La expansión del coronavirus desató un movimiento discriminatorio contra China
SEÚL.- La expansión del coronavirus está dejando fuertes secuelas a nivel global que trascienden la cuestión sanitaria. Entre las cuestiones que aparecieron a raíz del virus que se originó en Wuhan, surgieron una serie de medidas consideradas discriminatorias con los habitantes de China alrededor del mundo.
En Corea del Sur, Japón, Hong Kong y Vietnam se le negó el servicio en restaurantes a clientes chinos, mientras que en Indonesia se organizó una manifestación para que se vayan los huéspedes del gigante asiático. A su vez, titulares de diarios en Francia y Australia recibieron fuertes críticas racistas y también zonas de Europa, Estados Unidos, Asia y Oceanía registraron quejas por xenofobia contra ciudadanos chinos.
Hasta el momento hay alrededor de 20 países que registraron casos de coronavirus, que ya dejó un saldo de más de 300 muertes y superó los 14000 infectados. Pero la aparición del virus generó una serie de reacciones discriminatorias hacia los chinos e incluso hacia toda la comunidad asiática.
Por ejemplo, las páginas web de Corea del Sur se llenaron de comentarios en los que se pedía al gobierno expulsar o bloquear el ingreso de ciudadanos chinos, una solicitud acompañada de comentarios racistas sobre las costumbres gastronómicas y la higiene en China. De hecho, más de 650.000 surcoreanos firmaron una petición para que se prohíba temporalmente la entrada de viajeros chinos. La solicitud recibió apoyo de algunos legisladores conservadores y unas 30 personas marcharon ante la Casa Azul, la sede oficial de la presidencia, exigiendo que el gobierno vetara de inmediato a los turistas chinos.
"La xenofobia incondicional contra los chinos está creciendo'' en Corea del Sur, indicó el periódico JoongAng Ilbo en un editorial el jueves. "Las enfermedades infecciosas son una cuestión de ciencia, no un asunto que se pueda resolver con una reacción emocional", escribió.
Después de que se supiera que un alumno de la Universidad Estatal de Arizona tenía el virus, Ari Deng, que es estadounidense, estaba sentada en una mesa de estudio en el campus de Tempe, Arizona, cerca de otros estudiantes. Deng era la única asiática y percibió que los otros alumnos empezaron a murmurar. "Se pusieron muy tensos, rápidamente cogieron sus cosas y se marcharon a la vez", contó.
También recordó que en una clase, un estudiante no asiático dijo: "No es por ser racista, pero hay muchos estudiantes internacionales que viven en mi edificio de apartamentos. Hago todo lo que puedo por mantener la distancia, pero creo que es una buena precaución que todos nos lavemos las manos". "Duele, pero no dejo que me ocupe espacio mental ni pese sobre mi conciencia", consideró Deng.
Por su parte, el centro de servicios médicos de Berkeley borró una publicación en Instagram que decía que "el miedo a interactuar con personas de Asia y la culpa por esos sentimientos" eran una reacción normal al brote.
"No importa cuánto tiempo pasemos en este país, a veces somos percibidos casi de inmediato como extranjeros", dijo Gregg Orton, director nacional del Consejo Nacional de Estadounidenses de Asia Pacífico. "Es una realidad bastante frustrante para muchos de nosotros".
En Hong Kong, que lleva meses de protestas contra la influencia de Beijing, la directora general del gobierno hongkonés, Carrie Lam, suspendió los servicios de transbordadores y trenes de alta velocidad a la china continental y redujo los vuelos entre Hong Kong y ciudades chinas.
Tenno Ramen, un restaurante de pastas japoneses en Hong Kong, se negaba a servir a clientes de China continental. "Queremos vivir más. Queremos proteger las costumbres locales. Por favor, discúlpennos", indicó el restaurante en Facebook.
En Francia se compartió un hashtag en Twitter que expresaba #JeNeSuisPasUnVirus (Yo no soy un virus) que incluyó testimonios de personas contra los chinos.
"Es un virus que viene de una región en China. Podría haber llegado del Norte de África, Europa o cualquier lugar", defendió Soc Lam, asesor legal de grupos de la comunidad china en París. "La gente no debe considerar que solo porque somos asiáticos es más probable que contagiemos el virus", expresó.
Muchos japoneses pidieron que se prohíba la entrada a viajeros chinos por el temor de que acudan a Japón para buscar tratamiento relacionado con el virus. Una tienda de golosinas en Hakone, una zona de aguas termales al oeste de Tokio prohibió la entrada de personas chinas, mientras que la cadena de restaurantes Menya Hareruya en Sapporo, en la isla norteña de Hokkaido, colocó un cartel que determinaba "entrada prohibida a turistas chinos".
La semana pasada, cientos de residentes en la ciudad turística indonesia de Bukittinggi marcharon hacia el hotel Novotel, donde había alojados unos 170 turistas chinos, para protestar por su entrada en el país. Cortaron carreteras cerca del hotel para impedir que los turistas, que habían llegado el día anterior, salieran del establecimiento. Las autoridades locales decidieron enviar a los visitantes de vuelta a China más tarde ese día.
En Filipinas, el alcalde y expolicía Abner Afuang dijo que quemó una bandera china ante el Club Nacional de Prensa en Manila para protestar por los problemas causados por China en Filipinas y otros países del sureste asiático, como el virus y las reclamaciones de Beijing sobre islas en disputa en el Mar de la China Meridional.
El rol de los medios
Otro de los puntos donde se expresaron fuertes críticas a la comunidad china sucedió en las páginas de los diarios. En Francia, que tiene una creciente comunidad asiática, un periódico regional publicó un titulo en el que advirtió una "Alerta amarilla", por el que luego debió disculparse, mientras que un periódico danés, el Jyllands-Posten, publicó una caricatura que sustituía las estrellas amarillas de la bandera china con representaciones del virus. La embajada china en Copenhague describió la imagen como "un insulto a China" y exigió una disculpa al diario.
La revista alemana Der Spiegel, por su parte, tituló "Hecho en China" junto a una foto de una persona equipada con ropa de protección. El Herald Sun de Melbourne colocó un título que decía "pandamonio del virus chino", un juego de palabras entre el concepto de pandemonio y los pandas, animales nativos de China. El otro titular, que apareció el mismo día en el Daily Telegraph de Sydney, decía "Chicos de China, quédense en casa".
Agencia AP
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