La campaña de los EE.UU. es la más cara de la historia
WASHINGTON.- Cuando faltan menos de dos semanas para las elecciones, los números en las encuestas siguen siendo demasiado ajustados como para predecir el resultado, pero la cifra de los gastos de campaña ya permite llegar a una conclusión terminante: es la pelea por la Casa Blanca y el Congreso más cara de la historia de los Estados Unidos.
Larry Makison, director ejecutivo de la organización Center for Responsive Politics, grupo no partidario que monitorea el financiamiento de las campañas políticas, afirmó a La Nación que calcula, en total, un gasto cercano a los tres mil millones de dólares.
La cifra incluye el costo de las primarias y de la elección general de los candidatos a la presidencia, los gastos de los que pelean por 34 bancas en el Senado (un tercio más uno) y en la Cámara de Representantes (que se renueva en su totalidad), y también las campañas por las 11 gobernaciones que están en juego.
El primero que batió una marca histórica fue el gobernador de Texas, George W. Bush: recaudó 100 millones de dólares para su campaña en las primarias del Partido Republicano.
Bush juntó tanta plata que rechazó en esa etapa los fondos oficiales, porque para usarlos debía someterse a una serie de restricciones en el gasto que prefirió eludir para garantizar su triunfo sobre el senador John McCain.
Al Gore, vicepresidente y candidato demócrata, no tiene la reputación de ser muy escrupuloso en esta materia.
Aún lo persigue el escándalo de la recaudación de fondos para la reelección de Bill Clinton, por su aparición en un templo budista (cuando están prohibidos los aportes de grupos religiosos) y las llamadas desde la Casa Blanca a empresarios (cuando está prohibido hacer solicitudes desde edificios públicos).
Entre Bush y Gore llevan recaudados 321 millones de dólares de aportes individuales y fondos oficiales. En contribuciones directas, que tienen un tope máximo de 2000 por persona (no por grupo familiar) el candidato republicano recaudó en Texas, entre miembros de compañías petroleras, más que en ninguna otra parte.
Plata dura y plata blanda
El código postal más generoso para Gore es el de uno de los barrios más exclusivos de Nueva York (poco más de medio millón de dólares en el Upper East Side) y en segundo lugar Beverly Hills, el vecindario de las estrellas de Hollywood, en California.
Pero las contribuciones directas -"la plata dura", como le dicen en los Estados Unidos- son sólo la mitad de la historia, porque los candidatos reciben otro tanto y muchas veces aún más fondos en forma de "plata blanda".
Los comités de los partidos pueden recibir donaciones de cifras ilimitadas de grandes corporaciones, individuos y sindicatos. De esa manera indirecta, los donantes canalizan "plata blanda", sin restricción alguna, a los bolsillos de los candidatos.
Las grandes compañías, como AT&T, Microsoft, American Online o el Citigruop lograron así donar más de medio millón cada una a cada partido (un poco al comité de la campaña nacional, otro tanto al comité que reparte a los candidatos a senadores, y algo para el que se ocupa de la Cámara de Representantes).
Otra trampa para sortear la ley sin que sea técnicamente un delito son los llamados PACs, grupos que se forman para pelear por una causa específica, como por ejemplo, la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en su sigla en inglés) que se opone a las regulaciones para la portación de armas.
Esos grupos pueden recaudar y gastar en forma ilimitada, y aunque no pueden llamar a votar por un individuo en particular, sus causas están siempre identificadas con un candidato (en el caso del NRA, con Bush).
Mal año para el lobby
"Este no es buen año para ser lobbista o donante de campaña, porque los teléfonos no paran de sonar con pedidos", dijo Makison a La Nación .
El director ejecutivo del Center for Responsive Politics opinó que los gastos están batiendo todos los récords porque hay muchas cosas en juego el 7 de noviembre.
La mayoría de los republicanos en ambas Cámaras es tan ajustada que existe la posibilidad de que los demócratas ganen el Congreso. Para la Casa Blanca, la oposición tiene en Bush a un candidato que les ofrece una posibilidad seria de volver a la presidencia después de ocho años de Clinton.
"Por las dudas, los que tienen que hacer apuestas estratégicas apuestan a los dos bandos", dijo Makison.
También contribuye a la carrera alocada por juntar fondos de campaña el boom económico sin precedente de la economía norteamericana, y un grupo de candidatos a legislador que está invirtiendo millones de sus fortunas personales (María Cantwell, una ex ejecutiva de una empresa de alta tecnología apostó de su bolsillo más de 5 de millones de dólares en el Estado de Washington).
Las leyes para el financiamiento de la política fueron establecidas después del escándalo de Watergate para hacer más transparente la política, pero en la práctica ya son más importantes los flancos que deja la ley que las restricciones que establece.
"El sistema ya no funciona, hay que cambiarlo", dice Makison. Pero, mientras tanto, los candidatos siguen recaudando fondos.
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