, en su primer discurso en Chile trató otros temas claves. Elogió "el desarrollo de una democracia que le permitió a Chile un sostenido progreso", después de haber superado "diversos períodos turbulentos".
"No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos", añadió. Aludió así a las enormes desigualdades sociales que aún existen en Chile.
En un discurso en el que citó a la premio Nobel de Literatura chilena Gabriela Mistral, el Papa instó "a seguir trabajando para que la democracia sea de verdad lugar de encuentro para todos". Y llamó a escuchar a todos, incluso "a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y cuyos derechos deben ser atendidos y su cultura, cuidada".
En una jornada agotadora, que arrancó temprano y terminó tarde, con cinco citas -la más emotiva, en un penitenciario femenino-, el Papa tuvo su único baño de multitud cuando celebró misa por la mañana en el Parque O'Higgins, ante 400.000 fieles. Entre ellos, se destacaron los argentinos con banderas y camisetas de la selección, aunque también muchos venezolanos. Fiel reflejo de una visita muy distinta de las que hizo en su continente, 50 personas fueron detenidas en los accesos a la misa, en incidentes por protestas contra el altísimo costo de la visita papal y los casos de abusos.
Ajeno a esto, durante su sermón, en el que citó al poeta Pablo Neruda, Francisco llamó a los católicos chilenos a trabajar por la paz y a movilizarse para alcanzar "un nuevo Chile".
En una jornada soleada, fría por la mañana y calurosa al mediodía, en sus traslados hacia sus citas en un Hyundai azul o en papamóvil, llamó la atención la escasa presencia de fieles en las calles de Santiago.
La capital fue ayer una ciudad militarizada que lucía desierta, con negocios cerrados por el feriado declarado por el gobierno en homenaje al Papa, más bien indiferente al huésped ilustre.
Una agenda intensa en la araucanía
- 8 - Viaje a Temuco: Viaje en avión hacia Temuco, unos 600 km
- 10.30 - Misa: Celebración en el aeropuerto de Maquehue
- 12.45 - Almuerzo: Recepción con habitantes de la Araucanía en la Casa Madre de la Santa Cruz
- 15.30 - Regreso: Retorno en avión hacia la capital chilena
- 17.30 - Reunión con jóvenes: Encuentro con la juventud en el santuario de Maipú
- 19 - Visita a la universidad: Reunión en la Pontificia Universidad Católica
Los sacerdotes chilenos en el centro de la polémica
Fernando Karadima: sacerdote suspendido
- Escándalo: En Chile aún no se aplacó la conmoción por el escándalo en torno de Fernando Karadima, el sacerdote de 83 años que fue condenado por abuso de menores por el Vaticano en 2011
- Parroquia de elite: Karadima, que pertenecía a la parroquia El Bosque de Santiago, frecuentada por la clase alta chilena, fue denunciado por abusos sexuales en 2004; según las acusaciones, los abusos se habrían cometido a partir de la década del 80, cuando las víctimas tenían 17 años
- Impacto: En Chile el escándalo cobró notoriedad en 2010, cuando cinco hombres relataron en un programa de televisión cómo fueron abusados por Karadima; el testimonio más impactante fue el de James Hamilton, que contó cómo el sacerdote se aprovechó de su vulnerabilidad luego de la muerte de su padre
Juan Barros: obispo chileno
- Protestas: El obispo de Osorno asumió el cargo en 2015 en medio de protestas por su cercanía con el sacerdote Fernando Karadima, que en 2011 había sido condenado por abusos sexuales a menores por el Vaticano
- Denuncias: Barros, que fue discípulo de Karadima, es apuntado como uno de los encubridores del sacerdote; las víctimas sostienen que el obispo estaba allí cuando Karadima los abusaba
- Indignación: La presencia de Barros en la masiva misa que Francisco encabezó ayer en el Parque O'Higgins causó indignación, ya que poco antes el Papa había expresado su "dolor y vergüenza" por el daño causado a los menores abusados
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