La Casa Blanca, ante el desafío de actuar ya para evitar el desgaste
WASHINGTON- El presidente Barack Obama se enteró anteayer de lo que puede pasarles a los presidentes que quedan atrapados en acusaciones de escándalo: tienen que enfrentarlas de entrada y nada más.
Sucedió cuando el presidente tuvo que interrumpir su conferencia de prensa con el primer ministro británico, David Cameron, para responder preguntas sobre la profundización de la investigación del ataque en Benghazi y sobre el IRS (la AFIP estadounidense), que tiene en la mira al Tea Party y otros grupos conservadores.
Horas más tarde, Obama enfrentó un tercer problema mayúsculo, cuando la agencia de noticias Associated Press (AP) dijo que el año pasado el Departamento de Justicia se había apoderado de los registros telefónicos de algunos de sus periodistas.
Todo lleva a hacer comparaciones con el segundo mandato del presidente Bill Clinton, durante el cual la agenda de gobierno se vio severamente perturbada por el escándalo con Monica Lewinsky. A diferencia de Clinton, Obama no fue acusado de una conducta impropia. Pero su capacidad de pilotear el "diálogo" en Washington podría verse ahora comprometida.
"Creo que el escándalo del IRS se desata en un momento de lo más inoportuno para el presidente y la agenda de gobierno de los demócratas", dijo Sarah Binder, experta en cuestiones parlamentarias de la Universidad George Washington.
"En las próximas semanas, el desafío para Obama será que la opinión pública no se distraiga de los objetivos de gobierno, mientras que los republicanos y los medios harán foco en los escándalos", agregó.
Los problemas para Obama y los demócratas también podrían empeorar debido a la naturaleza del comportamiento del IRS: someter a controles adicionales a ciertos grupos basándose en sus inclinaciones políticas potencia la idea de que el gobierno central persigue a ciudadanos que ejercen sus derechos constitucionales.
También podría alimentar los temores de los activistas del derecho de portación de armas sobre una escalada que conduciría a la confiscación de armas o el registro de propietarios de éstas, dijo un colaborador de la bancada republicana en el Senado, o los temores de que el gobierno "se apropie" del sistema de salud.
Ron Bonjean, un veterano colaborador republicano en el Capitolio y actual asesor, dijo que aunque el IRS es una agencia independiente, lo más probable es que la opinión pública culpe a la Casa Blanca de cualquier maniobra ilegal del organismo. "La gente ve al IRS como parte del gobierno federal, bajo control de la Casa Blanca", dijo Bonjean.
Lo mismo puede decirse de la polémica sobre el Departamento de Justicia, que habría obtenido secretamente dos meses de registros telefónicos de periodistas y editores de la agencia AP. El riesgo potencial para Obama y los demócratas es enorme.
El Senado, controlado por los demócratas, estudia un proyecto de ley de inmigración abarcador que enfrenta fuerte oposición en la Cámara baja, controlada por los republicanos, donde cunden las sospechas sobre el gobierno de Obama.
"El costo político para el gobierno sería devastador. Ése será otro tema que obligará al gobierno a apartarse de su mensaje -dijo Bonjean-. Mientras la investigación sobre el IRS esté en marcha, Obama no tiene manera de impulsar su agenda."
El escándalo del IRS bien podría salpicar las elecciones de mitad de mandato de 2014.
Hace una semana, Obama enfrentó una investigación en el Capitolio sobre el mortal ataque contra el consulado norteamericano en Benghazi, en septiembre pasado. El proceso atrajo poco interés de la opinión pública, más allá de los círculos conservadores, y Obama lo rechazó por partidista, al ser impulsado sólo por los republicanos.
Anteayer enfrentó la perspectiva de múltiples investigaciones, y el IRS recibió el apoyo de los aliados de Obama en el Congreso, mientras los demócratas salían rápidamente a demostrar que estaban tan preocupados como los republicanos por los supuestos abusos del IRS.
Para colmo, AP está considerando las alternativas legales para actuar contra el gobierno, dijo David Schulz, representante legal de la agencia. Jay Carney, vocero de la Casa Blanca, dijo que el gobierno no estaba implicado en el caso.
El legislador Darrell Issa, de California, principal opositor al gobierno en el Congreso en los últimos tiempos, amenazó con sumar el asunto de AP a la lista de temas que tiene bajo la lupa, y que incluye el ataque en Benghazi y el escándalo del IRS.
Aunque no haya acusaciones personales de conducta ilegal, "ser coherente" con la agenda de gobierno propuesta es actualmente un desafío mucho mayor para un presidente que en los tiempos de Clinton, dijo uno de sus ex secretarios de Prensa, Mike McCurry.
"El entorno comunicacional es mucho más complicado, porque ahora existe la voracidad de las redes sociales, donde todo se magnifica", dijo. "Antes eso no existía. Podían producirse investigaciones parlamentarias y escándalos, pero uno podía hacer ajustes y continuar con su programa de gobierno."
Fred Bardash
Más leídas de El Mundo
“Acontecimiento excepcional”. Qué causó la histórica tormenta que desató el caos en Dubai y generó severas inundaciones en la península arábiga
"Rodeado y agredido". Difunden un duro video del secuestro del padre de la familia argentina-israelí capturada por Hamas
"No por la prensa". Boric dio “por superada” la fricción por los dichos de Patricia Bullrich, pero criticó a la ministra