La campaña de Trump, al desnudo: ataques de furia, rivalidades y Big Macs al por mayor
En un libro que se presenta hoy en EE.UU., un ex asesor revela la improvisación estratégica de un candidato fuera de libreto
WASHINGTON.- La voz de Elton John suena tan fuerte en el avión de campaña de Donald Trump que sus colaboradores no pueden escuchar ni sus propios pensamientos. La secretaria de prensa, Hope Hicks, plancha los pantalones del candidato... mientras los lleva puestos. Trump lanza cataratas de insultos. Y su apetito no tiene límites cuando la comida es de McDonald's: su cena consiste en "dos Big Macs, dos hamburguesas de pescado y una malteada de chocolate".
Esos dos escenas se cuentan entre los fragmentos más surrealistas de la crónica que narra el camino de Trump hacia la presidencia, coescrito por Corey Lewandowski, que fue despedido como gerente de campaña de Trump, y David Bossie, otro alto colaborador del actual mandatario. El libro, que saldrá a la venta hoy, se llama Let Trump Be Trump ("Dejen que Trump sea Trump"), y pinta una campaña con un candidato experimental y un equipo que debe salir corriendo ante cada crisis, donde Lewandowski y un grupo de asesores neófitos aprenden sobre la marcha y terminan aceptando la tendencia de Trump a salirse furiosamente del libreto.
"Tarde o temprano, todos los que trabajen para Trump terminarán preguntándose por qué aceptaron ese trabajo", escriben ambos autores. "Hubo momentos en los que queríamos tirarnos en paracaídas del avión Trump Force One".
Lewandowski pinta un retrato mayormente admirativo de su ex jefe, y se guarda las anécdotas más jugosas para ajustar cuentas con Paul Manafort, ex jefe de campaña.
En una sección del libro, Lewandowski cuenta que Trump iba viajando en su helicóptero cuando se enteró de que Manafort había dicho que "Trump no debería aparecer más en televisión en programas domingueros", y que el propio Manafort era quien debía ir. Trump se puso furioso y le ordenó al piloto que descendiera de altitud para poder llamar por celular.
"¿Dijiste que no debería ir a la televisión los domingos? ¡Voy a ir cada vez que quiera, carajo, y no se te ocurra volver a decir una puta palabra sobre mí!", le descargó Trump a Manafort por teléfono.
La satisfacción de Lewandowski por esa "bajada de humos" no duró mucho, ya que "inmediatamente recibió una llamada" de Jared Kushner, yerno de Trump, "para decirme que yo no sabía trabajar en equipo y que había mandado al muere a Manafort". Lewandowski escribe que poco después Manafort hizo que lo despidieran. Los días del jefe de campaña también estaban contados, sobre todo después de que Stephen K. Bannon, ejecutivo de Breitbart News, fuera contratado como asesor.
Entre otras anécdotas, Lewandowski cuenta que una vez dejaron a otro colaborador en un McDonald's, porque el pedido estaba tardando demasiado. "Vámonos, déjenlo ahí", habría dicho Trump.
Uno de los temas del libro es la dieta de comida chatarra del candidato. "En el Trump Force One, los cuatro grandes grupos de alimentos eran: McDonald's, Kentucky Fried Chicken, la pizza y la Coca dietética". La despensa del avión estaba abarrotada de paquetes de galletitas dulces, papas fritas y pretzels, porque Trump, famoso por su fobia a los gérmenes, no comía nada de un paquete ya empezado.
La descripción que hace Lewandowski de la vocera de campaña Hope Hicks, actual directora de comunicaciones de la Casa Blanca, deja entrever la naturaleza experimental de la campaña.
Describe a Hicks, ex modelo, como "una mujer inteligente y reservada, con una memoria casi fotográfica", aunque cuando Trump le pidió que se sumara a una campaña, ella pensó que se trataba de promover alguno de los emprendimientos inmobiliarios del magnate.
Una de las tareas de Hicks era asegurarse de que los trajes de Trump fuesen planchados durante los viajes. "¡Traigan la máquina!", gritaba Trump en pleno vuelo. "Así que Hope sacaba la plancha a vapor y se ponía a arreglar el traje de Trump, ¡pero con el traje puesto! Primero le pasaba vapor al saco, y después se sentaba en una silla frente a él y le planchaba los pantalones".
Una vez, Hicks no llevó la máquina. Trump se enfureció. "¡Carajo! ¡Cómo mierda te olvidaste la máquina!" Según los autores, "es un error que ella no volvió a cometer".
Fue Hicks la que recibió la llamada de un periodista de The Washington Post sobre un video del programa Access Hollywood en el que Trump se jactaba de cómo le gustaba "agarrarles la cola a las mujeres". Trump miró la transcripción y dijo: "No suena como algo que diría yo".
Los autores también recuerdan que cuando el pánico se apoderó de algunos líderes republicanos, el presidente nacional del partido, Reince Priebus, le dijo a Trump que si no se bajaba de la carrera por la presidencia, "recibiría la peor paliza electoral de la historia estadounidense".
"En primer lugar, voy a ganar", respondió Trump. "Y en segundo lugar, si el Partido Republicano decide abandonarme, pienso arrastrarlos a todos ustedes conmigo. Pero no voy a perder".
La corte avala un polémico decreto
La Corte Suprema permitirá que el gobierno de Donald Trump aplique una medida que restringe la entrada de residentes de seis naciones de mayoría musulmana a Estados Unidos. Los jueces dijeron que la medida puede entrar en vigor aun mientras las cortes dirimen impugnaciones en su contra. Las restricciones se aplican a viajeros procedentes de Chad, Irán, Libia, Somalia, Siria y Yemen.
Traducción de Jaime Arrambide
Michael Kranish
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