La eurozona por fin se recupera, pero los giros políticos hacen temblar todo
La buena salud económica sorprende a economistas; la inflación y las elecciones aparecen como dos amenazas
LONDRES.- A lo largo de los años, el crecimiento económico de la eurozona ha sido un poco como el canto de las sirenas en la Odisea, de Homero: una canción llena de promesas que termina conduciendo hacia las rocas. ¿Será distinto esta vez?
El fuerte crecimiento que registran numerosos datos y sondeos a principios de este año sorprendió a muchos. Un ejemplo que dejó boquiabierto a más de uno fue el índice de gestores de compras (PMI, por sus siglas en inglés) de Francia, Alemania y la eurozona difundido el 21 de febrero. De nueve índices, ocho registraron crecimiento y seis de ellos lo hicieron a niveles más altos de lo que cualquier economista había imaginado.
No es de extrañar entonces que los economistas y planificadores políticos ahora busquen pruebas firmes de que el aparente rebote de la eurozona de este año sea sustentable y que al mismo tiempo adviertan sobre una variedad de riesgos políticos y económicos potencialmente destructivos que asoman por delante.
Según dicen, no ha habido un punto de inflexión específico que permita afirmar que la eurozona se ha recuperado y se encuentre nuevamente en el camino de crecimiento, sino que ha sido un proceso de cocción lenta.
"La eurozona ya lleva tres años de recuperación sostenida, ayudada por la política de estímulos económicos, el final de la austeridad fiscal y el robustecimiento del sector financiero", dice James McCann, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que trabaja en Standard Life Investments.
Los números lo confirman. La Comisión Europea señala que el PBI real de la eurozona ha crecido durante 15 trimestres consecutivos, señal de que la mejora es firme. Pero, dejando de lado algunos de los últimos datos, ha sido más sostenida que espectacular. El crecimiento económico sigue siendo de apenas el 1,6% anual, y la mayoría de los expertos -desde economistas independientes hasta los propios miembros de la Comisión Europea- reconocen que este año tampoco superará esa cifra.
Pero incluso antes de considerar si los problemas de Grecia con su deuda volverán a carcomer la eurozona, los dos principales focos de tensión son la inflación y las elecciones.
Se espera que la inflación de febrero en la eurozona, que será difundida pasado mañana, se ubique en torno al 2% interanual. Si bien está lejos de ser una hiperinflación, hace cuatro años que no se registra un nivel similar, y durante los último cinco años la inflación y ventas minoristas han tomado un fuerte camino inverso. En otras palabras, un alza de precios puede perjudicar el consumo, que a su vez es el que hace mover la economía.
Para los economistas, sin embargo, otra potencial asesina del crecimiento es la situación política del bloque. Hace tiempo que muchos sostienen que la eurozona no puede competir dentro de las economías líderes si una reforma estructural profunda, especialmente en la segunda y la tercera economía del bloque, que están detrás de Alemania.
"Todo se reduce a que Francia e Italia tomen el toro por las astas", dice Florian Hense, economista de la banca privada Barenberg.
Pero es justamente en esos dos países donde la política amenaza con demorar o hacer descarrilar el tipo de reformas estructurales pro crecimiento por las que abogan el Banco Central Europeo y los economistas del sector privado.
En Italia disminuyeron las chances de que este año haya elecciones, pero la turbulencia política que rodeó la renuncia del primer ministro Matteo Renzi probablemente demore cualquier reforma de envergadura hasta los próximos comicios.
El mayor riesgo, sin embargo, proviene de Francia, donde dos de los tres principales candidatos son vistos como reformistas económicos, pero deben enfrentar a Marine Le Pen, del derechista Frente Nacional, cuya promesa de un referéndum para decidir la continuidad de Francia en la Unión Europea podría desestabilizar la economía del bloque durante años.
Según las encuestas, Le Pen no ganaría las elecciones, pero según las encuestas tampoco deberían haber ganado Donald Trump en Estados Unidos ni el Brexit en Gran Bretaña.
"Si una Francia en ascenso se sumara a una Alemania todavía fuerte como núcleo de Europa, entonces las perspectivas económicas y políticas de la eurozona en su conjunto mejorarían considerablemente", les dicen los economistas de Barenberg a sus clientes.
"Pero una eventual presidencia de Le Pen pondría fin a la esperanza de reforma en Francia y la Unión Europea durante los próximos cinco años."
Traducción de Jaime Arrambide
Jeremy Gaunt
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