La crisis golpea también al deporte, el gran orgullo de España
MADRID.- Cuando uno piensa en el deporte español, lo primero que se le viene a la mente es la selección de fútbol campeona de Europa y del mundo, o Rafa Nadal levantando la copa de Roland Garros, o Fernando Alonso peleando con Sebastian Vettel para conquistar el campeonato de la Fórmula Uno.
Pero aunque ellos son algunos de los deportistas más conocidos y mejor pagos del mundo, y motivo de un inmenso orgullo para el país, la España lastrada por la recesión tiene ante sí una realidad complicada, marcada por dolorosos recortes presupuestarios que ponen en peligro su estatus como un centro de la excelencia en el deporte.
Competidores de elite, desde atletas hasta nadadores, pasando por remeros o gimnastas, están viendo cómo se hace más difícil su acceso a servicios básicos como médicos o fisioterapeutas, se retrasan los pagos de sus becas o salarios e incluso se ven obligados a pagar de su propio bolsillo alojamiento y material.
Las condiciones están lejos de ser las ideales para intentar mejorar en Río de Janeiro 2016 el decepcionante 21er lugar en el que quedó España en el medallero de los últimos Juegos Olímpicos, disputados el año pasado en Londres.
Tampoco la actual situación de restricciones financieras parece sugerir que España repetirá la euforia de Barcelona 1992 o que podrá emular la sensacional actuación de Gran Bretaña en sus Juegos si Madrid se impone a Estambul y Tokio para organizar las Olimpiadas de 2020.
Prensa y radio hablan estos días de crisis, y el asunto está recibiendo una atención mediática poco habitual en una época en la que suele predominar la información sobre los pases en el Real Madrid y el Barcelona.
"Llegará el momento en que todos los deportistas españoles seremos unos mediocres", dijo el gimnasta Isaac Botella, sexto en salto en Londres. Botella está desempleado y no ha cobrado la beca ADO para deportistas olímpicos desde enero, por lo que depende de sus padres para poder mantenerse. "Duele bastante, te desmotivas", agregó el deportista de 29 años.
"No me he podido comprar un pantalón corto para este verano, me da vergüenza pedírselo a mi madre -agregó-. Eso se transmite al entrenamiento, estás más triste y trabajas peor."
Su experiencia no es un caso aislado. Todos los integrantes del equipo nacional masculino de gimnasia artística escribieron una carta a la federación el mes pasado en la que se quejaban de que los recortes los han dejado con un solo fisioterapeuta para 32 gimnastas, sin médico y con apenas material.
Carlos Pérez, que consiguió el oro con Saúl Craviotto en kayak en Pekín 2008, contó airado a un diario deportivo la semana pasada que otros compañeros y él se van a tener que pagar el viaje al Mundial de Piragüismo, que tendrá lugar en la ciudad alemana de Duisburgo en agosto, "mientras tres o cuatro directivos irán gratis". "Es vergonzoso pagar por defender a España", dijo Pérez.
Las tribulaciones de estos deportistas son consecuencia en gran parte de los profundos recortes de las subvenciones que otorga el Consejo Superior de Deportes (CSD) a las federaciones, como parte de la política general de recortes del gobierno español para reducir el déficit público.
Las dos federaciones más importantes -fútbol y básquetbol- tienen la tranquilidad de contar con el apoyo de patrocinadores privados y no tienen problemas de caja después de sus victorias en grandes torneos, por lo que no se han visto perjudicadas por los recortes.
Para casi todas las demás, sin embargo, el panorama es bastante sombrío. Un informe publicado recientemente por el diario El País sugería que 25 de las 63 federaciones deportivas están en quiebra técnica.
El drama en la federación de atletismo es representativo. La subvención estatal se hundió un 47% este año respecto del anterior y de los siete millones de euros de 2008 ha pasado a 2,8 millones, según su presidente, José María Odriozola.
Los atletas españoles tuvieron resultados especialmente flojos en los últimos años. Ni en Pekín ni en Londres consiguieron una sola medalla. Con menos dinero disponible para deportistas y entrenadores, el panorama es aún peor. La federación tuvo que prescindir de 23 de sus 64 empleados permanentes, la cuantía de las becas menguó un 45% y los atletas que se están preparando para Río 2016 tendrán hasta un 35 % menos de financiación que antes de Londres, contó Odriozola.
I. Rogers y T. Larraz Mora
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