La grandeza del país, un debate que interpela como nunca a la gente
La mayoría reconoce que las cosas todavía están bien, pero hay un creciente malestar
WASHINGTON.- Si hay algo en lo que todos los norteamericanos están de acuerdo es en que la política actual les da asco.
Miran hacia a Washington y ven un gobierno federal quebrado, un lugar donde los políticos se muestran más interesados en la autopreservación que en el "nosotros, el pueblo".
A pesar del malestar, no obstante, dicen que siguen creyendo en la experiencia democrática, sustentada en un modelo según el cual el gobierno debe proteger los derechos de la gente a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Hay valores fundamentales que añoran, aunque cuesta definirlos y parecen distantes.
Donald Trump dice que hará "que Estados Unidos vuelva a ser un gran país". Hillary Clinton responde que el país "nunca dejó de ser grande". Pero ¿qué quiere decir todo eso?
Una serie de entrevistas realizadas a varios norteamericanos sirve para darse una idea de lo que piensan sobre la grandeza del país luego de ocho años de Barack Obama en la presidencia. Las respuestas variaron ampliamente, aunque quedó claro que la gente piensa que, comparado con otras naciones, el país marcha bien, tal vez muy bien., pero que hay mucho por hacer.
"Sí, Estados Unidos es un gran país, que podría ser mucho mejor si los políticos no se peleasen entre ellos todo el tiempo", afirmó Rodney Kimball, vendedor de cocinas de 74 años de West Bethel, Maine.
El país está dividido y hay una enorme desconfianza en los políticos y en el gobierno. Una encuesta reciente de la AP y el Centro NORC indicó que apenas el 13% se siente orgulloso de las elecciones de 2016.
Si bien para muchos el país sigue siendo una tierra de mares brillantes, cielos amplios y montañas majestuosas, mucha gente expresa un profundo desencanto e incertidumbre.
"Creo que el concepto del país es uno de los ideales más hermosos jamás vistos. Que el ingenio norteamericano y sus oportunidades han producido algunas de las tecnologías y las innovaciones más increíbles -manifestó Allene Swanson, de 22 años, de Chicago-. Al mismo tiempo, cuando miro alrededor de mí, veo un país que parece estar desmoronándose. Veo gente hambrienta y quebrada, a la que le cuesta salir a flote."
Para gente como Craig House, de 32 años, el éxito parece siempre algo fuera de su alcance. Vive en un barrio pobre de Saint Louis con su abuela, en una zona de edificios quemados y escuelas abandonadas.
"Estados Unidos siempre fue un gran país, aunque no para mí ni para mucha gente. Para nosotros es el peor -sostuvo House-. Viene gente de todas partes del mundo. Los árabes son dueños de esto y de aquello. Los negros no son dueños de nada."
El guitarrista John Moore, de 74 años, de Nueva Orleans, recuerda con cariño la década de 1960, cuando los negros como él veían el fin de la segregación racial, las mujeres lograban la igualdad y los políticos luchaban contra la pobreza. "Ésos fueron los mejores años -dice Moore mientras se le humedecen los ojos en la sala de estar de su casa-. Y luego todo se vino abajo delante de mis propios ojos, cuando asesinaron a nuestros líderes. Robert Kennedy. John Kennedy. Martin Luther King. Malcom X. Todos nuestros líderes. Ahí se acabó la esperanza. Ya no tuvimos más esperanza."
La esperanza volvió, para algunos, en 2008, cuando la elección de Obama pareció demostrar que cualquiera podía conseguir lo que se propusiese. Los años que siguieron, no obstante, fueron más inquietantes que edificantes para algunos. Hoy, algunos esperan más del gobierno, otros quieren que intervenga lo menos posible.
"Espero una menor presencia del gobierno, menos regulación", dijo Russ Madson, de 45 años, trabajador metalúrgico en busca de mejores oportunidades en Birmingham, Alabama. "Nuestro país fue construido por gente como los Rockefeller, Edison, Henry Ford... todos pioneros. Hoy no podrían hacer lo que hicieron por las regulaciones."
Otros esperan más del gobierno. El agricultor Mike Poling, de Delphos, Ohio, quiere un buen gobierno, buenos líderes, "y nada menos que eso".
"Lo que hace de Estados Unidos un gran país es su gente. Nuestros antepasados tuvieron la visión de escribir una Constitución que sentó las bases que sirvieron como guía durante 200 años", agregó.
La grandeza del país, sin embargo, no se limita a unas palabras escritas en un papel desgastado. Kimberly Jung, de 29 años, veterana de la guerra de Afganistán e hija de inmigrantes de Hong Kong, dice que cada persona tiene un desafío más profundo. "La grandeza [del país] es una responsabilidad. Es un estado mental en el que sabes cuál es tu poder o cuáles son los recursos que tienes disponibles, pero también una debilidad. Y tú aprovechas todo eso, trabajas en grupo, formas y equipo y haces grandes cosas", manifestó Jung.
Voten por Trump, Clinton o algún otro candidato, los estadounidenses opinan que el estado del país no es el mejor. Amal Kassir, una estudiante universitaria de 20 años, dice que su futuro depende de que Estados Unidos mejore como país, pues su destino está ligado al de LA NACION.
Kassir nació en Denver, hija de padre sirio y madre estadounidense. Escribe poesía y trabaja en el restaurante de comida de Medio Oriente de su familia. Dice que Estados Unidos es un gran país, que le ofrece muchas oportunidades. "El que pueda llegar a hacer grandes cosas está ligado al hecho de que me encuentro aquí", expresó.
Ryan, con un plan distinto al de Trump
- El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, anunció ayer un plan de seguridad nacional que incluye propuestas migratorias alejadas de las polémicas iniciativas del candidato presidencial de su partido, Donald Trump, que propuso vetar la entrada de musulmanes al país, construir un muro en la frontera con México y expulsar a los indocumentados.
- "No puedes prohibir a un grupo entero entrar en el país, pero puedes mejorar los controles", señaló Ryan. "Somos un país de inmigrantes, pero no podemos manchar esa herencia al permitir que malos actores exploten el sistema para beneficios personales o para actividades criminales. Es hora de hacer cumplir las leyes de inmigración", añadió en el plan, que incluye 67 recomendaciones.
Jay Reeves y Robin McDowell
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