Cuando faltan cuatro días para las elecciones en Italia. La economía, el desafío del sucesor de Prodi
Berlusconi y Veltroni prometieron atacar la profunda crisis
ROMA.- "Si seguimos así, vamos a terminar como la Argentina."
Esa fue una de las frases que más se oyeron durante la campaña electoral para las elecciones del próximo fin de semana, tanto de boca de políticos de distinto credo y color como de gente de la calle.
La frase da la idea del pesimismo generalizado que reina ante la gravísima crisis económica que atraviesa Italia, un país viejo, cansado, incapaz de crecer y cada vez más pobre, donde sus habitantes tienen más dificultades para llegar a fin de mes.
Ayer, de hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a hacer sonar la alarma al advertir que la economía de la península se encuentra prácticamente parada y confirmó que se ha convertido en la última de Europa.
Demoledores, los datos del FMI indicaron que el crecimiento de Italia este año y el próximo no superará el 0,3% del PBI, en contra de las previsiones de un tampoco muy auspicioso 0,6% (y el aumento del 1,3% del año pasado). "Italia es una de las economías más lentas del área del euro", sentenció el FMI, que estimó, en cambio, que para este año el promedio de crecimiento de Europa será de alrededor del 1,4%.
Anteayer, un informe de la Organización para la Cooperación y la Seguridad Europea (OCSE) también pintó un cuadro negro al colocar a Italia, uno de los países con más déficit público del mundo, en el último puesto de Europa en cuanto a productividad del trabajo.
Superada en este aspecto por varios países emergentes del este europeo, para la OCSE Italia también es el país industrializado con la tasa más baja de ocupación entre jóvenes y mujeres.
Lo cierto es que la crisis, que se debe a problemas estructurales acumulados desde hace décadas, según economistas, no sólo se nota en las cifras macroeconómicas. También, y sobre todo, se aprecia en el bolsillo de los italianos.
En los últimos meses, el pan, la pasta y otros alimentos de primera necesidad registraron aumentos feroces -la inflación en marzo fue del 3,3%, la más alta de los últimos 12 años- y las asociaciones de consumidores calculan que llenar la canasta familiar costará a cada familia italiana unos 1000 euros más al año.
La nafta y el gasoil, por otra parte, están por las estrellas -los taxistas aseguran que hay menos autos en el caótico tránsito romano debido a este tema-, mientras que los salarios están congelados desde hace años y el consumo interno cae peligrosamente.
Según datos del Istat (el Indec local), más de 2,5 millones de hogares italianos (uno de cada 10) viven en la indigencia.
Cuestión de imagen
A esto se suman la pérdida de credibilidad y el daño de imagen sufridos en los últimos meses por Italia, golpeada por el desastre de la basura en Nápoles, el hallazgo de dioxina en la mozzarella de búfala, la presencia de elementos tóxicos en un vino barato y el colapso de la compañía aérea nacional, Alitalia.
No por nada las dos principales agrupaciones que se disputarán las elecciones, el Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), de derecha, y el Partido Democrático (PD), de centroizquierda, presentaron programas muy parecidos para sacar al país de la crisis, en definitiva la prioridad para todos.
Tanto el ex premier Silvio Berlusconi, candidato del PDL y gran favorito, como Walter Veltroni, del PD, prometieron reducir los impuestos, aumentar las jubilaciones más bajas y reducir la inmensa deuda pública.
El PDL prevé no gravar las horas extras de trabajo ni el aguinaldo y suprimirá el denominado ICI, el impuesto sobre la vivienda. El PD quiere reducir el impuesto sobre los salarios en tres puntos en tres años a partir de 2009, otorgar un crédito de 2500 euros por niño y deducir los impuestos a las mujeres trabajadoras.
Para relanzar la economía, Veltroni prometió también simplificar la maledetta burocracia italiana para que "nazca una empresa por día". La asociación de constructores denunció hace una semana que desde que una obra pública se aprueba hasta que comienzan realmente los trabajos pasan un promedio de 2137 días...
En cuanto a infraestructuras, el partido de Berlusconi insiste en la idea de levantar un puente sobre el estrecho de Messina para unir Sicilia con el continente (decisión que en su momento Romano Prodi dejó sin efecto). Y coincide con el PD en la necesidad de acelerar la construcción de las líneas ferroviarias de alta velocidad.
"Los programas económicos de los dos principales partidos no son muy diferentes", aseguró Luigi Speranza, analista económico.
"La verdadera novedad de esta campaña es que, por primera vez, los dos principales candidatos finalmente reconocen que hay un problema y que se debe afrontar", agregó.
"Este cambio de actitud ya es un motivo de esperanza: Alemania hace diez años empezó a salir de la crisis cuando admitió su existencia."
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