Señales de deshielo entre Obama y Rohani
En un marcado giro diplomático, abrieron las puertas para un diálogo sobre el plan nuclear
NUEVA YORK.– Primero cruzaron cartas. Después dejaron de lado las amenazas y la retórica del pasado y ayer se ofrecieron palabras amistosas en sus discursos ante la 68º Asamblea General de la ONU.
Aunque finalmente no hubo apretón de manos, Barack Obama y Hassan Rohani formalizaron ante el mundo su intención de tender puentes, un histórico acercamiento entre Estados Unidos e Irán que podría sentar las bases de un acuerdo sobre el controvertido plan nuclear de Teherán y eventualmente normalizar las relaciones diplomáticas entre ambos países.
En su discurso más extenso ante la ONU, enfocado en los problemas de Medio Oriente, Obama renovó su apuesta por la diplomacia y dijo que le ordenó al secretario de Estado John Kerry negociar un acuerdo con Irán sobre su plan atómico.
"Los obstáculos pueden ser muy grandes, pero creo firmemente que la vía diplomática debe ser probada", dijo. Nunca antes, en ninguna de sus cuatro presentaciones ante la Asamblea General, Obama le había dedicado tanto tiempo a Irán o dado tantas señales para abrir las puertas a un acercamiento.
Horas más tarde, en su primer discurso en la ONU, Rohani marcó un fuerte contraste con su antecesor, Mahmoud Ahmadinejad, al pronunciar un discurso conciliador y moderado, en línea con la ofensiva diplomática que lanzó desde que llegó al poder.
"Irán no representa una amenaza para el mundo o la región", afirmó el presidente iraní. "Las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva no tienen cabida en la doctrina de seguridad y defensa de Irán", agregó.
Rohani dio la bienvenida a las conversaciones, condenó el terrorismo, el extremismo y las sanciones que impuso Occidente y que han atenazado la economía de Irán, ofreció "transparencia plena" y un "compromiso constructivo".
"El programa nuclear de Irán [...] debe tener exclusivamente fines pacíficos. Declaro aquí, abiertamente y sin ambigüedades, que no obstante las posiciones de otros éste ha sido y será siempre el objetivo de Irán", afirmó.
Tan lejos quedaron ayer el "eje del mal" de George W. Bush y las incendiarias declaraciones de Ahmadinejad que el rumor de un apretón de manos entre Obama y Rohani para sellar el inicio de la nueva etapa de conversaciones persistió, incluso, hasta bien entrada la tarde, cuando un funcionario de la Casa Blanca dijo que los iraníes habían rechazado una invitación a una "discusión informal" porque, en estas instancias, aún era algo "muy complicado" para la dinámica interna iraní.
Obama y Rohani generaron una gran expectativa, primero, con un intercambio de cartas en las últimas semanas y, luego, con el rumor de ese encuentro que finalmente no se dio. Sin embargo, Kerry y el canciller iraní, Mohammed Yawar Zarif, se reunirán mañana en una cita de la que participarán otros gobiernos, pero será, igualmente, el encuentro de mayor nivel desde la revolución de 1979.
Los periodistas poblaron el edificio de la ONU, convertido en un pequeño caos: el debate general de la Asamblea se mudó al edificio Norte, pues la histórica sala principal está cerrada por reparaciones, las primeras que se hacen allí en 60 años.
Con su discurso, Obama hizo una apuesta de alto riesgo: no son pocos quienes advierten que la ofensiva diplomática de Rohani, avalada por el líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Khamenei, sólo busca ganar tiempo mientras Teherán avanza en la fabricación de un arma nuclear.
Uno de los líderes que defienden ese argumento es el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien acusó a Rohani de ser un "lobo vestido de oveja" y que ayer calificó su discurso de "cínico".
Ayer, por caso, The New York Times se encargó de recordar que cualquier avance en las negociaciones debe recibir el visto bueno de Khamenei, quien ya le soltó la mano una vez a otro líder pragmático, Mohammed Khatami, y quien en su momento respaldó a Mahmoud Ahmadinejad.
A nadie debería extrañar, entonces, que las palabras amistosas y los guiños a la diplomacia llegaran acompañadas con algunas pinceladas de escepticismo.
"Debemos ser capaces de llegar a una solución que respete los derechos del pueblo iraní y que le brinde al mundo la confianza de que el programa iraní es pacífico. Para tener éxito, las palabras conciliadoras tendrán que ser igualadas con acciones que sean transparentes y verificables", redondeó Obama.
Ese acuerdo, dijo, puede ser un "gran paso" que abra una nueva relación entre Washington y Teherán, aislados el uno del otro desde 1979. Esa historia, matizó luego, no será superada "de un día para el otro", una de sus muletillas favoritas.
Atento a que en Occidente no son pocos los que desconfían de Teherán, Rohani le pidió a Obama que ignore las presiones "pro guerra". "Si se evita seguir los intereses a corto plazo de los grupos de presión pro guerra, podemos encontrar un marco para administrar las diferencias", dijo.
Con todo, tres gestos dejaron ayer al descubierto los nuevos hilos que mueve la diplomacia: Zarif escuchó el discurso de Obama y la delegación de Estados Unidos, esta vez, no abandonó la asamblea como lo hacía antaño cuando llegaba el turno de Ahmadinejad. Por el contrario, la delegación israelí, por orden de Netanyahu, repitió la tradición y dejó la sala.
Obama no fuma por "miedo"
Barack Obama confesó ayer que dejó de fumar por "miedo" a su mujer, Michelle, según sus palabras captadas por un micrófono abierto, durante la Asamblea General de la ONU. "Yo no me fumé un cigarro en unos seis años. Es porque le tengo miedo a mi mujer", se escuchó decir a Obama, en tono jocoso, en una grabación registrada por CNN entre el presidente norteamericano y uno de sus interlocutores de la reunión.
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