La capital, que antes era un oasis, ya teme el cerco de los narcos
La expansión del crimen llegó a las puertas del DF; , hasta hace poco parecía ajeno a la violencia
NEZAHUALCOYOTL, México.- Como una serpiente silenciosa, el narcotráfico avanza en México sin que las autoridades puedan frenar su expansión. Ni los 50.000 soldados desplegados por el presidente Felipe Calderón ni la captura de algunos capos lograron poner fin a un macabro fenómeno que dejó unos 55.000 muertos desde 2006, y que desde hace un tiempo puso cerco a la capital del país, considerada un oasis de paz frente al crimen organizado.
En localidades del estado de México como Nezahualcóyotl (conocida como Ciudad Neza), vecina del Distrito Federal, los carteles llevan varios años tejiendo sus redes para hacerse con el control de las rutas de la droga hacia la capital. Grupos como La Familia Michoacana, Los Zetas, los Beltrán Leyva y algunas células independientes, como La Mano con Ojos o el cartel del Pacífico Sur, se disputan el territorio a sangre y fuego.
Al caminar por las calles del centro de Ciudad Neza, una aparente tranquilidad no invita a pensar que el crimen organizado extorsiona a cientos de comerciantes con "cuotas" mensuales de por lo menos 500 dólares, según las denuncias presentadas ante la Agencia de Seguridad Estatal (ASE).
Entre 2007 y 2011, la oficina de atención al fraude, la extorsión y las amenazas de ese organismo registró más de 30.000 denuncias en el estado de México, la mayoría por extorsión.
"Acá nadie le va a reconocer que se paga al narco, pero es una realidad con la que vivimos y ya tenemos un rato largo así", comenta Esperanza, una mujer de 59 años que administra un restaurante en el centro de Ciudad Neza. "Si te toca, te tocó, y ellos no suelen pedir las cosas dos veces", afirma. "¿Y usted paga?", le pregunta este cronista. Esperanza guarda silencio y pone fin a la conversación.
Los que nunca preguntan dos veces ya dejaron su huella en ésta y otras localidades del estado de México. El año pasado se cometieron en Ciudad Neza 160 homicidios relacionados con el crimen organizado, una cuarta parte de los perpetrados en todo el estado, según fuentes oficiales.
En algunos casos, los sicarios dejaron mensajes con la firma del cartel de turno. Sus métodos son expeditivos. Algunos cadáveres fueron hallados en el Bordo, un erial que hasta hace poco era el gran basurero de la capital. En enero, un comando asesinó a nueve personas en una noche por un ajuste de cuentas entre bandas.
"La inseguridad es un flagelo que vivimos en todo el país y nosotros no somos una isla en esa realidad nacional", reconoce José Salinas, alcalde de Nezahualcóyotl, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Y advierte: "No tenemos policías suficientes para frenar toda la delincuencia de la ciudad".
El aumento de la violencia ligada al narcotráfico llevó al gobierno nacional a tomar cartas en el asunto. El ejército comenzó a patrullar algunos barrios conflictivos durante un tiempo, con el apoyo de helicópteros, para tratar de detener a los principales cabecillas narcos.
Otra señal de que los carteles pretenden reventar la burbuja de paz que es Ciudad de México es la detención en los últimos tiempos de algunos capos de renombre en zonas residenciales del Distrito Federal. En 2009 cayeron Vicente Carrillo Leyva, hijo del fundador del cartel de Juárez, y Vicente Zambada, hijo del escurridizo Ismael "el Mayo" Zambada, número dos del cartel de Sinaloa.
Aunque según varios estudios la inseguridad es la principal preocupación de los mexicanos, los candidatos que mañana se disputarán la presidencia apenas aportaron propuestas originales para combatirla. A Calderón se le reprocha desde diferentes ámbitos que su guerra contra el crimen organizado, en la que invirtió unos 50.000 millones de dólares, no hizo más que fortalecer a los carteles. Además, la presencia del ejército en las "zonas de guerra" (Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa y Michoacán, entre otros estados) provocó cientos de denuncias por supuestos abusos de los militares.
Temor
Desde las filas del oficialismo, la candidata del Partido de Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, prácticamente no mencionó el asunto, por temor a que la gran cantidad de muertos civiles ajenos al conflicto que dejó la "guerra" fallida de Calderón le restase respaldo popular.
Enrique Peña Nieto, del PRI, favorito en las encuestas, propuso crear un cuerpo único de policía para combatir a los carteles. Y el izquierdista Andrés Manuel López Obrador se comprometió a replegar a los soldados en seis meses, pero tampoco explicó qué haría después.
"Es un asunto muy sensible para los candidatos porque la solución es complicada. Para reducir la influencia del narcotráfico hay que crear primero una serie de condiciones, de salud, de educación, de cultura, en las poblaciones afectadas", apunta el escritor y analista político Paco Ignacio Taibo II.
Mientras tanto, la violencia no cesa en México. Un día se desata una balacera en el aeropuerto internacional de la capital, otro día ejecutan a una intendenta del estado de Veracruz o estalla un coche bomba en Nuevo Laredo, como pasó ayer. Y en el centro de Ciudad Neza, donde se respira una engañosa tranquilidad, aparece asesinado un militante del PRI.
LOS ASESINATOS DE MUJERES, OTRO ESTIGMA
NEZAHUALCOYOTL, México (De un enviado especial).- Las muertas de Ciudad Juárez estremecieron al mundo en los años noventa. No sólo por el ensañamiento de los verdugos, sino por la impunidad de la gran mayoría de los crímenes. Dos décadas después, los asesinatos de mujeres no han cesado y se recrudecieron con especial virulencia en zonas como el estado de México.
Según la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, entre 2005 y 2010, en el estado de México hubo 922 muertes violentas de mujeres, con un crecimiento exponencial en los últimos años, mucho mayor que en otras partes del país. Ese período coincide con el mandato en el estado de Enrique Peña Nieto, el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Según la fiscalía provincial, en esos años sólo se condenó al 15% de los homicidas. La mitad de esas muertes, advierten las autoridades judiciales, son achacables a la violencia de género, y el resto, a asaltos. Para Peña Nieto, la divulgación de los datos en plena campaña electoral tenía como objetivo debilitar su imagen. "Es sospechoso que se pretenda emitir una alerta por los feminicidios en el estado de México justamente ahora", declaró.
Esa petición de alerta impulsada por organizaciones civiles fue finalmente desestimada por las autoridades. Para la periodista Lidya Cacho, con esa decisión "se demuestra que las violaciones graves a los derechos humanos de las mujeres en México no son un tema prioritario para la mayoría de los estados". "Lejos de atender el asunto de manera inmediata y buscar establecer acciones urgentes de prevención de la violencia contra las mujeres y niñas, prefieren proteger los intereses políticos de sus gobernantes", subrayó Cacho.
Durante la campaña, la candidata del oficialismo, Josefina Vázquez Mota, reprochó a Peña Nieto el alto índice de feminicidios durante su gestión, y criticó el oscuro papel de las autoridades en el caso de la muerte de la niña de cuatro años Paulette Farah, cuya investigación estuvo plagada de contradicciones. La muerte de la menor, en marzo de 2010, conmocionó a la sociedad mexicana.
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