La disputa comercial con China pone en un lugar incómodo a la región
MENDOZA.- Mientras la guerra comercial que explotó esta semana entre Estados Unidos y China estaba en ciernes, media docena de bailarines chinos y una persona disfrazada de oso panda desfilaban por un escenario en el lobby de un hotel mendocino.
La ceremonia era para celebrar la decisión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con sede en Washington, de realizar su próxima reunión anual en la ciudad china de Chengdú, una elección criticada por Estados Unidos, cuya influencia regional fue eclipsada por la potencia asiática en los últimos años.
Ahora, la disputa comercial entre las dos economías más grandes del mundo ha dejado a América Latina en el medio, analizando riesgos y oportunidades.
"Estados Unidos está obligando a los países de la región a elegir entre Estados Unidos y China", dijo Margaret Myers, directora del programa para América Latina y el Mundo de Diálogo Interamericano. "Está poniendo a los países latinoamericanos en una posición muy desafiante, pero al mismo tiempo no ofrece una política particularmente atractiva", señaló.
China ya es el mayor socio comercial de países que van desde Brasil, la mayor economía de América Latina, hasta Uruguay. Las naciones de la región también están acudiendo cada vez más a China para obtener financiamiento.
Aun así, en lugar de celebrar una oportunidad de ganar participación en el mercado, Brasil y la Argentina respondieron con cautela a la noticia del aumento de aranceles chinos a la soja norteamericano. El Ministerio de Agricultura brasileño declinó hacer comentarios y la Argentina, el tercer exportador mundial de soja, dijo que estaba "analizando la situación". Agricultores del cuarto exportador de soja, Paraguay, que tiene relaciones diplomáticas con Taiwán y no con China, dijeron que estaban preocupados por una caída de precios.
Washington, que el año pasado disminuyó sus contribuciones al BID, criticó la creciente influencia de Pekín en América Latina. En un documento sobre su estrategia de seguridad nacional de diciembre de 2017, Estados Unidos dijo que China está tratando de "llevar la región a su órbita a través de inversiones y préstamos llevados adelante por el Estado". David Malpass, subsecretario de asuntos internacionales del Departamento del Tesoro, dijo que el hecho de que China sea anfitrión de la reunión del BID "no sirve a los intereses del Hemisferio Occidental".
Pero las políticas comerciales de Trump y su retórica sobre inmigración han perturbado incluso a los gobiernos más amigables con Estados Unidos en América Latina.
Antes de que la Casa Blanca eximiera temporalmente a Brasil de los aranceles sobre las importaciones de acero, un funcionario de la cancillería brasileña dijo que la medida ponía las relaciones comerciales entre ambos países en "aguas desconocidas".
La inversión extranjera directa (IED) de China en la región se ha incrementado en 70.000 millones de dólares desde 2012. Si bien Estados Unidos sigue siendo la principal fuente de IED, su porción del total cayó al 20% en 2016, desde 25,7$ en 2015, según la Cepal.
Datos de Diálogo Interamericano y de la Universidad de Boston muestran que los préstamos de bancos estatales chinos a países latinoamericanos superaron los 20.000 millones de dólares en 2015 y 2016, y desde 2005 esos préstamos han excedido el financiamiento combinado que otorga a la región el BID, el Banco Mundial y la CAF, un banco de desarrollo latinoamericano.
Luc Cohen
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