Mañana, elecciones. La economía, inesperado centro de debate en la campaña israelí
Para muchos votantes es la principal preocupación, por encima del conflicto con los palestinos
TEL AVIV.- "Es la economía, estúpido." La famosa frase de Bill Clinton retumba en Israel cuando falta sólo un día para las elecciones legislativas en las que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, de derecha, es el gran favorito.
Aunque parece extraño en este país altamente militarizado, que vive prácticamente en guerra desde su creación, en 1948, según los sondeos la gran preocupación de la mayoría de sus 7,5 millones de habitantes no es el difunto proceso de paz con los palestinos, sino la economía.
El tema resulta doblemente extraño porque los parámetros económicos del país no están mal, sobre todo si se los compara con los de países del sur de Europa (como Italia, España o Grecia), aplastados por la recesión y políticas de austeridad que han hecho estragos sobre los sistemas de bienestar social.
"Es cierto que hay una sensación de malestar entre la clase media israelí porque los precios de las viviendas aumentaron, pero en términos macroeconómicos es buena la situación. Pese a la crisis económica mundial, Israel en los últimos años tuvo un crecimiento del 4,5% y 5%, que bajó en 2012 al 3%, algo que no es para nada grave. La inflación, del 1,6% en 2012, tampoco es un problema", explicó a LA NACION el profesor Ben Zion Zilberfarb, del Departamento de Economía de la Universidad Bar-Ilan, de Tel Aviv.
En el Malha Mall de esta ciudad no se respira aire de crisis. Se ve gente que pasea con chicos, mirando vidrieras, haciendo compras -sobre todo donde hay liquidaciones- o tomando café.
"Es verdad, para la mayoría de la gente la mayor preocupación es la economía", confirma Saar, manager de un negocio de la cadena deportiva Sport Werthimer, de 38 años, casado y con un hijo pequeño. "Yo estoy bien porque trabajé seis años muy duro en Estados Unidos, ahorré, volví y pude comprar mi propio departamento, pero para los jóvenes es muy difícil sobrevivir si no tienen ayuda de su familia", agrega.
Para él, el problema en Israel son los religiosos ultraortodoxos que no trabajan y no van al ejército, "que le sacan la plata a la gente pobre; además, si hubiera paz, vendrían más turistas y la economía iría mejor".
A diferencia de ese 20% del electorado israelí que aparece indeciso ante estos comicios, Saar no tiene dudas: votará por Netanyahu. ¿Por qué? "Porque él es fuerte, porque nadie puede manejar el país mejor que él, porque tiene experiencia -fue ministro de Economía durante el gobierno de Ariel Sharon- y porque mejoró la economía. Además, sólo alguien fuerte puede traer paz, y Netanyahu no se asusta con [Barack] Obama", señala. Alude así al cortocircuito que hubo entre el premier y el presidente norteamericano, que criticó públicamente a Bibi por su voluntad de seguir construyendo asentamientos en los territorios palestinos, bloqueando cualquier tipo de negociación con ellos.
Lital, que trabaja en una juguetería del mismo centro comercial, coincide en que el gran tema de estas elecciones es la economía. Pero piensa distinto. "Cada tres meses, servicios como gas, luz y electricidad aumentan. Cuanto uno más trabaja, más impuestos nos sacan. Los precios de los alquileres son altísimos y comprar departamento es imposible. ¿Cómo hacen los jóvenes para planear su futuro en esta situación?", se pregunta esta vendedora de 28 años. "En los últimos años se ahondó la brecha entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. La mayoría gana unos 4000 shekels por mes (1070 dólares) y unos pocos, que trabajan la mitad, ganan 30.000 (8000 dólares)", agrega, indignada por la "injusticia".
Lital tampoco tiene dudas: votará por la ex famosa periodista Shelly Yachimovich, la candidata del laborismo, de centroizquierda, que utilizó como caballito de batalla el tema social. Hija de sobrevivientes del Holocausto, Yachimovich exige una mayor intervención estatal y una lucha sin cuartel contra lo que llama el "salvaje capitalismo de Netanyahu y los poderes económicos".
"Sé que va a ganar Netanyahu, pero Shelly es la única en esta campaña que me habló a mí como pequeña ciudadana, refiriéndose a mi vida cotidiana", explica Lital.
Zilberfarb disiente. Para él, más allá de las encuestas de opinión, la economía no es el gran tema. "Creo que el laborismo entendió que debía atacar a Netanyahu a través de la cuestión social. Pero después de las famosas manifestaciones de protesta del verano de 2011, en Tel Aviv, para ayudar a la clase media el gobierno decidió varias medidas en su favor: por ejemplo, los jardines de infantes son gratuitos desde los 3 años y no desde los 5", apunta.
Más allá de esto, admite que, como todo el mundo, espera que, después de las elecciones -anticipadas justamente por falta de acuerdo en el presupuesto-, para que el gobierno mantenga un déficit presupuestario del 3% del PBI (en 2012 fue 4,2%) vendrán recortes y aumentos de impuestos, como el del IVA, que pasaría del 17% al 18%. Medida que, seguramente, provocará malhumor.
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