Un golpe para Chirac. Grietas y reclamos en el gobierno francés
Sarkozy, el popular ministro de Economía que busca ser presidente, criticó la política exterior del Eliseo
PARIS (Reuters).- En una embestida contra el gobierno que deja traslucir sus aspiraciones presidenciales, el popular ministro de Economía francés, Nicolas Sarkozy, reclamó ayer importantes reformas y lanzó una crítica inédita contra la política económica y exterior del presidente Jacques Chirac.
En lo económico, Sarkozy dijo que Francia deberá emprender duras reformas, reducir su déficit público y los costos del sistema de salud, además de revisar las leyes que regulan la semana laboral de 35 horas.
Dejando ver por primera vez grietas en el gobierno, el funcionario cuestionó también la política del presidente Chirac de priorizar las relaciones con Alemania. Dijo que París debería reformular su política exterior en una Unión Europea ampliada y desarrollar vínculos con otros miembros importantes, como Gran Bretaña.
"Creo en la importancia del eje franco-germano y en el rol ejemplar que desempeña, ya que ayuda a evitar una repetición de las guerras y los dramas del siglo pasado. Me parece perfectamente razonable que haya un diálogo entre las principales potencias del continente, pero este diálogo no debe ser exclusivo", aseguró.
Sarkozy mencionó a seis países grandes o medianos -Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, España y Polonia- que según su opinión deben cooperar para lograr que la UE funcione de aquí en adelante. "Creo que en el futuro estos países deben trabajar juntos en forma considerable", señaló al diario francés Les Echos y al británico The Financial Times.
Estos comentarios podrían ser bien recibidos por el primer ministro británico Tony Blair, que es un admirador del estilo enérgico de Sarkozy y de su buena disposición a trabajar con Gran Bretaña.
Las opiniones del ministro de Economía tienen peso en el ambiente político, ya que está muy cerca de conseguir el control de la oficialista Unión por una Mayoría Popular (UMP), el partido gobernante, históricamente conducida por Chirac, que mantiene una abierta rivalidad con Sarkozy.
Además, el actual ministro de Economía es uno de los funcionarios con mayor tasa de aprobación pública en el Eliseo. Hasta marzo pasado fue el titular del ministerio del Interior, desde donde lanzó, en 2002, un efectivo plan para reducir los índices de violencia que le valió una alta tasa de aceptación entre la opinión pública francesa.
Tras la dura derrota del oficialismo en las elecciones regionales, Chirac eligió al popular Sarkozy para encabezar la cartera de Economía y enfrentar el desafío de revertir la desaceleración económica que llevó precisamente a los franceses a castigar en las urnas al oficialismo.
Ayer en lo que pareció ser un manifiesto de reformas, Sarkozy dijo que la semana laboral reducida resta competitividad a las firmas francesas y cuesta miles de millones de euros en dinero público. "La semana de 35 horas eliminó la flexibilidad de nuestras compañías", dijo.
Pero Sarkozy no anunció una propuesta para cambiar la ley de 35 horas, que fue implantada por el ex gobierno socialista, y aclaró que Chirac tomaría una decisión tras un debate público en septiembre.
El ministro dijo que la principal prioridad de Francia es controlar las finanzas públicas y expresó que la gente debería aceptar una reforma del costoso sistema de salud.
Con su estilo directo, Sarkozy, de 49 años e hijo de un exilado húngaro, no tiene dudas de que su objetivo está mucho más allá de tener el ministerio más poderoso del gabinete y de ser el número dos en el gobierno del primer ministro Jean-Pierre Raffarin.
Sarko, como le dicen sus colegas y la prensa, nunca ocultò sus ambiciones de ganar las elecciones presidenciales de 2007.
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