Johnson se reunió con los partidos norirlandeses
Insistió en la necesidad de retirar la cláusula de salvaguarda del acuerdo con la UE
PARÍS.- Boris Johnson no quiere saber nada de un backstop y no deja de repetirlo desde que asumió como primer ministro británico. Ayer, volvió a decirlo ante los dirigentes de los principales partidos políticos norirlandeses en su paso por Belfast, etapa final de una gira de tres días por el Reino Unido que estuvo lejos de ser un éxito.
Desde que asumió, el primer ministro insiste en la necesidad de retirar esa cláusula de salvaguarda (backstop) "antidemocrática" que, si entrara en vigor, dejaría al Ulster (Irlanda del Norte) sometido a la regulación del mercado único europeo y a todo el Reino Unido dentro de la unión aduanera, a fin de evitar el retorno a una frontera física entre las dos Irlandas.
Según el acuerdo firmado entre la expremier Theresa May y la Unión Europea (UE) en noviembre pasado, el backstop debería entrar en vigor solo después de un período de transición, si Londres y Bruselas no hallan una solución antes de mediados de 2020 sobre las futuras relaciones comerciales. El mecanismo consiste en crear un "territorio aduanero único" que englobe la UE y el Reino Unido, dentro del cual no habrá ninguna cuota ni derecho de aduana para los bienes industriales y agrícolas.
Los partidarios del Brexit -y en particular los unionistas norirlandeses del DUP, cuyos diputados son imprescindibles al Partido Conservador de Johnson en el Parlamento- aborrecen esa cláusula, que consideran violatoria de la soberanía nacional.
En su operación de seducción, Johnson se comprometió durante su gira por Escocia, Gales e Irlanda del Norte "a no restablecer jamás los controles físicos en la frontera irlandesa". Pero insiste en que la UE debe hacer desaparecer esa cláusula del texto, si quiere evitar un Brexit sin acuerdo.
Sus argumentos -compartidos por los responsables unionistas- no consiguieron convencer a los republicanos del Sinn Fein, que reclaman un referéndum sobre la reunificación de las dos Irlandas en caso de un Brexit duro.
La presidenta del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, y sus colegas del Parlamento norirlandés recordaron que, según los acuerdos de paz del Viernes Santo de 1998, el secretario de Estado de Irlanda del Norte debe convocar a un referéndum sobre el fin de la partición si hay pruebas de un cambio de la opinión pública en la región en favor de la unidad irlandesa.
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