Futuro incierto para la realeza británica
LONDRES.- Planes para abolir los poderes más cruciales de la monarquía británica fueron dados a conocer ayer por uno de los más influyentes grupos de asesores de Tony Blair.
La Fundación Demos, encabezada por Geoff Mulgan, miembro de la unidad de análisis político del primer ministro, considera que, "de querer sobrevivir con apoyo popular, la monarquía debe experimentar cambios dramáticos". Y para ellos propone, entre sus ideas más polémicas, poner la sucesión del príncipe Carlos a un "referendum afirmativo" que permitiría a los británicos dejar en claro si respaldan la figura del príncipe de Gales o si prefieren tener como monarca a su hijo, el príncipe William.
"Sólo si el público también rechaza al segundo en la línea de sucesión, el Parlamento debería llamar a otro referendum, esta vez sobre la posibilidad de convertir al país en una república", contempla Demos en un adelanto de su informe publicado ayer por el matutino The Independent on Sunday. El "think-tank" laborista estima que tanto la elección del primer ministro como la disolución del Parlamento y la sanción de leyes -decisiones que desde la muerte de la reina Victoria no han sido más que una formalidad en manos de sus sucesores - deben ser responsabilidad de quien encabece la Casa de los Comunes (actualmente la parlamentaria Betty Boothroyd). La Fundación Demos también aboga por la separación del Estado y la Iglesia Anglicana, lo que transformaría a Isabel II en la última "defensora de la fe", título ostentado por todos los reyes británicos desde Enrique VIII.
El grupo también sugiere que la familia real envíe a sus hijos a escuelas públicas, se haga atender en hospitales del Estado y que reemplace el Royal Household (el comité a cargo del mantenimiento del staff de la corte) por una "oficina de la monarquía" integrada por funcionarios y por un consejo del cual puedan participar miembros del público.
Propuestas en estudio
Pero quizá lo más significativo de todo esto ha sido la respetuosa reacción de Buckingham Palace.
Mientras Downing Street se sintió en la obligación de aclarar que Demos no forma parte del gobierno, el palacio aseguró que "estudiará las propuestas con sumo interés".
"Todas estas contribuciones son apreciadas y serán leídas aquí con atención -indicó un vocero de la realeza -. Hay que recordar, sin embargo, que toda reforma constitucional será decidida por el Parlamento."
Es justamente este último detalle, sin embargo, lo que hace trascendente al estudio de Demos.
Su publicación coincide con el hecho de que la mayoría laborista en el Parlamento confirmó que llevará adelante, el año próximo, la reforma de la Casa de los Lores, una promesa electoral que venía posponiendo. Se sabe que su objetivo es abolir los títulos hereditarios y esto, necesariamente, empujará a realizar cambios en la monarquía.
Corte de víveres
Otra señal de que se avecina una nueva "revolución tranquila" fue una información emanada del Ministerio de Economía, según la cual su titular, Gordon Brown, le cortará los víveres a la familia real en más de dos tercios y los obligará a compensar "sobrepagos" realizados por el Estado durante la gestión del último gobierno conservador.
Por un arreglo alcanzado en 1990 con el entonces primer ministro John Major, los miembros de la realeza que integran la Lista Civil (la reina, el duque de Edimburgo, la reina madre, las princesas Ana y Margarita y los príncipes Andrés y Eduardo) reciben un aumento anual del 7,5 por ciento en sus pagos, más de tres veces el nivel de inflación. Brown reducirá ese aumento al nivel de inflación previsto por el gobierno para los próximos 10 años, es decir, un 2,5% anual, y exigirá el retorno de la diferencia existente en los años anteriores.
La reina, su esposo y su madre reciben anualmente unos 16 millones de dólares. Cada uno de los más jóvenes está en condiciones de cobrar unos 2,7 millones de dólares, pero desde 1993 la reina ha decidido devolver ese monto al Estado y les paga de su propio bolsillo.
El creciente ánimo de "autorrenovación" en el establishment coincide con la divulgación de estadísticas que advierten sobre la amarga desilusión del público ante la ausencia de cambios concretos en la monarquía tras la muerte de la princesa de Gales. La consultora MORI indicó ayer que un 60 por ciento de la población cree que la realeza debe modernizarse y, más importante aún, un 49% cree que la reina debe abandonar todos sus poderes políticos.