El régimen comunista, ante su mayor desafío: la polémica por los Juegos Olímpicos. Fuertes protestas contra China en Londres
Miles de manifestantes intentaron interrumpir el recorrido de la antorcha olímpica; hubo por lo menos 30 detenidos
LONDRES.- Miles de manifestantes inundaron ayer las calles de Londres e intentaron interrumpir el paso de la antorcha olímpica por esta ciudad, en protesta por la represión china en el Tíbet y la política de derechos humanos de Pekín, sede de los Juegos Olímpicos de agosto próximo.
En una jornada caótica, los manifestantes intentaron apagar o arrebatar la antorcha a sus portadores durante el recorrido, lo que desató verdaderas batallas campales con la policía. Por lo menos 30 personas fueron detenidas.
Las mayores protestas contra el régimen comunista desde que la antorcha fue encendida en Grecia, hace dos semanas, arruinaron los planes de Pekín de aprovechar el viaje de este símbolo olímpico para mostrarse ante el mundo y hacer un despliegue de su poderío deportivo y económico.
Cuando faltan sólo cuatro meses para los Juegos, con los que China aspiraba a mejorar su imagen ante la comunidad internacional, las recientes protestas y la represión militar en el Tíbet colocaron la política de derechos humanos del régimen en el centro de la escena y desataron pedidos de boicot al evento deportivo en todo el mundo.
El recorrido de la llama olímpica -el más largo en la historia de los Juegos- les proporcionó a los activistas una excelente oportunidad para protestar contra el gobierno chino. Ciudades de todo el mundo se están convirtiendo en vidrieras para llamar la atención sobre las violaciones de los derechos humanos en el país comunista.
La antorcha partió de Grecia el 24 de marzo pasado e inició un recorrido de 137.000 kilómetros, que la llevará a 21 ciudades de los cinco continentes, hasta llegar a Pekín, el 4 de mayo.
Se espera que la llegada de este símbolo de los Juegos Olímpicos desate nuevas manifestaciones en París, donde llegará hoy, así como en San Francisco, Nueva Delhi y varias de las ciudades que recorrerá antes de llegar a China. Entre ellas está Buenos Aires, adonde la antorcha llegará el próximo viernes.
Unos 80 campeones olímpicos y celebridades británicas llevaron ayer por turnos la antorcha a lo largo de 50 kilómetros, en un recorrido que duró ocho horas, desde el estadio de Wembley, en el oeste de Londres, hasta el de Greenwich, en el este de la ciudad.
Pero lo que había sido planeado como una colorida celebración deportiva se transformó en un acto de denuncia contra la política de derechos humanos del régimen chino.
A lo largo del recorrido, miles de activistas rompieron el cordón de seguridad formado por agentes británicos y chinos para proteger la antorcha, e intentaron arrebatarla o apagarla con extintores de incendios. Más de 2000 policías fueron desplegados a lo largo de la ruta para asegurar el arribo de la antorcha a su destino.
La policía debió actuar con dureza cada vez que los manifestantes amenazaron con lanzarse sobre la antorcha, con carteles o camisetas que decían "Antorcha de la vergüenza", "Paren de matar en el Tíbet" y "China, habla con el Dalai Lama". Los peores choques ocurrieron en la zona situada entre Trafalgar Square y el emblemático Big Ben, y obligaron a los organizadores a cambiar el recorrido en algunos tramos.
El incidente más serio ocurrió en Ladbroke Grove, cuando un miembro de la organización Tíbet Libre salteó una valla de 50 policías y logró arrebatarle la antorcha a Konnie Huq, una presentadora de televisión. En otro momento, la marcha debió detenerse y la antorcha fue ubicada temporalmente dentro de un ómnibus, cuando una gran cantidad de manifestantes impidieron su paso en Fleet Street. Los activistas también se enfrentaron en algunos puntos de la capital británica con partidarios del gobierno chino.
"Creo que hemos arruinado la campaña de propaganda de China", dijo una militante de derechos humanos, Kim Westwood, envuelta en una bandera del Tíbet. "Los líderes mundiales deberían boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos", agregó Peter Tatchell, otro dirigente de derechos humanos.
En Downing Street
La antorcha pasó también por Downing Street, donde el primer ministro Gordon Brown saludó el paso del símbolo olímpico, mientras los manifestantes se enfrentaban con la policía a pocos metros. El primer ministro había sido sometido a una fuerte presión para que no recibiera la antorcha, ya que muchos consideraban ese gesto un mensaje de apoyo a Pekín.
Al igual que otros mandatarios del mundo, Brown intenta hallar una postura intermedia entre el apoyo a los Juegos, para mejorar las relaciones con Pekín, y el apaciguamiento de las críticas internas de quienes piden un boicot.
"Esto no significa que apoyemos al gobierno de China", reiteró ayer Tessa Jowell, ministra a cargo de los Juegos Olímpicos de 2012, que se celebrarán en Londres.
Momentos de igual tensión podrían vivirse hoy en París, donde activistas ya anunciaron protestas y manifestaciones durante el recorrido de la antorcha (ver aparte).
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