La carrera republicana, más áspera y en zona de definición
Cinco estados, entre ellos Florida y Ohio, votan en el día más determinante después del "supermartes"; Trump, el favorito
NUEVA YORK.- Es un "supermartes" bis, más pequeño que el original, pero tanto o más decisivo, y envuelto en un clima mucho más violento.
Cinco estados -Florida, Illinois, Missouri, Carolina del Norte y Ohio- votarán hoy y dejarán su marca en las elecciones primarias de Estados Unidos, en otro día crucial en la larga contienda para elegir al sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca.
Hay mucho en juego, sobre todo para los republicanos. Después del "supermartes", se repartirá la mayor cantidad de delegados encargados de elegir a los candidatos en las convenciones partidarias. Pero, además de eso, está en juego el poder del establishment republicano para detener a Donald Trump, dos campañas y dos estados que han elegido presidentes, Florida y Ohio.
Esos dos estados acapararán todas las miradas, y no sólo por su peso político. En la interna republicana, los dos candidatos más afines al establishment, el senador de Florida Marco Rubio y el gobernador de Ohio, John Kasich, tendrán una última oportunidad, en terreno propio, para ganar, darles credibilidad a sus campañas y detener la marcha de Trump, cómodo líder de la carrera por la nominación.
Hasta ahora, nada indica que puedan hacerlo. En Florida, Rubio, que ayer cruzó el estado de punta a punta en un último y desesperado intento de mantener con vida su candidatura, está casi 20 puntos detrás de Trump, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics. En Ohio, las dos últimos sondeos arrojan un empate entre Kasich y el magnate inmobiliario. Trump lidera también en Carolina del Norte, Illinois y Missouri.
Rubio y Kasich reconocieron que una derrota en sus estados a manos de Trump aniquilaría sus campañas. Para ellos, la elección es a "matar o morir". Su estrategia es clara: intentar impedir que Trump reúna los 1237 delegados necesarios para asegurar la nominación partidaria, y, así, forzar una convención dividida en Cleveland, en julio, para arrebatarle la candidatura a Trump en sucesivas rondas de votaciones entre los delegados.
Trump tiene 460 delegados; el senador de Texas Ted Cruz, 369; Rubio ha reunido 163, y Kasich, 63.
La interna de los republicanos está caldeada. Las protestas y la violencia han dado la nota en los últimos actos de campaña de Trump, y han eclipsado el resto de los temas de la campaña. Lejos de intentar morigerar los ánimos, y fiel a su estilo, el multimillonario candidato ha subido la apuesta, se ha negado a condenar de manera categórica la violencia e incluso la ha utilizado para acusar a Hillary Clinton y Bernie Sanders de enviar manifestantes a sus eventos.
"Bernie Sanders miente cuando dice que a sus disruptores no se les dice que vayan a mis eventos. ¡Ten cuidado Bernie, o mis seguidores irán a los tuyos!", amenaza el magnate en Twitter.
La interna demócrata ofrece otra historia. Hillary Clinton aparece al frente de las encuestas en todos los estados en disputa y mantiene su enorme fortaleza en el sur del país, con un amplio margen en Florida y Carolina del Norte. Clinton puede llegar a marcar una distancia casi irreversible respecto de Sanders, quien aún da batalla.
Ambos criticaron con dureza a Trump y lo acusaron el fin de semana de incitar a la violencia en un encuentro con votantes organizado por la cadena CNN, en Ohio.
"Trump está haciendo una campaña cínica, traficando con el odio y el miedo, y jugando con nuestros peores instintos. Somos mejores que esto", disparó Hillary.
"Es un mentiroso patológico", fustigó Sanders. La gente le regaló vítores y un aplauso.
Sanders recordó que Trump había ofrecido pagar los costos legales de un hombre arrestado en un evento de Trump en Carolina del Norte por golpear a un manifestante afroamericano. "Eso significa que Donald Trump está literalmente incitando a la violencia a sus seguidores", acusó Sanders, que le reclamó "bajar el tono" y decirles a sus seguidores que la violencia "es inaceptable en el proceso político norteamericano".
El senador socialista de Vermont ha concentrado su campaña en Illinois y Ohio en busca de repetir la sorpresa que dio hace poco en Michigan, donde se impuso ante la ex secretaria de Estado contra los vaticinios de las encuestas.
Aun así, debería construir una hercúlea remontada para tener alguna oportunidad de ser el estandarte demócrata. Clinton ha cosechado ya 766 delegados; Sanders, 551. Además, Clinton mantiene su amplísima ventaja entre los "superdelegados", que tienen libertad para respaldar a cualquier candidato.
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