Irak, cerca de expulsar a EI de uno de sus bastiones
El ejército, apoyado por los bombardeos de EE.UU., prepara el asalto final en Ramadi, cerca de Bagdad
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BAGDAD.- Todo indica que el asalto final está cerca y que eso significaría un fuerte revés para Estado Islámico (EI). Las fuerzas militares y de seguridad iraquíes, que desde el martes pasado iniciaron una ofensiva para recuperar Ramadi, en manos de los jihadistas, ayer consolidaron sus posiciones y se preparan para expulsar al grupo terrorista de este bastión clave.
Recapturar Ramadi, capital de la provincia de Al-Anbar y apenas a 100 kilómetros Bagdad, sería una de las victorias más importantes logradas por las fuerzas armadas de Irak desde que el grupo islamista conquistó un tercio del territorio iraquí, el año pasado.
Luego de Ramadi, el ejército planea avanzar para retomar la ciudad de Mosul, en el norte del país, el mayor centro poblacional bajo control de EI en Irak y Siria.
Una victoria de Ramadi también permitiría lavar la imagen del ejército iraquí, que recibió muchas críticas tras perder amplias franjas de territorio a manos del grupo jihadista. Las fuerzas iraquíes son respaldadas por los ataques aéreos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos.
La coalición informó anteayer que llevó a cabo 19 ataques cerca de nueve ciudades -incluidos siete en las cercanías de Mosul y tres cerca de Ramadi- que destruyeron 16 posiciones enemigas, varios túneles, vehículos y búnkers.
Ayer las fuerzas iraquíes estaban a sólo 800 metros del complejo gubernamental de la ciudad, donde se encuentran las principales sedes administrativas, entre ellas la de la gobernación provincial de Al-Anbar.
Los soldados todavía no lograron el control de los edificios gubernamentales debido a los artefactos explosivos colocados en su interior por EI. Además, los jihadistas impiden la salida de los habitantes del centro de la ciudad para usarlos como escudos humanos frente a los ataques aéreos.
Según dijo el canciller iraquí, Ibrahim al-Jaafari, el empleo de los escudos humanos "complica las cosas, pero no cambiará" el resultado. "El avance continuará, sólo que llevará más tiempo", añadió.
Ramadi fue arrebatada al ejército iraquí por los jihadistas el 17 de mayo pasado en una operación relámpago que forzó la huida precipitada de los soldados iraquíes. Un año antes, en junio de 2014, EI proclamó la creación de un califato en las amplias zonas que controla en Siria y en Irak.
Pero 2015 fue un mal año para EI. El grupo perdió el 14% del territorio que dominaba 12 meses atrás. Su enemigo más eficiente a lo largo del año no fueron las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos ni las de Rusia que iniciaron sus bombardeos aéreos en octubre, sino la milicia separatista kurda que -por su parte- vio triplicar los territorios bajo su control, según un informe de la revista militar británico-estadounidense IHS Jane's.
El ejercito iraquí lleva meses preparando el asalto a Ramadi y poco a poco logró controlar rutas y puentes. Después de haber conseguido recuperar algunos barrios periféricos a principios de este mes, el martes pasado se inició la ofensiva para recuperar la ciudad.
Uno de los factores que favorecieron el avance de las fuerzas gubernamentales es la colaboración de los clanes tribales sunnitas locales que proporcionaron la información sobre los sitios donde están los radicales, además de su participación masiva en las batallas.
Se cree que queda menos de un batallón jihadista en Ramadi, o sea, unos 400 combatientes.
Aunque algunos civiles todavía están atrapados en la ciudad, varias decenas de familias lograron escapar la semana pasada y el ejército las transportó hasta Habaniya, al este de Ramadi.
Saad al-Dulaimi (47 años) y su familia lograron sobrevivir. Los jihadistas los usaron como escudos humanos para escapar de los combates y luego los abandonaron, dijo. Después fueron evacuados por las fuerzas de seguridad iraquíes.
"La situación en la ciudad era muy difícil porque no hay comida en las tiendas. Subsistíamos con dátiles y algo de comida que quedaba en las casas", explicó este hombre, que cifra en unas decenas las familias que permanecen en la ciudad, prisioneras de los ataques aéreos y los combates.
Agencias AFP, ANSA, EFE y DPA
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