La economía enfrenta a Obama y McCain
El candidato demócrata advirtió que Estados Unidos está en "emergencia económica"; fuertes críticas de su rival republicano
WASHINGTON.- Sin tiempo siquiera para desempacar sus valijas tras una semana en Medio Oriente y Europa, el demócrata Barack Obama enfiló ayer la proa de su campaña hacia la endeble marcha de la economía, que hoy encarna la mayor preocupación de los estadounidenses, por encima de Irak, la inmigración y el calentamiento global.
"La emergencia económica se está haciendo más grave: el empleo está cayendo, los salarios están cayendo, los mercados financieros amenazan con causar una contracción en el crédito, con ramificaciones a largo plazo", alertó Obama al concluir un encuentro de alto perfil con un grupo de reconocidos economistas y empresarios, como el ex titular de la Reserva Federal Paul Volcker; el presidente de Google, Eric Schmidt, y el filántropo multimillonario Warren Buffett.
La advertencia de Obama vino cuando faltan menos de 100 días para las elecciones en las que se enfrentará con el republicano John McCain. También trajo a la memoria la ofensiva que allá por 1992 había protagonizado otro desconocido en Washington, el entonces gobernador de Arkansas, Bill Clinton, que derrotó a su rival George H. W. Bush con su eslogan: "Es la economía, estúpido".
Al igual que hace 16 años, Estados Unidos padece una fuerte desaceleración económica, mientras el 80% de los estadounidenses siente que el país marcha en la dirección equivocada, según encuestas de Ipsos, Quinnipiac y The New York Times . A los norteamericanos les preocupan la debilidad de los bancos, el derrumbe inmobiliario (al punto de que sus hipotecas son más caras que las viviendas que adquirieron) y la retracción laboral.
Tal es la preocupación que el 44% de los norteamericanos menciona la economía por encima de otros problemas, como el precio de la nafta, mientras que la guerra en Irak quedó postergada al tercer lugar, con el 15% de las respuestas, muy lejos del 40% con que figuró en enero pasado, en el primer lugar.
A diferencia de 1992, sin embargo, McCain no es el presidente en ejercicio y, por lo tanto, también lanza algunas -tibias- críticas a la administración Bush, en particular por el gasto público "fuera de control", que llevará el déficit de este año a los 490.000 millones de dólares.
Un adelantado
McCain también critica a Obama por protagonizar "actos para la foto", para demostrar "ahora" interés por la economía, mientras afirma que él se reúne desde hace meses con el hoy titular de la Fed, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson, además de otros economistas y empresarios, bajo la batuta de la ex CEO de Hewlett Packard Carly Fiorina.
"El plan de Obama deprimirá la economía al aumentar los impuestos a las inversiones corporativas y los individuos", afirmó el republicano.
"El hecho de que ese aumento no ocurra inmediatamente, ya que prometió hacerlo en 2010 o 2011, es suficiente para que la economía continúe deprimida", abundó, al punto de aventurar que los demócratas podrían causar una crisis como la de 1929.
El republicano también cosecha su cuota de críticas. En particular, por prometer que convertirá en permanentes los recortes impositivos que benefician a la clase alta (pese a que se opuso a ellos durante años); proponer que se suspenda un impuesto federal a la nafta por tres meses, e iniciar la exploración de pozos petroleros en zonas ambientales protegidas.
El equilibrio
Para Obama, esas ideas son casi idénticas a las de la administración Bush. Por eso, aprovechó para insistir en que votar por McCain significaría, en la práctica, otorgarle un tercer mandato al polémico texano que ocupará la Casa Blanca hasta enero próximo y cuyo ideario conservador promete erradicar.
"Lo que me gustaría hacer hoy es determinar cómo podemos empezar a tomar más medidas de corto y largo plazo para restaurar el equilibrio en nuestra economía. Queremos alentar los emprendimientos, queremos que resurja el mercado y que se recompense a quien trabaje duro", dijo Obama.
También, como Clinton, que durante años mostró un talento político notable para sintonizar con los dilemas del estadounidense medio, al que le decía que "sentía" su dolor, Obama se centró en quienes "están por perder sus casas o cerca del desastre económico".
Rodeado por Volcker y otros referentes económicos, como los secretarios del Tesoro durante la presidencia de Clinton, Robert Rubin y Larry Summers, y el primero de Bush, Paul O Neill (feroz crítico de la Argentina), Obama evitó recordar el traspié del máximo asesor económico de McCain, Phil Gramm, quien redujo los avatares económicos a una cuestión de percepción en "una nación de quejosos" antes de ser borrado de la campaña republicana.
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